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Barcelona
Jueves, 4 de marzo 2021, 13:36
En plena negociación para el futuro Gobierno catalán, los empresarios lanzaron este jueves un mensaje contundente para exigir que se ponga fin a la violencia en las calles de Barcelona y dieron un toque de atención al futuro Govern para que centre todas sus prioridades ... en la recuperación económica y no en el 'procés'.
Por primera vez en mucho tiempo, la casi totalidad del tejido empresarial catalán compareció unido en un acto reivindicativo y abandonó el perfil bajo de los últimos años. «No somos un contrapoder, somos el poder», avisaron. No les faltaba razón. Representan, según dijeron, al 90% del PIB catalán. Al empresariado catalán le ha costado mucho tiempo poner el grito en el cielo porque la división social surgida del 'procés' se instaló también en el mundo económico, y cada entidad guardaba lealtad al bloque por el que sentía más afinidad.
El acto de este jueves, en cambio, marcó un giro. Algunas entidades encuadradas en el independentismo, como la Cámara de Comercio de Barcelona o Femcat, acudieron a la llamada del presidente de la patronal Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, antiguo dirigente de CiU, para decir «basta» a la violencia en las calles, para que se acabe la parálisis institucional y que el nuevo Govern abandone la estrategia de «confrontación» de estos últimos años con los ejecutivos independentistas.
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Se reunieron unas 300 entidades, como Foment, Pimec, Cercle de Economía, Confecat, Femcat, el Gremio de Restauración, Turismo de Barcelona y algunos de los pesos pesados del mundo empresarial catalán, como el presidente de CaixaBank, Jordi Gual; el consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola; el presidente de Agbar, Ángel Simón; el presidente de Planeta, Josep Creuheras; o el presidente del grupo Godó, Javier Godó.
Mensaje de autoafirmación empresarial y de presión al futuro presidente de la Generalitat, al que piden que forme gobierno cuanto antes, que sea fuerte, estable, cohesionado, que abogue por la lealtad institucional y que base su acción de gobierno en la economía y en aprobar unos presupuestos que tengan sensibilidad económica y empresarial. El mundo de la empresa no dice qué pactos tienen que darse, pero sí da a entender que no le gusta un tripartito entre ERC, Junts y la CUP.
La presión para Pere Aragonès va en aumento, cuando apenas queda una semana para que se constituya el nuevo Parlamento y se escoja el presidente de la Cámara y la nueva Mesa. La primera votación de investidura tiene como plazo límite hasta el 26 de marzo, pero ERC quiere dejar la negociación lista para la semana que viene, coincidiendo con la elección del presidente del Parlament, que ya dará pistas de qué orientación quieren dar a la legislatura las fuerzas secesionistas.
Los empresarios dijeron «basta» a la política de bloques y reclamaron un «pacto de país» que sea «transversal». Justo lo contrario de lo que negocian los socios de Aragonès. Mientras los empresarios salían en defensa cerrada con los Mossos, JxCat y CUP discutían este jueves una moratoria en el uso de balas de foam y un cambio en el modelo policial. Y mientras el mundo económico decía basta a la confrontación, la dos formaciones secesionistas coincidían en que la hoja de ruta del próximo gobierno debe pasar por «lograr la autodeterminación y la independencia en el próximo mandato».
La presencia de los anticapitalistas en el Ejecutivo autonómico o que el Govern dependa de nuevo de los votos de la formación de la izquierda radical secesionista espanta al mundo del dinero, que echa la vista para atrás y no quiere que se repitan los años convulsos del 'procés'. Los empresarios creen que lo que toca ahora es cerrar filas con los Mossos, afrontar la recuperación y sobre todo que Barcelona no se convierta en la «capital del fuego» de los antisistema. «El Govern y el Ayuntamiento de Barcelona deben ejercer su autoridad democrática y sus responsabilidades sin complejos», «a fin de recuperar la convivencia y la paz en nuestras calles», según el manifiesto leído durante el acto.
Las imágenes de las calles en llamas han puesto en alerta al mundo empresarial ante el temor de que los inversores prefieran destinos más tranquilos. El Gobierno anunció este jueves, no obstante, un acuerdo con Seat e Iberdrola para levantar una planta de baterías eléctricas en Martorell. El Rey y el presidente del Gobierno visitan este viernes la planta de Seat y reafirmarán el compromiso del Estado por modernizar el sector industrial de uno de los motores económicos de España.
El independentismo, eso sí, prepara un nuevo recibimiento hostil al jefe del Estado y al presidente del Gobierno.
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