Las elecciones catalanas del 14-F se convierten en un mercado de fichajes

El partido más activo en este sentido ha sido el PP, que ya ha anunciado dos incorporaciones y no descarta nuevas. Los populares han ampliado su abanico electoral, lanzando un guiño al votante de Ciudadanos con la designación como número 2 por Barcelona de Lorena Roldán, que ganó las primarias de la formación naranja para ser la candidata a la presidencia de la Generalitat. Su enfrentamiento con Inés Arrimadas provocó que el presidenciable acabara siendo Carlos Carrizosa. El PP trata de abrirse además a un sector moderado del catalanismo con la llegada de Eva Parera, exdiputada de CiU y hasta ahora mano derecha de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona. Quizá el flanco que tiene menos cubierto el PP catalán es a su derecha más extrema, donde Vox puede llevarse una buena cantidad de votos e irrumpir en el Parlament con media docena de diputados.

Si Roldán ha sido el fichaje más sonado, Ciudadanos de momento no ha contraatacado. Carrizosa afirmó este miércoles que no descarta anunciar alguna cara nueva, aunque la idea es «tirar de cantera». Quien también lo hace, pero por motivos distintos son los comunes y ERC. Los socialistas, en vez de fichar a su jefe de filas, lo que han hecho es recuperar a un jugador propio que juega en otra liga: Salvador Illa cesará como ministro de Sanidad para encabezar las listas del PSC cuando comience la campaña. Los socialistas han incorporado además a una exdiputada de los comunes y a un dirigente de Cs en Tarragona. Dos caladeros donde quieren crecer.

ERC, en cambio, no se ha movido en el mercado de invierno. La formación republicana ya ha dado un cambio ideológico de calado, aparcando la vía unilateral, como para abrir un frente interno con los dirigentes de base, incorporando perfiles externos al partido. El único fichaje lo ha hecho procedente de las filas del PSC, el diputado Carles Castillo, que irá como número 4 por Tarragona. Esquerra habla de ampliar la base, pero en cambio en esta ocasión no ha buscado pactos con pequeñas formaciones independentistas. Los dos partidos que estaban en la órbita republicana, Moviment d'Esquerras (antiguos socialistas) y Demòcrates (escisión independentista de Unió) se han sumado a la candidatura de Carles Puigdemont en Junts.

JxCat arrancó la precampaña lanzando la mayor OPA hostil del panorama catalán, pues absorbió buena parte de los dirigentes del PDeCAT. Casi todos, menos Artur Mas, Àngels Chacón y Joana Ortega. La formación del expresidente, ahora huido en Bruselas, es la más heterogénea, pues hay dirigentes de derechas, como los de Demòcrates, o de izquierdas, en el caso de MES. Puigdemont siempre ha suspirado por una lista conjunta del independentismo, en la que tuvieran cabida todas las sensibilidades. ERC y la CUP rechazan esta unidad y el expresidente se tiene que conformar con el fichaje de pequeñas formaciones que le dan un aroma transversal a sus listas. Entre JxCat y ERC se diputan medio millón de votos que están aún indecisos. Las fronteras entre una y otra formación son cada vez más difusas. Con la dificultad añadida, para las dos mayores formaciones independentistas, de que en los comicios habrá hasta una docena de candidaturas secesionistas en liza.

La CUP siempre había tirado de cantera, incluso presumía de que la tenía muy buena porque no dejaba repetir a un candidato más de una legislatura. Pero en esta ocasión ha buscado fuera y ha fichado a Dolors Sabater, exalcaldesa de Badalona por la coalición Guanyem Badalona.