Pedro Sánchez, en la rueda de prensa. Afp

Sánchez se viste de moderado y endosa a la derecha la culpa de la polarización política

El presidente del Gobierno, que este viernes dará a conocer al nuevo ministro de Economía, pasa de puntillas sobre sus pactos con el secesionismo en balance de fin de año

Miércoles, 27 de diciembre 2023, 12:04

Pedro Sánchez eligió ofrecer su balance de fin de año el mismo día en el que el Consejo de Ministros aprobó la prórroga parcial del 'escudo social' por un motivo: deseaba poner el foco en la gestión del Gobierno, esencialmente en sus políticas económicas y ... sociales, y desviarlo de los polémicos pactos alcanzados con el independentismo para su investidura, donde ha estado situado prácticamente desde las elecciones del 23 de julio.El jefe del Ejecutivo convirtió así en poco más que mero apunte a pie de página la decisión de conceder a los encausados del 'procés' una amnistía que siempre había rechazado por inconstitucional y circunscribió las críticas de la oposición a la «frustración» por no haber logrado gobernar.

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Sánchez lleva ya semanas inmerso en una estrategia para restañar el daño que hayan podido provocar en su imagen pasos como el de negociar en Ginebra con Carles Puigdemont, aún prófugo de la Justicia, o entregar el Ayuntamiento de Pamplona a Bildu. Y en su última comparecencia del año volvió a hacerlo presentándose como un gobernante moderado dispuesto a entenderse en cuestiones de Estado con la misma derecha a la que sigue diciendo que había que frenar por todos los medios a su alcance, incluida la amnistía. «Si mil veces dice el PP que no, mil y una nosotros tenderemos la mano», dijo en relación a las negociaciones para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que el pasado viernes acordó retomar con Feijóo, bajo la atípica mediación de la Comisión Europea.

El presidente del Gobierno llegó a insistir en su tesis de que en España existe una «polarización asimétrica» de la que él y su partido son las víctimas. «Aquí hay gente que insulta y gente que somos insultados; partidos asediados y fuerzas políticas que instan al asedio de esas otras fuerzas. Y saben cuál es mi compromiso: que no vamos a entrar en estas descalifiacions ni a responder a la bronca con más bronca ni al ruido con más ruido y vamos a hacer del respeto y la urbanidad nuestra forma de hacer política».

En contra de lo que suele ser habitual, el líder de la oposición no dio réplica ayer desde la sede del PP al balance de Sánchez. Alberto Núñez Feijóo delegó la tarea en la vicesecretaria territorial del partido, Carmen Fúnez. Eso brindó el protagonismo a la intervención que al mismo tiempo que Sánchez realizaba en la Real Casa de Correos la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y que vino de perlas al presidente. «El balance político del año 2023 se resume en que un Gobierno de ultraizquierda ha tomado el poder para liquidar la Constitución», dijo para abrir boca.

A Ayuso se había referido, precisamente, de forma indirecta Sánchez para tildar de «deleznable» la campaña del 'me gusta la fruta' con el que la presidenta madrileña hizo viral el 'hijo de puta' que musitó desde la tribuna de invitados del Congreso contra el presidente del Gobierno el día de su investidura. «Debería ser reprochable, cuando no condenable», dijo.

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La dirigente popular no se retractó entonces ni lo hizo ayer, cuando tras acusar al jefe del Ejecutivo de «comunista» negó que su actitud contribuya a generar crispación. «Si decir la verdad contribuye a ello, tenemos un problema. El radical es el que pega tiros, no quien lo denuncia. Y si se va de la mano de comunistas para arruinarnos (...) o el PSOE ahora intenta fagocitar a Sumar para mantenerse en Moncloa; si ha decidido ser más comunista que los propios de Sumar, se dice», esgrimió.

El presidente del Gobierno, mientras, defendió que con su investidura se abrió paso la «voluntad mayoritaria de la ciudadanía» que el 23 de julio dijo «no a la derogación de avances sociales, a la pérdida de derechos y libertades, a la confrontación y sí a la igualdad, a la libertad, al diálogo y la concordia y al entendimiento entre diferentes en una sociedad orgullosa de su pluralidad».

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También dejó claro que, lejos de entender como un aldabonazo las palabras pronunciadas por el Rey en su discurso de Nochebuena –palabras tachadas por sus socios de «decepcionantes», «alejadas de Euskadi y Cataluña», «fuera de la realidad», «del pasado» o «reaccionarias»– él se sintió «representado» en ellas. Y, respecto a otro discurso navideño, el del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que se refirió a 2024 como el año en que se negociará el referéndum, marcó distancias y señaló la consulta como el auténtico tabú en su relación con el independentismo. «Nada nuevo bajo el sol».

El presidente aprovechó además la ocasión para desvelar que este viernes se producirá por fin el relevo de Nadia Calviño tras su designación como presidenta del Banco Europeo de Inversiones, cargo del que tomará posesión el 1 de enero. Todo apunta a una crisis mínima, dado que el nuevo Consejo de Ministros se conformó hace apenas un mes. Algunas fuentes gubernamentales apuntan a que el presidente fichará a un economista de fuera del Gobierno para asumir el departamento ministerial y entre los socialistas se especula con que la ministra de Hacienda y vicepresidenta cuarta, María Jesús Montero, asuma la vicepresidencia primera. Pero Sánchez se mostró misterioso. «Conocerán a los protagonistas el próximo viernes», se limitó a decir.

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