Ferraz avisa a Díaz de que Espadas es ya líder en Andalucía

El PSOE celebra su congreso federal el próximo octubre y, a continuación, hasta diciembre, está previsto que tengan lugar los regionales. Ábalos dio a entender que, en ese contexto, tampoco tendría demasiado sentido forzar bruscamente una salida, la de Díaz, que Pedro Sánchez desea y que sus colaboradores creen que se acabará produciendo. «No tenemos prisa», adujo. Sin embargo, hay entre los afines al jefe de Ejecutivo quien advierte de que es mejor no dejar a la expresidenta de la Junta de Andalucía ningún resquicio para tratar de rearmarse.

Díaz aseguró el domingo que no tiene intención de presentarse a la reelección, pero algunos de quienes, tras los comicios de Madrid, aceleraron la celebración de estas primarias con el argumento de que se corría el riesgo de un adelanto electoral que pillara al PSOE sin candidato sostienen ahora que si Juanma Moreno llama a las urnas antes del congreso y Espadas no gana, ella tratará de atrincherarse en la secretaría general.

La presión no es nueva. Cuando Díaz perdió el Gobierno, en 2018, ya se discutió en la cúpula socialista la posibilidad de intentar defenestrarla con premura. Finalmente, sin embargo, se impuso la teoría del «fruto maduro». «Ya caerá», dijeron. En estos años, Sánchez ha intentado en varias ocasiones sin éxito una marcha pactada y durante mucho tiempo apostó por dejarla estar ante la evidencia de que ya no podía hacerle mucho daño –tras la derrota en las primarias de 2017, Díaz adoptó una actitud más bien sumisa– y movido por el deseo de no volver a agitar el patio con batallas internas. Desde Andalucía, no obstante, recibía constantes mensajes para que no desperdiciara la ocasión de apartarla definitivamente del cargo. Y en torno a diciembre, dio el visto bueno para la ofensiva que acabó encarnando el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

Ahora, vuelve el debate. En Ferraz se respira un enorme alivio ante la victoria contundente de su candidato oficioso. Un fracaso, después del revolcón electoral del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid y en plena controversia por la decisión de Sánchez de conceder los indultos a los condenados por el 'procés', habría supuesto un golpe importante que, por primera vez, podría haber afectado a su hiperliderazgo y habría sido utilizado en su contra por la oposición.

Espadas ganó y ganó, además, de manera holgada, con un 55% de los votos frente al 38,7% de Díaz, algo que pocos se atrevían a dar por sentado antes de este domingo. Pero la sevillana, que sí aseguró estar a disposición del ganador, no hizo el más mínimo amago de dimitir. Y eso escama tanto a sus más viejos detractores como a excolaboradores ahora en el bando contrario.

Sánchez, en Bruselas por la cumbre de la OTAN, no presidió este lunes la reunión de la ejecutiva federal, de manera que lo allí decidido tiene, a juicio de algunos dirigentes, aún un carácter provisional. Sin embargo, fuentes de la dirección del partido recuerdan que el margen que ofrecen los estatutos para poner una gestora es, estrecho y obligaría a movimientos drásticos como una revocación por parte de la militancia o dimisiones masivas en la ejecutiva. Por eso, lo ideal para Ferraz sería que Díaz dimitiera.

Los próximos días serán cruciales porque el también regidor sevillano ya apuntó ayer que desea una reorganización de «equipos» en el grupo parlamentario, al que él no pertenece. Los de Díaz piden integración, pero Ábalos dejó claro lo que espera Ferraz es que todo el partido acate las decisiones de Espadas