No se encontró este martes Esperanza Aguirre al PP de Pablo Casado de espaldas. Por incómodo que resultara el asunto y por mucho que la dirección del partido intentara sortear la citación de la expresidenta madrileña y de Cristina Cifuentes en el caso Púnica, ... lo cierto es que se cerraron filas mientras la instrucción esté en marcha y no haya sentencia condenatoria. La más explícita, Cayetana Álvarez de Toledo, puso el acento en la «inocencia» de quien sólo está investigada y censuró a «algunos» medios de comunicación sus «conclusiones lapidarias».
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La portavoz parlamentaria del PP llegó a la sede nacional del partido dispuesta a defender la integridad de Aguirre –se centró en ella– mientras un proceso judicial no demuestre lo contrario. De momento, insistió en que sobre la mesa hay indicios «provisionales» que aún deben ser contrastados. Y ni la Audiencia Nacional se libró del reproche de Álvarez de Toledo por permitir, sugirió, que el auto llegara a la prensa antes que a las afectadas: «El juez García Castellón, que se preocupa y ha mostrado un gran interés por la moralidad de nuestra vida pública, y se lo agradecemos, también supongo que estará preocupado por la conducta dentro de las instituciones de justicia».
Más allá de los mensajes a medios y judicatura, no era la suya este martes una opinión aislada. De hecho, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, compareció con un listado de cien cargos que, según sus palabras, fueron citados a declarar, aunque finalmente sus causas quedaran archivadas. Apenas se movió de ahí: «A mí me gusta opinar siempre al final del proceso».
Casado reunía por primera vez a su comité de dirección tras la remodelación de julio y, una y otra vez, intentaron los populares que la agenda del día se centrara en las cifras de desempleo, en la responsabilidad de Pedro Sánchez en el bloqueo político y los pagos pendientes a las comunidades. A esos asuntos recurrieron incluso cuando las preguntas versaban sobre Púnica.
24 horas antes, fuentes del partido marcaron distancias con un pasado lastrado por los escándalos. Incluso este martes hubo quien en privado ubicó los casos en un tiempo en el que la actual dirección no estaba al mando. Pero en público apenas Andrea Levy retomó ese discurso: «Yo las manos en el fuego no las pongo por nadie». Mientras tanto, el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, pidió paciencia: «No creo yo que estas personas se hayan llevado un euro a su casa».
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