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En 2013, primero la reina Beatriz de los Países Bajos y después Alberto de los belgas, abdicaron de la Corona. «Majestad, ¿se ha planteado ceder el testigo al príncipe Felipe?», se le preguntó a don Juan Carlos. No echó balones fuera ni dio largas, simplemente respondió que no estaba en sus planes. Pero lo estaba.
El anuncio se hizo el 2 de junio de 2014, pero la decisión la tomó a principios de enero y se la comunicó a su hijo a finales de ese mes. El 18 de junio abdicó de la Corona y, desde entonces, no llegó a encontrársele encaje dentro de la Familia Real, de la que sigue siendo miembro, aunque ya no activo. Porque también un 2 de junio, cinco años después, anunció su deseo de retirarse de la vida pública. Luego vinieron los escándalos de sus negocios y cuentas en el extranjero, la ruptura de Felipe VI con su padre, el exilio voluntario a Abu Dabi, sus primeros viajes a España…
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anuncia que el rey Juan Carlos le ha trasladado su deseo de abdicar de la Corona. Se pone en marcha el mecanismo institucional para la elaboración y aprobación de una ley de abdicaciones.
El rey Juan Carlos sanciona, en un acto en el Palacio Real, con presencia de su familia y máximas autoridades del Estado, su última ley de 39 años de reinado: la de su abdicación. Al día siguiente, ante las Cortes, Felipe VI es proclamado Rey de España, en una sesión solemne a la que no acude el ya emérito. Sí estuvieron la reina Sofía y la infanta Elena.
Don Juan Carlos participa en su primer acto público tras la abdicación, en Granada. Preside el partido España-Irán de la fase de la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA 2014. Desde que dejó la jefatura del Estado y hasta que se retiró de la vida pública en junio de 2019, el emérito participó en 119 actos.
La Casa Real anuncia que el rey Juan Carlos traslada su despacho desde Zarzuela al Palacio Real, para no interferir en el día a día de las funciones institucionales de Felipe VI. El emérito mantiene agenda propia y reuniones periódicas.
El Tribunal Supremo admite una demanda de paternidad contra don Juan Carlos de la ciudadana belga Ingrid Sartiau. Dos meses después la causa fue desestimada, lo que evitó que el emérito, ya no inviolable y aforado en su condición de exjefe de Estado, tuviera que declarar en el Supremo.
El rey Juan Carlos recibe una cerrada y larga ovación en el Congreso de los Diputados, en el acto institucional con motivo del 40 aniversario de la Constitución. Se saca así la espina clavada de no haber sido invitado a los actos del 40 aniversario de la Constitución de las Cortes. «Han llevado hasta a las nietas de La Pasionaria», se quejó entonces a su círculo de amigos.
Don Juan Carlos, a través de una carta, comunica a su hijo su deseo de retirarse de la vida institucional y pública el 2 de junio, cuando se cumplen cinco años desde el anuncio de la abdicación de la Corona. Zarzuela nunca había llegado a encontrarle un encaje al emérito en las actividades de la Familia Real.
Los reyes Felipe y Letizia, así como los reyes Juan Carlos y Sofía, asisten a El Escorial al funeral en memoria de la infanta Pilar, hermana mayor del emérito, donde Felipe VI coincide por primera vez con la infanta Cristina, a quien había despojado del título de duquesa de Palma en junio de 2015. Es el último acto público en el que se ven padre e hijo antes de estallar el escándalo financiero.
En un duro comunicado al día siguiente de que España declarara el estado de alarma por el coronavirus, Felipe VI anunció que renuncia a la herencia que en su día pudiera corresponderle de don Juan Carlos, a quien a su vez retiró la asignación real. Fue la respuesta de Zarzuela a las primeras informaciones de los negocios y cuentas del emérito en el extranjero.
El rey Juan Carlos comunica por carta a su hijo su «meditada decisión» de fijar su residencia en el extranjero ante la «repercusión pública» de las noticias sobre sus cuentas en paraísos fiscales y «para contribuir» a que el jefe del Estado pueda desarrollar su función «desde la tranquilidad y el sosiego» que el cargo requiere. Dos días después se supo que el destino elegido había sido Abu Dabi.
La Fiscalía del Tribunal Supremo archiva las tres diligencias de investigación que tenía abiertas contra don Juan Carlos, sin presentar querella contra él. De esta forma, se cierran todas las causas que el rey emérito tenía pendientes en España.
El rey Juan Carlos, una vez libre de cargos, le remite una carta a Felipe VI en la que le expresa que le parece «oportuno considerar» su regreso «aunque no de forma inmediata» y de viajar con frecuencia a España, si bien le asegura que desea mantener su residencia en Abu Dabi «de forma permanente y estable».
El rey emérito realiza su primer viaje a España tras su exilio voluntario en Abu Dabi. Lo hace a Sanxenxo, en medio de una gran expectación. «¿Disculpas? ¿De qué?», llega a decir ante las cámaras don Juan Carlos tras ser preguntado sobre si debería pedir disculpas, como le exigía una parte del Gobierno, por sus asuntos financieros. Ese viaje concluye con un encuentro privado en Zarzuela con Felipe VI, en el que le insta a comportarse de una forma más discreta. El rey Juan Carlos ha venido a España en otras diez ocasiones y ya no oculta que su deseo es llegar a fijar su residencia en el país en el que reinó 39 años.
Felipe VI y don Juan Carlos se reencuentran en público en el funeral por Isabel II, en Londres. Desde entonces han vuelto a coincidir en otros funerales y encuentros familiares.
Padre e hijo escenifican su reconciliación en la misa en recuerdo al rey Constantino de Grecia, en Windsor. El rey Felipe ofrece su brazo al emérito para acompañarle desde el templo al coche. Su último encuentro se produjo en el aeropuerto de Vitoria, el 14 de mayo, donde coincidieron sus vuelos: el de don Felipe para acudir a San Sebastián al acto por el centenario de Eduardo Chilliada y el del emérito, para acudir a una cita médica previa a una nueva visita a Sanxenxo para regatear.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
Sara I. Belled y Clara Alba
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