La decisión del Gobierno -comunicada por su titular de Exteriores, José Manuel Albares, al término del Consejo de Ministros este martes- de retirar a la embajadora española en Argentina, María Jesús Alonso, marca un hito en las relaciones entre ambos países por el desgarro que representa entre dos naciones enlazadas por la historia común y porque nunca antes y con nadie el Ejecutivo había adoptado una medida tan drástica. Que los Gabinetes de Pedro Sánchez y Javier Milei iban a tener dificultades para mantener una mínima complicidad resultaba evidente a la luz de los programas ideológicos y políticos de ambos mandatarios.
Pero nada indicaba que la sangre fuera a llegar al río de una ruptura que compromete unas relaciones hasta ahora de hermandad de la que pesan, y mucho, los intereses económicos -España se juega 18.000 millones en el Estado sudamericano en esta crisis- y que irrumpe con estrépito en la campaña de las europeas que se inicia en la madrugada de este próximo viernes. Una campaña tironeada, al hilo de las expresiones ofensivas vertidas por Milei en la convención anual de Vox, por los socialistas, de un lado, y la derecha radical, por otro, con el PP intentando zafarse de la presión de unos y otros.
Estos son los hitos de un enfrentamiento sin precedentes que comienza a larvarse con la llegada del dirigente argentino al poder y que ha reventado en puertas de los comicios europeos del 9-J con la política española convulsionada, entre otras cosas, por la causa judicial abierta sobre las actividades profesionales de la mujer de Sánchez, Begoña Gómez.
La eclosión en el panorama internacional del jefe de filas del Partido Libertario, armado con su estrambótica motosierra, la consigna de '¡Viva la libertad, carajo!' y un ideario ultraliberal, fue respondida por Sánchez con un apoyo expreso al contrincante de aquel en la segunda vuelta de las elecciones argentinas, el peronista Sergio Massa. El propio presidente y secretario general del PSOE había grabado de cara a esos comicios un vídeo en el que apelaba a la victoria de Massa, un candidato por «la tolerancia y el diálogo» en su país «frente a la estridencia» de Javier Milei. Sánchez no felicitó, de hecho, a Milei por su triunfo en las urnas y el Ministerio de Exteriores se limitó a enviar un comunicado felicitando a la ciudadanía argentina por el proceso electoral.
La consecuencia del gélido recibimiento al nuevo mandatario sudamericano fue que ni el presidente español ni el ministro Albares, quien al día siguiente cerraba en Bruselas su último consejo bajo la presidencia por turno de la UE, acudieron a la toma de posesión del nuevo inquilino de la Casa Rosada el 10 de diciembre pasado en Buenos Aires. Ambos delegaron en un cargo de segundo nivel -Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el español en el mundo- el acompañamiento al rey Felipe VI, quien sí estuvo presente y se entrevistó tanto con Milei como con su predecesor, Alberto Fernández.
El líder de Vox, Santiago Abascal, presumió de su complicidad con el presidente recién elegido al frente de una destacada representación de Vox y junto a otros rostros internacionales de la extrema derecha como el húngaro Viktor Orban y el brasileño Jair Bolsonaro. El PP envió a la capital bonaerense a la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y a Cayetana Álvarez de Toledo, rescatada para una portavocía del partido y quien se fotografió con los líderes de la derecha tradicional, el expresidente Mauricio Macri y Patricia Bullrich, actual ministra de Seguridad de la Nación en el Gabinete de Milei. Un Milei al que habían avalado ante las elecciones el expresidente Mariano Rajoy y otros ocho antiguos mandatarios internacionales.
El primer conflicto diplomático alcanzó ya tal dimensión que dio la medida de hacia dónde caminaba la interlocución entre un Sánchez que ha hecho del «muro» contra la derecha y la ultraderecha la divisa de su mandato y el estrafalario ultraliberalismo de Milei. Fue el ministro español de Transportes, Óscar Puente, quien abrió la espita al atribuir, mordaz, la forma en que se conduce y pronuncia el mandatario latinoamericano con la ingesta de «sustancias» en un coloquio de su partido sobre comunicación y redes sociales. Puente se diría después arrepentido de haberse manifestado en esos términos si hubiera sido consciente de «la difusión» que iban a alcanzar, pero sin llegar a disculparse.
El Ejecutivo de Milei tardó apenas unas horas en salir al paso del agravio de Puente y lo hizo tirando por elevación. La nota oficial lanzada desde la Casa Rosada venía a obviar al ministro para cargar directamente contra Sánchez. Fue la primera vez que las autoridades argentinas aludieron a que el presidente español, quien salía de su retiro de cinco días tras el cual optó por continuar en el poder para combatir «la máquina del fango», tenía «problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa».
Y no solo eso: el comunicado urgía a que la justicia esclareciera «con celeridad semejante escándalo» que amenazaba supuestamente «la estabilidad» de España y, «por consiguiente, las relaciones con nuestro país». Al tiempo, el Gabinete de Milei acusaba a Sánchez de poner «en peligro» la unidad del Estado con sus pactos con los independentistas, a las mujeres por permitir la inmigración ilegal y a la clase media «con sus políticas socialistas que solo traen pobreza y muerte». El Ministerio de Exteriores contrarrestó esta nota con otra en la que subrayaba el nexo de hermandad entre ambos países. Argentina acabó entonces dando por zanjado el rifirrafe.
La primera visita de Javier Milei a España, realizado el fin de semana pasado, alimenta la excepcionalidad del momento: sin encuentro oficial ni con el jefe del Estado -el Rey- ni con el presidente Sánchez, el mandatario argentino viaja para participar en la convención anual de Voz, convertida en el lanzamiento de su campaña para el 9-J con la intervención de la plana mayor de la derecha radical internacional. Milei solo se reúne con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y, en una controvertida fotografía pública, también con un grupo referencial de directivos de grandes empresas españolas con intereses en su país.
Pero es en el macroacto del domingo en Vistalegre cuando el presidente latinoamericano, en el transcurso de un discurso de más de media hora que desgrana su pensamiento ultraliberal, equipara de nuevo socialismo a muerte y apunta directamente a Sánchez, que ha dado cobertura protocolaria y de seguridad a la visita. Milei tilda al inquilino de la Moncloa de «calaña de gente atornillada al poder» y llama a su esposa «corrupta», sin citarles por su nombre.
Las palabras de Milei, en vísperas de una campaña electoral planteada por el PSOE como dique de contención contra la derecha extrema y la «cobarde» en España y en Europa, llevan a Moncloa a convocar la misma tarde del domingo una comparecencia oficial sin preguntas del ministro de Asuntos Exteriores. Albares anuncia la llamada a consultas, sin día de regreso, a la embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso, e incluso amenaza con romper relaciones si el líder argentino no recula y pide excusas.
El Gobierno argentino dejó claro tras la reacción del Ejecutivo español a sus palabras que consideraba desmedida una iniciativa diplomática de tanto calado, como la llamada a consultas de la jefa de la legación en Buenos Aires, y que Milei no tenía intención de rectificar. Ya de vuelta a su país, el propio presidente incidió en una entrevista que es a él a quien se le deben las disculpas porque es «el agredido», volvió a dar por sentado que Begoña Gómez es «corrupta» pese a no estar imputada y acusó a Sánchez de confabular con el peronismo para intentar derrocarle.
Lo que nunca había ocurrido en la política del país termina por suceder. España retira de manera permanente a su embajadora, un paso que la diplomacia española no había protagonizado hasta ahora con ningún otro Estado y en medio de las críticas de la oposición, pero también de algunos de sus socios parlamentarios y de gobierno. Para Milei, el gesto constituye «un disparate».
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