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Hay una cierta sensación de frustración en las filas del PP cuando se cumplen dos meses de la investidura de Pedro Sánchez. Cargos del partido observan con estupor sus dificultades para marcar la agenda política desde la oposición, pese a que el Gobierno, recuerdan, afronta ... complicados equilibrios internos, no cuenta con una mayoría cómoda en el Congreso, se ha embarcado en un diálogo con la Generalitat de dudoso horizonte y, en los últimos días, ha trasladado una imagen de «descoordinación» que, en principio, debería poner fácil la labor de los populares. Y, sin embargo, en las filas conservadoras lamentan estar «enredados» en cuestiones domésticas o en apagar sus propios incendios.
Todo proyecto, asumen, necesita «rodaje». Pero no creen que pueda contextualizarse en esa reflexión lo ocurrido en las últimas dos semanas. La decisión de Pablo Casado de destituir a Alfonso Alonso como candidato del PP sumió a la formación en una crisis trascendente recién convocadas las elecciones en el País Vasco.
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Y, estos días, las críticas de la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, a La Sexta por «hacer negocio con la erosión de los valores de la democracia», y su desmarque de la manifestación del 8-M, que sí ha secundado la dirección nacional, han puesto en duda la unidad de acción en el partido. Ambas circunstancias, entienden las fuentes consultadas, denotan que «algo falla» de puertas para adentro. «No hay control», insisten. En el PP, algunos dirigentes no entienden la necesidad del final abrupto con Alonso ni que en vísperas del 8-M, con PSOE y Podemos pugnando entre ellos por la bandera de la igualdad, se pongan en evidencia las «contradicciones» en las filas populares sobre el feminismo.
En cuanto a Álvarez de Toledo, que cuenta con el aval de Casado, deducen que difícilmente asumirá la «disciplina de partido» cuando se «le ha dejado vía libre» para expresar su visión, incluso en el papel de portavoz parlamentaria, que es, en realidad, lo que genera conflicto. Y advierten a las más altas instancias de la formación de que esta manera de funcionar puede «romper» la estrategia de la cúpula en más de una ocasión.
Cese de Alonso. La destitución del candidato del PP en el País Vasco abrió una crisis a puertas de la precampaña.
Críticas a un medio. Álvarez de Toledo acusó a La Sexta de «hacer negocio con la erosión de los valores» democráticos.
Manifestación del 8-M. El desmarque de la portavoz en el Congreso puso de manifiesto la división interna.
Así fue, al menos, la semana pasada. Después de que Génova decidiera reorientar su estrategia respecto al 8-M y resolviera participar en las manifestaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer, Álvarez de Toledo marcó distancias y anunció que ella no acudiría. En el PP no ha sido sencillo tomar la decisión de salir a la calle en una jornada de reivindicación sin compartir la orientación del manifiesto del acto central de Madrid. Pero la rectificación respecto a 2019 supone un cambio de óptica y, también, no lo ocultan, una forma de alejarse de Vox. De ahí que en la dirección lamentaran la controversia con la portavoz, que desvía el foco de la tarea que tiene el partido por delante.
Sobre el conflicto con la dirección del PP vasco, cuadros del partido subrayan que el problema no está tanto en el «golpe de autoridad» después de que la tensión con Alonso terminara de estallar, sino en por qué se llegó a esa situación. Y sostienen que la negociación del secretario general, Teodoro García Egea, con Ciudadanos para armar una coalición electoral debió plantearse en «total coordinación» con la organización territorial. Algo que, consideran, sigue sin comprenderse en Génova.
En este escenario, fuentes populares llaman a diseñar cuanto antes una «estrategia clara a largo plazo» y un proyecto identificable. El partido, argumentan, tiene tiempo de engrasar sus estructuras y protocolos de actuación para que esa «máquina de oposición» que, aseguran, es el PP funcione y no deje espacios a Vox en la derecha. Más «actividad propositiva» y menos «reactiva». «Hay que llevar la iniciativa», resumen, y «tomar las riendas». De lo contrario, hay cargos que temen que la situación derive en un «problema serio de liderazgo» que comprometa al propio Casado.
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