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La titular de Justicia, Dolores Delgado, vive sus horas más bajas. Tres semanas después de ser reprobada por el Senado, la ministra ha sufrido este martes una nueva derrota parlamentaria. El pleno del Congreso ha aprobado una moción, impulsada por el PP, que ... exigía su dimisión o, en su caso, su cese «de forma inmediata» por sus «perversas amistades» con el comisario jubilado José Manuel Villarejo. La iniciativa de los populares ha salido adelante con los votos de Ciudadanos y la abstención de los partidos independentistas y Podemos, que considera que la ministra debería de «estar fuera» del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Los de Pablo Iglesias tienen claro que los vínculos de Delgado con Villarejo, que está en prisión provisional por los presuntos delitos de blanqueo de capitales y prevaricación, son «intolerables en la vida política».
En su intervención, el PP ha defendido que Delgado está «inhabilitada» para sentarse en el Consejo de Ministros después de que trascendiesen unas grabaciones en las que se le escucha en 2009 en una comida con Baltasar Garzón, su gran amigo, y Villarejo, y en las que tilda de «maricón» a su hoy compañero de gabinete, el juez Fernando Grande-Marlaska. En los mismos audios, publicados por el digital 'Moncloa.com', la titular de Justicia cuenta también que en un viaje a Colombia presenció cómo algunos colegas fiscales y jueces españoles «terminaron con menores». Populares y los liberales han insistido en que la socialista debe dimitir porque, siendo fiscal, no actuó ante el conocimiento de esos presuntos delitos. También por la «nula voluntad» que, en su opinión, ha mostrado Delgado de defender al juez Pablo Llarena ante la demanda interpuesta contra él ante la justicia belga por el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. «Le abandonaron a su suerte», ha lamentado la diputada popular, María Jesús Moro.
El portavoz de Ciudadanos, Ignacio Prendes, ha advertido de la «enorme vulnerabilidad» de la ministra por su «grave mochila de amistades peligrosas». «Necesitamos una ministra que no pueda ser chantajeada ni haya sido tan indulgente con las cloacas del Estado», ha zanjado el liberal.
Pero el presidente del Gobierno no dejará caer a la ministra de Justicia como hizo, a los pocos días de estrenar su Ejecutivo, con el anterior responsable de Cultura, Màxim Huerta; o, hace un mes, con la de Sanidad, Carmen Montón. «No lo van a lograr»», ha advertido Sánchez, que ha cerrado filas en torno a Delgado y ha afeado al PP exigir su destitución. El jefe del Ejecutivo ha recordado que «durante siete años les costó conjugar el verbo dimitir en primera persona».
Con el respaldo del presidente, Delgado comparecerá este miércoles a petición propia en la comisión de Justicia ante la que tendrá que explicar el alcance de su relación con Villarejo, así como el sentido de la conversación que mantuvieron cuando ella era fiscal de la Audiencia Nacional, y que el ex comisario grabó. La ministra asegura que las filtraciones eran un «ataque institucional» y su departamento emitió un comunicado acusando al policía de haber creado una «estrategia procesal» consistente en «atacar al Estado». Algo que ha sido negado por la defensa de Villarejo y que no parece haber convencido a la oposición, que espera la comparecencia de Delgado con las espadas en alto.
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