Dos días después de dimitir como presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes accedió ayer a abandonar también su responsabilidad al frente del PP en la región. En una carta dirigida a María Dolores de Cospedal, formalizó su «renuncia irrevocable» ... al liderazgo del partido y no olvidó el principal aval recibido durante los 35 días en los que se resistió a dar un paso atrás. «No hace falta que haga especial mención, María Dolores, a mi lealtad hacia ti, no sólo porque eres la secretaria general del partido, sino porque también eres mi amiga y siempre me lo has demostrado», le reconoció.
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La número dos de Mariano Rajoy ha sido hasta este miércoles el más importante y explícito sostén de Cifuentes en el PP desde que estalló la polémica sobre las posibles irregularidades en el máster cursado por la expresidenta en la Universidad Rey Juan Carlos. No sólo lo ha sido, sino que además ha hecho gala de ello. Como secretaria general, llegó a espolear al partido en la convención nacional de los populares celebrada en Sevilla el 6, 7 y 8 de abril. «Lo que tenemos que hacer es defender lo nuestro y defender a los nuestros», exhortó en el discurso inaugural.
A nadie le extrañó el apoyo cerrado de Cospedal. Ya había plasmado en Twitter de qué lado estaba: «Las actuaciones de estos días contra Cristina Cifuentes son mezquinas, machistas y miserables. Parece que a algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal». Y su rotundidad, sumada a la enérgica autodefensa de la expresidenta, acabó por abrir el debate en las filas populares.
No siempre estuvo claro si prevalecería su respaldo a Cifuentes o si la prioridad del PP sería conservar el Gobierno de la Comunidad de Madrid a toda costa. La contundencia de la secretaria general y la cautela del coordinador, Fernando Martínez-Maillo, reflejaron la división de opiniones en el partido sobre cómo resolver el conflicto. A día de hoy, sin embargo, la brecha está sellada.
Antes de que ayer la carta llegara a Génova, Cospedal dio por hecho en la Cadena Cope que Cifuentes no se aferraría a la presidencia del PP de Madrid: «La disponibilidad para dejar esa situación es absoluta», dijo.
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Desde que Mariano Rajoy ordenó que la renuncia al Gobierno autonómico se produjera el mismo miércoles por la mañana, una vez publicado el vídeo en el que Cifuentes aparece tras haber sustraído dos cremas en un supermercado, los apoyos políticos de la expresidenta fueron diluyéndose. «Se trata de una decisión muy dolorosa para mí», se despidió ayer en la misiva la dirigente territorial sin dejar de agradeceder al jefe del Ejecutivo su «aliento y cariño».
La marcha de la política madrileña está siendo escalonada. Fuentes populares creen que precisa tiempo para ver las cosas con cierta «objetividad». Por ahora, nadie en público ha cuestionado que quiera conservar su escaño en la Asamblea. Pero en la cúpula del PP advierten sobre el daño que puede causar a su presencia en el grupo parlamentario.
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El actual presidente en funciones de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, que también asumirá la dirección temporal del PP en la región, anticipó ayer, en todo caso, que Cifuentes tomará una decisión sobre su futuro en el Parlamento regional «en los próximos días». Y fuentes del entorno de la dirigente autonómica ya dieron por finiquitada su trayectoria el mismo miércoles en el que su continuidad en la Puerta del Sol resultó insostenible.
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