Celia Villalobos: «Los ajustes de cuentas solo quedan bien en los western»

-¿Le sigue apasionando la política o tal como está el panorama se le está quitando la afición?

-Je, je... Yo soy muy apasionada pero la política de hoy no es apasionante. Es preocupante porque se ha perdido el concepto de Estado. Es una política líquida, siempre pendiente de las redes sociales. No veo en el actual presidente del Gobierno a un estadista.

-Como que ha llegado a afirmar que «a Sánchez solo le importa su culo».

-Es que es así. Por la experiencia que he tenido con él yo diría que es una vergüenza para el Partido Socialista. Una pena.

-Tampoco tiene muy buen concepto de Pablo Casado.

- A la política actual en general le falta serenidad, sentido común y un concepto de Estado por encima de intereses partidarios. El proyecto integrador de Casado consistió en integrar en la lista a los que le habían apoyado.

-¿Tendría que haber contado con usted?

-No, no. Ni yo ni nadie va a salvar nada. Yo me fui porque no me gustaba lo que venía, no como venganza. Esa soberbia no la tengo. Si tú haces un equipo como el que en su día hizo Aznar, o el mismo Felipe González, las cosas pueden funcionar. Pero ahora la cosa va de 'Vamos a juntar amigos y si echamos unas risas, estupendo'.

-En resumen, que ha bajado mucho el nivel.

-A mí la política actual no me gusta. La de nadie. Aquí el único que tiene algo que ganar es el señor Pablo Iglesias. Porque él tiene ideología, es un leninista.

-Pues usted de joven se acercó al PCE.

-No renuncio a lo que he sido. Entonces estábamos en una dictadura y yo siempre me he rebelado contra la injusticia. Pero a un leninista como Iglesias hay que frenarlo porque este es capaz de ponernos a todos en otra dictadura de otra naturaleza. Él tiene los objetivos muy claros. Los demás no. Sánchez lo mismo se sienta con los independentistas que cambia la ley porque no le gusta el CGPJ... Una falta de respeto institucional y al Estado.

-¿Su libro es un ajuste de cuentas?

-No creo en ellos. Eso solo queda bien en las películas de western.

-¿La política es una droga durísima?

-Yo le he dedicado más de 30 años, pero la vida es mucho más que política. Estábamos saliendo de un confinamiento, me ofrecieron MasterChef y me hizo ilusión. Quiero hacer otras cosas.

-¿Qué le gusta?

-Menos los percebes, las ostras y el caviar, me gusta casi todo.

-Pues a los políticos el morro fino se les supone. Ya sabe, la fuente de carabineros...

-Eso lo recuerdo yo... En el PSOE de Andalucía, je, je. Hay fotos. Pero es un estereotipo de la política. Yo he estado muchos años en esto y he comido muchos menús del día.

-¿Conoce lo que se cocía en la 'Operación Kitchen'?

-De eso no voy a hablar. Pero creo que hay más ruido que nueces.

-Como exministra de Sanidad vapuleada, ¿entiende a Salvador Illa?

-Tiene dos condiciones fundamentales en este país. Es hombre y es de izquierdas. Y por supuesto le vapulean mucho menos que a mí. A los hombres se les perdona todo. Yo a Illa le tenía mucha pena porque sé lo que es enfrentarte a una crisis sanitaria, pero se ha dejado ganar por las presiones de su presidente.

-¿Usted nunca le ha hecho el caldo gordo a nadie?

-Soy muy poco pelota. La pelota solo la he usado para jugar a balonmano.

-Hablando de jugar, sé que detesta que le recuerden lo del Candy Crush...

-Que me lo pregunte una mujer me resulta curioso.

-¿Por qué? Se lo preguntaría igual si usted fuera hombre.

-Ya, ya. Seguro. Por eso a tantos hombres... En fin, prefiero no hablar del tema.