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Casado, durante la reunión de la Junta Directiva del PP. EFE
Casado promete ante sus barones un PP sin «estridencias» que seduzca al centro

Casado promete ante sus barones un PP sin «estridencias» que seduzca al centro

Niega que el partido sea de «halcones y palomas» mientras los líderes territoriales celebran que el discurso se module

Nuria Vega

Madrid

Lunes, 13 de enero 2020, 14:57

La tesis de que un estilo de oposición desmesurado, en clara disputa con Vox, puede reportar más inconvenientes que ventajas se extiende en el PP. La «sobreactuación» durante el debate de investidura despertó recelos en las filas conservadoras, donde en los últimos días cargos nacionales ... y territoriales han abogado por pasar página y bajar revoluciones. Esas voces creyeron encontrar este lunes un reflejo en el discurso de Pablo Casado ante la Junta Directiva Nacional, donde se comprometió a construir una alternativa de Gobierno «sin estridencias ni excentricidades». Aunque, eso sí, también sin renunciar «a nada» en la denuncia del Gobierno.

A falta de plasmación práctica, los dirigentes territoriales del PP trasladaron a Casado en el almuerzo posterior su sintonía con la intervención «en el fondo y en la forma». Algunos de los cargos detectaron incluso un tono de voz más atenuado que contrasta con el de la investidura. Y aunque en la cúpula insisten en diferenciar contextos, el partido cerró filas con la confianza de que esta estrategia se «sostenga» en el tiempo. Fuentes populares advirtieron, además, sobre la bolsa de votantes de Ciudadanos que aún puede cambiar de siglas si no se pierde de vista el centro y creyeron aconsejable no cerrar la puerta a alcanzar pactos de Estado.

El discurso de la cúpula y de los barones se aproximó en público, aunque Casado se esforzó por negar que el suyo sea un partido de «halcones y palomas», de duros y blandos. Aún no había comenzado la reunión en la sede central del PP cuando el presidente de Galicia, entre otros, defendía la necesidad de conciliar «firmeza» y «sentido de Estado» en la nueva fase que se abre tras la formación del Ejecutivo. De acuerdo con el reproche al Gobierno y el rechazo al nombramiento de la exministra de Justicia, Dolores Delgado, como fiscal general, Alberto Núñez Feijóo apostó, en todo caso, por mantener una orientación responsable en la estrategia de oposición.

Es una reflexión que suscribe buena parte de los cargos territoriales del partido. Los mismos que advirtieron la semana pasada del riesgo de «pasarse de frenada» y ahuyentar al electorado que apostó por Sánchez y que no ve ahora con buenos ojos sus alianzas poselectorales. Ese votante está también en el foco de la cúpula del PP y Casado es consciente de que la defensa, como él llama a su estrategia, del «sistema institucional» no será «eficaz» para atraer a una mayoría «moderada» si no va acompañada de una oferta alternativa.

El mensaje que el presidente del PP ha trasladado, especialmente al grupo en el Congreso, es el de exhibir el perfil más «propositivo». Fuentes parlamentarias argumentan que ese es su valor diferencial respecto a Vox, formación a la que se proponen, por lo menos desde la perspectiva de hoy, dejar los «gritos» y la escenificación. Otros cargos, sin embargo, creen que aún debe arraigar en Génova la idea de que el ascenso de Santiago Abascal se puede combatir sin «histrionismo» y con un proyecto «sólido» en la centralidad.

Intensidad variable

«No voy a liderar un PP ni desestabilizador ni bronco ni que pierda de vista sus obligaciones institucionales y de Estado ni que haga escraches o llame asesino a nadie, como hacían con nosotros -prometió Casado-, pero no voy a liderar un PP ingenuo ni incauto». En este sentido, anticipó que la «intensidad» se irá adaptando a las circunstancias. Y cabe suponer que las tensiones en Cataluña harán subir el termómetro.

Así, el líder del PP confirmó su intención de denunciar al presidente del Parlamento de Cataluña por «prevaricación» si no convoca el pleno para relevar a Quim Torra como diputado y defendió la reforma urgente de la ley electoral para que los «prófugos» no puedan concurrir, como Carles Puigdemont, a las elecciones.

Los exministros Catalá y Tejerina dejan Génova

Nadie tomó la palabra en la Junta Directiva Nacional del PP. Sólo Isabel García Tejerina y Rafael Catalá, exministros de Mariano Rajoy que aún ejercían responsabilidades en la dirección del partido, intervinieron para comunicar su decisión de pasar a la actividad privada. Ambos serán ahora relevados en la cúpula.

La extitular de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente García Tejerina aún se sentaba los lunes en las reuniones del comité de dirección como vicesecretaria de política Sectorial. Su lugar lo ocupará otra exministra del mismo ramo, pero del último Gobierno de José María Aznar: Elvira Rodríguez.

En cuanto a la marcha de Catalá, que ejerció de titular de Justicia hasta la moción de censura, la secretaría del PP para asuntos judiciales recaerá en Enrique López, consejero de la Comunidad de Madrid.

Fuentes del PP aseguran que hacía tiempo que ambos estaban interesados en pasar página y deducen que, descartadas unas terceras elecciones tras la formación del Gobierno, han considerado oportuno formalizar sus planes.

La salida de García Tejerina no será, en todo caso, inmediata. Conservará su escaño hasta que le autoricen la compatibilidad para ejercer la actividad privada tras su paso por el Gobierno. Y, entonces, será Gabriel Elorriaga, actual responsable de la asesoría de los grupos parlamentarios del PP, quien se hará con el sillón que queda vacante.

Fuentes populares no pusieron inconveniente a los sustitutos. Si acaso admitieron que el nombramiento de López, que en su día tuvo que dimitir como magistrado por conducir una moto ebrio y sin casco, puede ser el más controvertido.

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