Cargos del PP temen que el partido no encuentre su propia voz frente a Vox

El análisis de las fuentes consultadas parte de la premisa de que hay dos agentes que tienen a mano explotar las contradicciones internas del PP: el Gobierno y Vox. Dan por hecho que el Ejecutivo de PSOE y Podemos no perderá la oportunidad de poner a los populares en aprietos por sus acuerdos de investidura y presupuestarios con la ultraderecha en los territorios. Así interpretan que una de las primeras decisiones del Consejo de Ministros haya sido apercibir a la Región de Murcia por haber concedido a los padres la posibilidad de excluir a sus hijos de aquellas actividades complementarias en los colegios con las que no estén conformes.

Y del mismo modo, el PP prevé un intento constante de la formación de Santiago Abascal de arrastrar a los populares a su marco discursivo, con el argumento, además, de que el partido tenía «complejos» en el pasado para defender las posiciones ideológicas de la derecha.

El 'pin parental', una de las reivindicaciones de Vox en sus conversaciones con el PP, es el ejemplo que aúna todo. El Gobierno advirtió el viernes a la Región de Murcia sobre acciones en los tribunales en caso de no revertir la medida, que se aplica desde septiembre. Y los de Abascal, que condicionan ahora su apoyo a los Presupuestos de la Comunidad de Madrid a que se extienda a este territorio el sistema de autorizaciones previas de los padres, celebró que la respuesta de la dirección del PP fuera el cierre de filas.

«Saquen sus manos de nuestras familias», replicó Casado el mismo viernes en Twitter a la ministra de Educación tras el aviso al Ejecutivo murciano y después de que Isabel Celaá rechazara la idea de que los hijos «pertenecen» a los padres. El domingo, el presidente de los populares añadió: «¿Lo que me están diciendo es, como dicen a las familias en Cuba, que los niños son de la revolución? ¿Vamos a llegar a que los niños también delaten a sus padres cuando no son buenos revolucionarios?».

Cargos del PP lamentan que su presidente entrara de lleno en la polémica tras aconsejar a los suyos no «moder el anzuelo» del «globo sonda» del Gobierno y que no hubiese una unidad interna de mensaje. No creen que el tono de Casado encaje con el compromiso de «moderación» que adquirió ante sus barones hace poco más de una semana en el encuentro de la Junta Directiva Nacional. En aquella reunión, la plana mayor del partido aplaudió la intención de construir una alternativa al Ejecutivo actual «sin estridencias ni excentricidades», por ser, a su entender, la única vía para atraer al electorado de centro que aún resiste en Ciudadanos, que se fue a la abstención o que incluso pudo apostar por el PSOE en las pasadas elecciones.

Las fuentes consultadas atribuyen la vehemencia de los últimos días «quizá al temor» a dejar un espacio de crecimiento a Vox en la derecha. Pero sostienen que elevar el mensaje favorece más los intereses de Abascal que los propios, legitima su discurso y resta a Casado en su tarea de proyectar una imagen presidencialista al frente de un partido con trayectoria de Gobierno. Aconsejan por ello huir de la polaridad y no «caer en las trampas» políticas.

En todo caso, no hay análisis unánime en el PP. Es cierto que unos y otros aprecian oscilaciones en el discurso. Pero hay dirigentes que ponen en valor que Casado dé la batalla ideológica y aconsejan que mantenga la coherencia en esa posición en la que se siente cómodo sin dar «bandazos».