Borràs se niega a dimitir y carga las culpas sobre Aragonès

La dirigente nacionalista planteó una «acción de defensa unitaria» que consistía en que el Parlament se comprometía a desobedecer a la Junta Electoral y al mismo tiempo el Govern desacataba la sentencia sobre el 25% de español en la escuela. «Estamos aquí porque esta propuesta no se me acepta», ha afirmado. «Estaba asumiendo el máximo de responsabilidades. Estaba dispuesta a todo. Y no me desdigo de nada», ha asegurado. Borràs ha señalado que sigue «dispuesta a todo», de «ir hasta las últimas consecuencias» y por esa razón no dimite. «No me rindo. No dimito. Nos quieren muertos. Mi obligación es no rendirme», ha aseverado. A su juicio, Torrent también es responsable de que Juvillà haya perdido el acta de diputado porque creó un «precedente». La retirada del escaño de Torra se convierte en «ley», según ha detallado que le avisó la Junta Electoral en un burofax.

La dirigente de Junts ha anunciado que presentará una querella contra la Junta Electoral pues a su entender se ha arrogado funciones que competen al Tribunal Supremo y ha cargado contra las fuerzas independentistas, ERC y la CUP, que cree que en este episodio han ido a por ella y no han querido ir hasta las últimas consecuencias. «Me sentí muy inútilmente expuesta», ha dicho. «Pero yo no podía hacerlo todo sola», ha rematado.

Sus palabras han abierto un nuevo cisma en el nacionalismo. ERC ha replicado con contundencia a la presidenta de la Cámara catalana. La secretaria general adjunta, Marta Vilalta, ha reclamado a Laura Borràs, «lealtad», que «asuma la realidad», que «deje de buscar culpables» y abandone la política de las «palabras estériles» y las «jugadas maestras», que según los republicanos, «no sirven para avanzar» hacia la independencia.

La consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha replicado a la presidenta del Parlamento que es necesario «recomponer el entendimiento entre los partidos independentistas». «Sería un error que la represión nos divida», ha advertido en Catalunya Ràdio. Las peleas cruzadas entre ERC y Junts llega cuando Pere Aragonès trata de recoser la unidad del secesionismo y busca una estrategia unitaria como alternativa a la mesa de diálogo, que el Gobierno ha metido al congelador.