Ayuso, la abanderada del casadismo
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La presidenta de la Comunidad de Madrid contrapone su acción a la del Gobierno central en una crisis sanitaria en la que ha protagonizado varias polémicasIsabel Díaz Ayuso era en mayo de 2019, hace tan sólo un año, una candidata desconocida, la apuesta «personalísima» y «arriesgada» de Pablo Casado, temían en el PP, para sujetar el poder en la Comunidad de Madrid. Ese mes, en las elecciones autonómicas, la suya no fue la candidatura más votada. Pero el pacto con Ciudadanos, socio ahora de Gobierno, y Vox, apoyo externo, le permitieron conservar la «joya de la corona» para los populares, el Ejecutivo regional que llevan gobernando desde 1995. Una potente plataforma política que ha situado a aquella aspirante a la que auguraban un incierto recorrido bajo el foco mediático.
No lo rehuye. Más bien lo contrario. Intervención a intervención, muchas de las veces con declaraciones controvertidas que han despertado la preocupación de algunos cargos del partido, se ha construido un perfil con el que pretende ejercer no sólo de presidenta de la Comunidad de Madrid, sino de punta de lanza de la oposición a Pedro Sánchez. En la dirección del PP ven, de hecho, en el Gobierno autonómico de Díaz Ayuso un «contrapeso» al central y evocan los tiempos en los que Esperanza Aguirre desempañaba esa labor frente a José Luis Rodríguez Zapatero.
Este discurso combativo con la Moncloa se ha agudizado aun más desde que el coronavirus comenzó a propagarse. «No debimos confiar en un Gobierno que se ha ufanado de usar la mentira para llegar y permanecer en el poder», proclamó a finales de abril en la Asamblea regional. Pese a que todos los responsables autonómicos del PP han mantenido una actitud crítica y han echado en falta que se les tuviera más en cuenta en la administración de la crisis, la dirigente madrileña ha sido la más dura.
El suyo es, en todo caso, el territorio que más ha sufrido el impacto del virus; sería el «punto débil» del partido en esta emergencia, apuntan algunos cargos de la formación conservadora. El relato que Díaz Ayuso ha articulado pasa, sin embargo, por el hospital de campaña de Ifema, rebautizado como «milagro» y convertido en símbolo, la recepción de material sanitario en el aeropuerto o el cierre temprano de los colegios. «La Comunidad de Madrid -llegó a sostener la presidenta autonómica- fue la que despertó a España».
En el PP aconsejan «no subestimar» a sus asesores, especialmente a Miguel Ángel Rodríguez, secretario de Estado de Comunicación con José María Aznar y fichado a principios de año como jefe de Gabinete. Díaz Ayuso cuenta, además, con el respaldo de Pablo Casado, que ve un «icono» en su respuesta a la epidemia, aunque en las estructuras del partido la defensa cerrada a veces cause estupor.
Siempre ha habido plena sintonía entre Díaz Ayuso y el líder de los populares. Ambos se conocieron como jóvenes afiliados y, poco después, la dirigente popular, periodista de formación, comenzó su trayectoria en el equipo del consejero de Esperanza Aguirre Alfredo Prada. Vinculada desde entonces a la política madrileña, se encargó, ya en tiempos de Cristina Cifuentes, de la Viceconsejería de Presidencia y Justicia. Y cuando Casado en 2018, desalojado Mariano Rajoy de la Moncloa, decidió batallar por el liderazgo del PP en las primarias del partido, ella no dudó en sumarse a su campaña. Aparece, de hecho, en la fotografía de la presentación de los avales en la sede de Génova.
De ahí que cuando el año pasado Díaz Ayuso fue nombrada candidata a la Comunidad de Madrid, en detrimento del entonces presidente autonómico, Ángel Garrido, hoy en Ciudadanos, todos en el PP entendieron que Casado había apostado por un perfil de su absoluta confianza. Una dirigente de esa nueva generación de políticos que se hacía por fases con las riendas de la organización y que se enorgullecía de un discurso más ideologizado. El «sin complejos». Por eso, fuentes populares intuyeron también que tras su designación podría haber un interés en frenar el avance de Vox.
En este año, ha protagonizado algunas polémicas. Las últimas están vinculadas a la gestión de la crisis sanitaria, en la que se ha topado con nuevas tensiones internas en el Ejecutivo de coalición con Ciudadanos. La oposición ha puesto el foco en el acto multitudinario, en pleno estado de alarma, durante el cierre del hospital de Ifema, le ha reprochado el reparto de menús poco saludables para escolares con beca de comedor y le ha exigido aclaraciones por un contrato 'fantasma' con Room Mate, el grupo propietario del apartahotel en el que se hospeda, que, según el Gobierno regional, nunca existió y se subió por «error» al portal de contrataciones públicas.
Entre sus valedores, sin embargo, ha emergido Aznar, que proclamó su envidia por que los «hijos de Chávez» hayan puesto la lupa sobre Díaz Ayuso, objeto, según Casado, de una «campaña de desprestigio» de la izquierda.
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