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La repetición electoral ha concedido al PP mucho más que 22 escaños adicionales respecto a abril. El derrumbe de Ciudadanos, que ha liquidado el liderazgo de Albert Rivera, acerca a los populares a su propósito de refundir el centro derecha. En la formación de Pablo ... Casado se toman el trasvase de votantes del partido liberal a su proyecto como una primera fase de eso que han llamado España Suma y que no es otra cosa que la unificación del espacio político que lideraron José María Aznar y Mariano Rajoy. Y entienden que, en los próximos años, el proceso de «integración» se producirá casi de forma «natural».
Cuando los populares impulsaron en verano la marca España Suma, eran conscientes de que a corto plazo, en caso de nueva convocatoria de elecciones en noviembre, como así ocurrió, no sería posible aunar fuerzas con Ciudadanos. El núcleo duro de Rivera se resistía a todo intento de asimilación y la pugna por el centro derecha estaba servida. El anuncio de la plataforma, sin embargo, permitió a Casado reforzar su mensaje político contra la fragmentación de voto con la esperanza de que el electorado de los liberales se decidiera a cruzar el puente hacia el PP y ganar el pulso.
Esa idea, sumada a una estrategia de calculada moderación que venía a enmendar el discurso de Casado de abril, les ha funcionado a los conservadores en meses confusos, además, para Ciudadanos. Si el 28-A sólo 200.000 papeletas separaban a ambos partidos, ahora el PP aventaja a los liberales en 3.300.000 votos. En este escenario, los dirigentes con más experiencia llaman a la serenidad y descartan que lo más sensato sea lanzar una OPA a la formación que podría heredar Inés Arrimadas. A su juicio, la clave está en esperar y en cooperar «totalmente» en el Congreso y, mientras tanto, «abrir la puerta» a aquellos liberales que toquen el timbre.
Fuentes del partido de Casado recuerdan que la dirección que ha dejado huérfana Rivera aún tardará en reconstruirse, y aseguran haber detectado que, sobre todo en el ámbito municipal o territorial, hay afiliados y cargos de Ciudadanos interesados en seguir en la política activa y que empiezan a acercarse al PP. La primeras ofertas en firme a los liberales, sin embargo, podrían producirse en el País Vasco, donde deben celebrarse elecciones en 2020, y Cataluña, en previsión de un posible adelanto electoral.
Los populares, liderados por Alfonso Alonso, ya intentaron este verano la fórmula Vascos Suman que acabó tumbando Ciudadanos con el cese, además, de su secretario de Organización en el País Vasco, Javier Gómez Calvo. Ahora, sin embargo, la propuesta de reagrupación del centro derecha en este territorio podría retomarse. También en Cataluña. Allí los liberales han cosechado menos votos que el PP, y Cayetana Álvarez de Toledo ha recuperado estos días el discurso de la unidad de acción en los próximos comicios.
En todo caso, en estos tiempos de volatilidad nadie puede anticipar qué ocurrirá con Ciudadanos cuando recomponga su directiva y designe un nuevo líder, y en el PP asumen que cualquier propósito de refundición de la derecha -desde el extremo al centro-conllevará un «largo» recorrido. Admiten, además, que su viejo espacio electoral es «difícilmente recuperable» en su totalidad. Y si ahora Ciudadanos atraviesa horas bajas, Vox está en la cresta de la ola.
Los populares ya aplazaron en la campaña del 10-N la pugna por el electorado de Santiago Abascal. Dos meses antes, el PP daba por hecho, incluso en público, que Vox había «tocado techo». Cuando las encuestas comenzaron a augurar, sin embargo, un crecimiento imparable, la dirección de los populares optó por mantener el rumbo fijo hacia el centro político y ocuparse, más tarde, durante la legislatura, del auge de la extrema derecha.
La presión de Vox en la oposición será ahora difícil de gestionar para los conservadores y buena muestra de ello, intuyen, son las dificultades de estos últimos días para fijar una estrategia y lanzar un mensaje claro sobre en qué escenario el PP estaría dispuesto a colaborar en la investidura. Las fuentes consultadas creen que lo mejor, pese a la complejidad del marco, es no desviarse ni un ápice del centro político, controlar la tentación de enredarse en el terreno de Abascal y mantener el discurso de moderación que demandan los barones del partido.
En el PP confían en que el «suflé» de Vox, alimentado por el malestar de una nueva convocatoria electoral, la inestabilidad en Cataluña o la exhumación de Franco, acabe bajando. Y sólo si los populares avanzan desde el centro, insisten, podrá Casado aspirar a ser alternativa.
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