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Cristian Reino
Barcerlona
Miércoles, 14 de abril 2021, 11:30
Las negociaciones entre ERC y Junts para la investidura y para la formación de gobierno han entrado en una nueva fase, una vez que se han empezado a implicar directamente los dos primeros espadas de cada una de las formaciones. Pere Aragonès, candidato a la ... presidencia de la Generalitat, y Carles Puigdemont, expresidente y máximo ejecutivo de Junts, mantuvieron recientemente una conversación para tratar de desencallar las conversaciones. Esquerra se ha resistido a reconocer el liderazgo del expresidente de la Generalitat, pero finalmente Aragonès, que hasta la fecha ha evitado reunirse con Puigdemont en Waterloo, ha cogido las riendas de las negociaciones para tratar de acelerar la investidura. No solo con Puigdemont, también con Jordi Sànchez y Laura Borràs. «La conversación fue cordial y clarificadora», ha expresado Pere Aragonès en Catalunya Rèdio. Hoy se cumplen dos meses desde las pasadas elecciones.
El candidato a la presidencia de la Generalitat ha señalado que los escollos que impiden su elección como jefe del Ejecutivo catalán son «salvables». «Estoy convencido de que el acuerdo llegará pronto», ha expresado. A su juicio, cada día que pasa el coste es más alto y agotar los plazos sería a su entender una «irresponsabilidad». Aragonès ha reafirmado su compromiso con reeditar un gobierno de coalición con los junteros. ERC ha remitido a Junts una propuesta «completa» de gobierno con mecanismos para evitar tensiones. No habrá compartimentos estancos en las consejerías y habrá tres comisiones de seguimiento.
ERC y Junts tienen hasta el 26 de mayo para cerrar un pacto. Los postconvergentes están intentando llevar al límite las negociaciones. Y han presionado no solo amagando con no entrar al Govern, sino también agitando el fantasma de la repetición electoral. El problema no es tanto de programa y de estrategia, sino de confianza entre los dos socios, tras años de gobierno juntos y de enormes desencuentros y deslealtades, según se han acusado mutuamente.
Junts rechaza el acuerdo al que llegaron ERC y la CUP y aprieta con la hoja de ruta secesionista. Días atrás, Toni Comín, mano derecha de Puigdemont en Waterloo, afirmó que el principal escollo se encuentra en la estrategia a seguir tras la mesa de diálogo. ERC apuesta por esta mesa para intentar buscar una salida a la cuestión catalana y se ha comprometido a darle dos años de plazo para que el diálogo con Madrid avance. Si fracasa, Junts reclama una agenda rupturista por escrito. «Con Puigdemont tenemos retos compartidos de país», ha señalado Aragonès. «Defiende la independencia y yo también y esto debe pasar por la autodeterminación y la amnistía, y lo compartimos», ha aclarado. ERC y Junts no están lejos en la hoja de ruta soberanista, según Aragonès, que ha recordado que los postconvergentes defendieron en campaña que si el secesionismo superaba el 50% de los votos en las elecciones, extremo que acabó dándose, su apuesta era un referéndum forzado por la UE. El dirigente republicano ha hecho suya esta propuesta.
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