Aragonès llama a Junts a sumarse al diálogo para hacer inevitable el referéndum

Aragonès abrió el debate de política general, el primero desde que fue investido en el mes de mayo, en el que se pone a prueba la cohesión del Govern catalán, afectado por las continuas crisis entre ERC y Junts. La dos formaciones independentistas chocan en dos de las temas centrales de la legislatura: la mesa de diálogo, que rechazan los postconvergentes y defienden los republicanos, y los Presupuestos Generales del Estado, que el PSOE negocia con Esquerra.

El president fue claro y situó la mesa de diálogo con el Gobierno como el eje central de su mandato. «Solo hay una estrategia ganadora, que es sentar al Estado y explorar la vía de la negociación», afirmó. «Estamos ante una oportunidad histórica que tenemos que saber aprovechar», añadió. Por ello, llamó a sus socios a «levantar la mirada» y a asumir que «no hay atajos» ni «soluciones mágicas» para alcanzar la independencia. Su receta, recalcó, es negociar con el Gobierno un referéndum sobre la secesión, al estilo del que celebró Escocia, que a su juicio tarde o temprano será «inevitable». «El referéndum acordado y con aval internacional es la mejor de las soluciones», expresó.

El presidente de la Generalitat pide tiempo al independentismo. Justo lo que no están dispuestos a concederle ni Junts ni la CUP. Los de Puigdemont rechazan la vía dialogada y abogan por que el Govern retome la senda de la confrontación y la desestabilización. Los anticapitalistas, que es con quien el Govern está negociando los Presupuestos autonómicos, presionaron este martes a Aragonès reclamando un referéndum, ya sea acordado o unilateral, como el 1-O, antes del final de la legislatura, previsto para 2025.

Aragonès ignoró este martes esta petición en su discurso. Semanas atrás fijó 2030 como límite temporal de la consulta, pero ya en las últimas entrevistas que ha concedido ha rectificado ese objetivo y lo evitó también. El máximo responsable de la Generalitat apuesta por la mesa, si bien a día de hoy es consciente de que ERC se ha quedado sola en el campo secesionista defendiendo esta estrategia. El president llamó a la unidad de acción y a Junts le pidió expresamente «lealtad», «aparcar los tacticismos», «subir al tren» de la mesa y no «debilitar» la posición del Govern catalán. Los de Puigdemont rechazan la mesa pues la consideran no de gobiernos, sino de dos socios parlamentarios.

El jefe del Ejecutivo catalán está atrapado entre Junts y el Gobierno central. A Pedro Sánchez le instó a «generar las condiciones» que favorezcan la negociación. Según el dirigente republicano, el «primer paso» antes de empezar en serio la negociación es que «se acabe la represión». De lo contrario, advirtió de que «se hará muy difícil sentarse a hablar y a negociar de nada». «De nada», recalcó a modo de aviso para las Cuentas del Gobierno. Y es que, el president recordó que buena parte de la fuerza del Govern para afrontar este proceso de negociación reside «en la dependencia del Gobierno del PSOE de los votos independentistas».

Aragonès no culpa directamente al Gobierno, ya que habla de los poderes del Estado o el 'deep state' o sectores del PSOE no interesados en que se mantenga el diálogo con los nacionalistas, pero sí señala que la detención de Puigdemont, el caso del Tribunal de Cuentas o algunas actuaciones de la Fiscalía «no ayudan nada al proceso de resolución del conflicto».