Cristian Reino
Viernes, 10 de marzo 2023, 14:18
La política catalana ha consumado este viernes su cambio de rasante. Con los votos del PSC, ERC y los comunes, el Govern catalán ha aprobado sus presupuestos autonómicos. El presidente de la Generalitat, en el ecuador de la legislatura, ha tenido que cambiar de socios ... y romper el bloque independentista con el que empezó su mandato. Aragonès obtiene oxígeno para intentar acabar la legislatura, a las puertas de un nuevo ciclo electoral.
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Hace dos años, Pere Aragonès fue investido con los votos de ERC, Junts y la CUP. Bautizaron la alianza como la mayoría del 52% de votos nacionalistas. La CUP pasó de inmediato a la oposición y desde bien pronto reclamó una moción de confianza al Govern. Junts decidió salir del Gobierno catalán el pasado mes de octubre. Ambos han votado este viernes en contra de las cuentas del Govern. Los junteros dinamitaron el Ejecutivo catalán acusando a ERC de haber incumplido el pacto de legislatura. Especialmente en lo que se refiere a la hoja de ruta secesionista. Los de Puigdemont rechazaron desde el primer día la apuesta de Aragonès por la mesa de diálogo entre el Gobierno y el Govern, desde el argumento que consideran que no sirve para nada y supone renunciar a la independencia. Junts y la CUP acusan al Govern de aparcar el 'procés', de romper la mayoría independentista y de buscar el tripartito con los socialistas y los comunes.
El president, en cualquier caso, sigue tendiendo la mano a las fuerzas independentistas. Lo ha vuelto a hacer este viernes, tras agradecer a PSC y los comunes su voto favorable. El presidente de la Generalitat apuesta por la geometría variable. Con una mano aprueba las cuentas con el PSC y los comunes, y con otra quiere pactar un acuerdo de claridad a la canadiense con Junts, CUP y los comunes para trasladar a Pedro Sánchez su propuesta de referéndum.
Aragonès niega que busque un tripartito con los socialistas. El PSC también lo niega y avisa a ERC que está solo y en clara minoría. Los independentistas, de hecho, aún tienen ámbitos donde ponerse de acuerdo. Empezando por la elección de un nuevo presidente del Parlament, si Laura Borràs es condenada por corrupción. ERC cerró la puerta a investir a un dirigente socialista y abrió la puerta a votar al candidato que proponga Junts como sustituto de Borràs. El baile de pactos tras las municipales será clave.
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