Hace cuatro años, por primera vez desde la restauración de la democracia en España, un presidente del Gobierno tuvo que hacer las maletas y salir de La Moncloa por una moción de censura. Pedro Sánchez logró construir una mayoría absoluta que días antes parecía imposible ... y con la que acabó materializando el abandono forzoso de Mariano Rajoy. Unidas Podemos, Esquerra, PDeCAT, PNV, Bildu y Nueva Canarias (180 diputados) anunciaron su apoyo a la iniciativa socialista. Solo el PP y Ciudadanos (169) se opusieron, mientras que Coalición Canaria se abstuvo.
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Una semana antes, el escenario no vaticinaba el éxito de una aventura de este calado. Los cinco diputados del PNV acababan de ser decisivos para la aprobación de los Presupuestos en el Congreso que estaban llamados a dejar encarrilada la legislatura y la vida política a Rajoy hasta 2020. Finalmente, fueron esos mismos parlamentarios, tras un carrusel de contactos a varias bandas, los que enseñaron al líder del PP la puerta de salida con su voto favorable a la moción de censura.
La irremediable derrota, que a todas luces no esperaba, provocó tal aturdimiento en el expresidente que esa tarde no acudió a la Cámara y se rodeó en un restaurante de Madrid de sus principales colaboradores para pasar un trago muy amargo. En su escaño, el banco azul correspondiente al presidente, descansaba el bolso de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Una de las imágenes más icónicas e inolvidable de aquella jornada.
El detonante de la moción -al menos la 'percha' de la que se colgaron sus promotores- fue la sentencia de la llamada época primera del 'caso Gürtel', que condenaba al PP como beneficiario de «un sistema de corrupción institucional». Fue demoledora, aunque no el único factor que terminó de animar a un dubitativo Sánchez -entonces sin escaño en el Congreso- a dar el paso de presentar la moción de censura contra Rajoy. Un documento que redactó la ahora ministra de Defensa, Margarita Robles, magistrada de carrera.
Desde entonces y en estos cuatro años -que es lo que suele durar una legislatura-, la actividad parlamentaria se ha sumido en la inestabilidad terminando de enterrar el sistema bipartidista de mayorías claras con dos convocatorias electorales en 2019. Las generales del 28 de abril, que consumaron la irrupción de Vox en el Congreso y el peor resultado de la historia del PP (66 diputados); y las del 10 de noviembre, que acabó configurando el primer Ejecutivo de coalición desde la Segunda República.
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Con 155 diputados -153 actualmente-, PSOE y Unidas Podemos han tenido que maniobrar en la Cámara baja para salvar sus medidas y sus Presupuestos (lograron aprobar los de 2021 y 2022). Lejos de la mayoría absoluta, han necesitado recurrir al llamado bloque de investidura, configurado principalmente por Esquerra, el PNV y EH Bildu, que no siempre ha apoyado al Gobierno obligando a Sánchez a buscar una geometría variable endiablada que ha sumado a Ciudadanos y hasta al PP de Feijóo. Un Sánchez que puede convertirse en rehén de ese calvario en lo que resta de legislatura si termina perdiendo el favor de sus aliados habituales.
La relación dentro del Consejo de Ministros tampoco ha sido plácida. La tensión entre los dos socios se hizo patente sobre todo en la etapa de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo. Su salida en marzo de 2021, cuando anunció que disputaba las elecciones de la Comunidad de Madrid a Isabel Díaz Ayuso, y el ascenso de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ayudaron a calmar las aguas. Pero a costa de las tensiones en Unidas Podemos.
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Todo pespunteado por hitos históricos como la pandemia, que requirió aplicar un insólito confinamiento domiciliario a la población; la erupción de un volcán en la isla canaria de La Palma; y desde febrero, la invasión rusa de Ucrania, que hace zozobrar Europa en forma de inflación y decrecimiento económico. Sánchez, que hoy reunirá a los diputados socialistas en el Congreso para conmemorar la efeméride, vuelve ahora a agitar el fantasma de la 'Gürtel' y la moción para tratar de sacudirse uno de sus momentos de mayor debilidad. «Los jueces hicieron su trabajo, el Legislativo hizo su trabajo, pero el que no estuvo a la altura fue el Poder Ejecutivo», afirmó al recordar aquel 1 de junio de 2018.
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