La invasión rusa de Ucrania ha vuelto a situar a la Organización delTratado del Atlántico Norte (OTAN) en el centro del eje defensivo de los países occidentales. Los aliados celebrarán el 29 y 30 de junio una cumbre «crucial» en Madrid, de la que esperan ... extraer un nuevo concepto estratégico para hacer frente a los riesgos de la guerra híbrida del siglo XXI. En sus 73 años de historia, la organización multilateral ha encarado todo tipo de alertas que han amenazado la estabilidad mundial, desde el contexto excepcional de la Guerra Fría hasta desafíos 'hacker' como el ciberataque masivo que sufrió Letonia en 2007, pasando por el terrorismo yihadista, el «enemigo sin rostro».
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La primera vez que la OTAN elevó al máximo su nivel de alarma se produjo con la llamada crisis de los misiles cubanos en 1962. En un mundo polarizado, el Gobierno de Fidel Castro pidió armamento nuclear para disuadir a Estados Unidos de un posible ataque –el año anterior se había producido la invasión de Bahía de Cochinos–. La intensa crisis se resolvió con una reunión entre los dirigentes estadounidense, John F. Kennedy, y soviético, Nikita Khrushchev, que acordaron que la URSS retiraría los misiles de Cuba, mientras que Kennedy prometió no invadir la isla y retirar el armamento de la OTAN de Turquía, miembro de la organización. Los analistas consideran que ha sido el momento más cercano a una Guerra Nuclear al que se ha enfrentado el planeta.
Con la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética a finales de los años 80, lo coherente hubiera sido pensar que se abría una oportunidad estratégica, pero el Consejo de la OTAN volvió a activar todas sus alarmas al dar por hecho de que este vacío de poder podía ser llenado por numerosas facciones que reemplazarían a un estado con el que, en cambio, se podía negociar cara a cara. «A partir de este momento ya no se sabe bien quién es el enemigo, los veteranos de la diplomacia se refieren a la época anterior como los buenos tiempos», reconoce el embajador español ante la organización atlántica, Miguel Ángel Fernández-Palacios. Es precisamente en 1988 cuando nace Al Qaeda, líderado por Osama Bin Laden, como grupo paramilitar creado para luchar contra las tropas soviéticas en Afganistán.
La guerras de Yugoslavia se convirtieron en el primer conflicto en el que la OTAN se involucró aplicando su fuerza militar. Por mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la organización estableció una zona de exclusión aérea sobre Bosnia Herzegovina; durante esta misión la organización derribó cuatro aviones serbios, en su primer combate aéreo de la historia. El bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999, también conocido por su nombre en clave Operación Fuerza Aliada (en inglés, Operation Allied Force), fue una guerra no declarada entre la mayoría de países miembros y la República Federal de Yugoslavia. Los F-18 de la Fuerza Aérea Española fueron los primeros aviones de la alianza atlántica en bombardear Belgrado. Posteriormente, se desplegarían tropas terrestres en Kosovo (bajo el nombre de KFOR) para mantener la seguridad.
El 11 de septiembre de 2001 tres aviones comerciales secuestrados por terroristas de Al Qaeda impactaron contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Estados Unidos lo interpretó como un ataque a su territorio y al día siguiente invocó, por primera vez en la historia de la OTAN, el artículo 5, que establece que un ataque armado contra uno o más aliados, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como dirigido contra todos los miembros. Esta decisión conllevó una discusión legal por determinar si un avión comercial podía ser considerada o no un arma y finalmente se determinó que equivalían, en este caso, a un lanzamiento de misiles. El 20 de diciembre de aquél año se desplegó en Afganistán la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAFen sus siglas en inglés), organizada por la Alianza Atlántica y que operaría en el país hasta el verano de 2021.
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En octubre de 2007, en cambio, no fue una invasión ni un ataque terrorista lo que activó todas las alarmas en el seno de la alianza, sino un discurso. El presidente de Rusia, Vladimir Putin condenó en la Conferencia de SeguridadMunich los esfuerzos de Estados Unidos por «construir un mundo unipolar» y criticó el acercamiento de la OTAN hacia las fronteras de su país. «Fue un punto de inflexión, ese discurso lo cambió todo. Lo que ha venido después tiene su origen aquí», señala Fernández-Palacios. El viernes pasado, el mandatario ruso, volvió a pronunciarse en esos términos y vaticinó «el fin del mundo unipolar» al tiempo que auguró «pérdidas» para la Unión Europea.
Sus palabras no cayeron en saco roto. Siete años después, y tras los conflictos en Osetia y Abjasia, Rusia completó la anexión de Crimea, que hasta entonces era territorio controlado por Ucrania. El origen de la toma península, sede tradicional de la flota soviética en el Mar Negro, se encuentra en las marchas del Euromaidán. Una serie de manifestaciones en Kiev que acabaron por derrocar al presidente prorruso Víktor Yanukóvich y buscaban la incorporación de Ucrania a la UE. También provocaron la respuesta rusa en el Donbás, en el este del país, donde se libraba un conflicto armado de carácter civil. 2014, además, se saldó con otra alerta para la OTAN: la proclamación del autodenominado Estado Islámico en Mosul (Irak), que volvió a elevar la amenaza terrorista global.
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La crisis de seguridad más reciente, y que sigue marcando profundamente la agenda de la OTAN, se produjo el pasado 24 de febrero, cuando Rusia inició la invasión de Ucrania. El conflicto estuvo precedido por una concentración militar en las fronteras ucranianas que se puso en marcha a mediados de 2021. Durante este periodo de tensión diplomática, Putin criticó la ampliación de la Alianza Atlántica posterior a 1997 –que incluye los países bálticos, con límites territoriales directos con Rusia– mientras negaba repetidamente, hasta escasos días antes del inicio de las operaciones, el ataque a la región. Durante estos meses, el principal temor de la Alianza Atlántica ha sido que alguno de los misiles rusos de largo alcance impacte en territorio de alguno de sus miembros, lo que podría dar lugar a la activación del artículo 5 y desencadenaría consecuencias impredecibles. Tanto Suecia como Finlandia han solicitado la adhesión a la organización, por temor a convertirse en la siguiente nación invadida, y se espera que esta se produzca en la Cumbre de Madrid, que tendrá la vista puesta en el este.
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