Castromonte, un tesoro natural, histórico y patrimonial

Castromonte es un pueblo que sorprende. Está ubicado en el corazón de los Montes Torozos y eso le hace único. Sus bosques, compuestos por robles, encinas, pinos y fresnos, ofrecen una riqueza natural difícil de encontrar en otros parajes de la provincia. Además, su término municipal está plagado de acuíferos, manantiales, antiguos molinos y fuentes como la del Toro, del Marqués y Sayud. Además, sus estrechos y fértiles valles brindan un entorno perfecto para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Llama también la atención de su paisaje, las imponentes estructuras de los aerogeneradores que lo dominan. Sus aspas en constante movimiento simbolizan el futuro de un municipio que ha sabido aprovechar este importante recurso para asegurar su sostenibilidad económica y social.

Esa riqueza proveniente de los parques eólicos está sirviendo a la corporación para acometer importantes mejoras en infraestructuras y servicios. Entre las inversiones realizadas destacan las piscinas municipales, cuyo imponente proyecto arquitectónico, obra del vallisoletano Óscar Miguel Ares, llegó a la final del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe 2024. Otro gran hito, recién cumplido, ha sido la reciente inauguración del edificio del bar-restaurante Sabor de Torozos que se ha convertido en punto neurálgico de la vida social del pueblo y que además está sirviendo para potenciar el turismo.

Esta localidad es un destino ideal para el visitante rural y cultural. Los vestigios históricos de Castromonte se remontan al siglo XIV, cuando el pueblo aparece mencionado en el «Becerro de las Behetrías de Castilla» como lugar solariego de Juan Alfonso de Alburquerque. Posteriormente, el rey Felipe IV creó en 1663 el Marquesado de Castromonte, título nobiliario al que Carlos II añadió la Grandeza de España en 1698.

El patrimonio arquitectónico de este pueblo refleja toda su esencia castellana, con casas de piedra, adobe y tapial que recuerdan a tiempos pasados. Sus calles estrechas y sus casas blasonadas reflejan su historia y esplendor. Son muchas las construcciones que todavía conservan antiguos escudos, arcos, ventanales moldurados, portadas adinteladas o de medio punto, balcones apoyados en ménsulas de piedra o decoración de placas y un elemento muy peculiar, los pozos, algunos de ellos construidos en la fachada de las viviendas, con medio brocal dentro y el otro medio fuera.

La iglesia de la Inmaculada Concepción, construida en el siglo XVI, se erige majestuosa en la plaza de la Constitución con su impresionante torre. En su interior, destacan tres retablos y una colección de esculturas utilizadas en la multitudinaria procesión de la Rogativa de la Virgen del Rosario, celebrada en Pentecostés. Otro punto de interés es la ermita del Santo Cristo de las Eras, un pequeño pero significativo humilladero a las afueras del pueblo. Y dentro de la arquitectura tradicional y pastoril hay que señalar la existencia de varios chozos de piedra, típicos de la comarca.

Muy cerca de Castromonte se encuentra la pedanía de La Santa Espina, que alberga el impresionante monasterio cisterciense fundado en el siglo XII y la Casa de la Naturaleza y de obligada visita es el embalse del río Bajoz, donde se dan cita un gran número de especies animales y vegetales, entre las que sobresale la focha y el cormorán; árboles y arbustos como los endrinos, majuelos y rosas silvestres. Su ruta homologada es ideal para los amantes del senderismo.

La economía tradicional de Castromonte sigue estando ligada al campo, con cultivos de secano como la cebada y el trigo, y algunas zonas de regadío abastecidas por pozos acuíferos. Además, el municipio cuenta con explotaciones ganaderas y una pequeña pero significativa industria agroalimentaria, con una quesería, una carnicería y la elaboración de miel de alta calidad. En décadas pasadas, el pueblo también contó con huertas junto al río Bajoz, que fueron fundamentales para la economía local.

La historia de Castromonte también está marcada por su fervor religioso y sus tradiciones. La Rogativa de la Virgen del Rosario, conocida como el Voto de Villa, se celebra el sábado anterior a Pentecostés en recuerdo de un incendio que amenazó con arrasar el pueblo y que, según la tradición, fue extinguido milagrosamente tras una procesión. Es por ello que, en esta festividad, una larga comitiva de santos acompaña a la Virgen, todo, gracias a la implicación de los vecinos.

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Otras celebraciones destacadas son San Isidro, patrón de los agricultores, el 15 de mayo, y San Clemente, patrón local, el 23 de noviembre. En el pasado, esta última festividad se celebraba con una gran hoguera en la plaza, con un baile que no se terminaba hasta que se apagaban las llamas.

Gracias a su capacidad de adaptación y su equilibrio entre tradición y modernidad, Castromonte ha logrado frenar la despoblación y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Ha sabido apostar por las energías renovables, por el impulso del turismo rural y el mantenimiento de sus fiestas y costumbres. Castromonte ha sabido conservar su esencia sin renunciar al progreso, lo que le convierte en el destino ideal para los amantes de la historia y la naturaleza.

Heliodoro de la Iglesia Bezos, alcalde: trabajemos juntos para lograr el desarrollo

Ser alcalde no es una decisión fácil, especialmente cuando se es consciente de la gran responsabilidad que conlleva el cargo. Tras diez años en el puesto, puedo afirmar que mi experiencia ha sido profundamente enriquecedora y llena de aprendizajes. Afortunadamente, hoy en día los ciudadanos valoran la capacidad de gestión y la solución de problemas por encima de las siglas partidistas. Es desalentador escuchar a algunos concejales de la oposición afirmar que «todo es política», cuando en un pueblo la división ideológica debería pasar a un segundo plano en favor del bien común. Cada decisión tomada como alcalde se convierte en algo personal. No es justo que se pierdan amistades o surjan conflictos por el simple hecho de cumplir con el deber. Sin embargo, si nadie asume la responsabilidad, nuestra localidad no avanza. Por ello, es crucial que las administraciones actúen con eficacia; las buenas intenciones no son suficientes cuando se trata de la gestión del dinero público. Es imprescindible aprovechar la tecnología y dar oportunidades a personas con ideas innovadoras. No necesitamos políticos en el sentido tradicional, sino profesionales preparados y con una verdadera vocación de servicio. Al hacer balance de estos años, encuentro tanto momentos gratificantes como grandes desafíos. Entre las mayores satisfacciones, destaco el agradecimiento de los vecinos. En el lado menos positivo, he tenido que enfrentar la crítica destructiva de quienes, en lugar de debatir de manera abierta, llevan algunas decisiones al terreno personal sin dar la cara. Uno de los retos más preocupantes es la despoblación y la falta de oportunidades laborales. Es fundamental trabajar para que quienes aún viven en el medio rural no se vean obligados a marcharse y para que otras personas se sientan atraídas por nuestras tierras. Castromonte cuenta con numerosas fortalezas: sus espacios naturales, la cercanía a Valladolid y su valioso patrimonio. Para potenciar nuestro desarrollo, es fundamental adecuar los espacios públicos, recuperar puentes, acondicionar senderos junto al río Bajoz y homologarlos con una adecuada señalización y accesibilidad. También es esencial fomentar actividades culturales y difundirlas a través de redes sociales. Otro aspecto clave es la urbanización de espacios para ofrecer parcelas edificables que permitan el crecimiento del pueblo.