Canal Motor
Miércoles, 9 de agosto 2023, 12:00
Los más veteranos recordarán, en pleno verano, una imagen que se repetía en las carreteras españolas de la posguerra. Cientos de SEAT 600 salían a las carreteras, cargados con las maletas, todas las familias y alguna que otra mascota, con el objetivo de pasar unos ... días de vacaciones en la playa, la montaña, o el pueblo.
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El 600 forma parte de la historia de España, con hitos significativos a lo largo de su dilatada vida comercial. Uno de ellos se cumple precisamente en este mes de agosto, ya que hace 50 años que el último SEAT 600 salía de la planta de fabricación de la marca española en Barcelona.
Pequeño, maniobrable y capaz. El SEAT 600 era ideal para la ciudad. Pero su significado iba mucho más allá. El SEAT 600 se mostraba capaz para llevar de viaje a la familia media española, con todo su equipaje. Y si el matrimonio tenía cuatro niños y la abuela, en el SEAT 600 viajaban todos. Eran otros tiempos.
En 1957 el gran sueño era conseguir un coche propio. Estamos hablando del inicio de la motorización en España. Entonces, una motocicleta con sidecar ya se consideraba un vehículo familiar. El SEAT 600, con sus puertas, su techo y su calefacción, iba mucho más allá de ofrecer movilidad personal, el SEAT 600 era un verdadero lujo, a un precio al alcance de la clase media española.
La aceptación fue tan grande que, antes de iniciar la fabricación del SEAT 600, la lista de espera ya superaba los dos años. La producción durante el segundo año se multiplicó por seis. A los cinco años, el 23 de julio de 1962, ya se habían fabricado 100.000 unidades del SEAT 600. Se trataba del 600 N, la versión «Normal», que se fabricó hasta julio de 1963. En total, se produjeron 131.985 unidades del 600 N. Aquél julio de 1963 se pasó el relevo al SEAT 600 D y se amplió la fabrica de Zona Franca en Barcelona, para duplicar la capacidad de producción.
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El SEAT 600 D aumentó la cilindrada del motor de cuatro cilindros, situado sobre el eje trasero, de 633 cm3 a 767 cm3. Sin embargo, la denominación 600 –en referencia a la cilindrada- se mantuvo intacta. La potencia subió de 18 CV a 25 CV. Las puertas suicidas –articuladas por detrás y que se abrían en sentido contrario a la marcha- se mantuvieron hasta 1970, cuando apareció el 600 E. Tres años más tarde, en 1973, el 600 L especial remataba la producción del SEAT 600, con cerca de 800.000 unidades salidas de las líneas de montaje. Habían pasado 16 años y era el momento de un nuevo modelo, más capaz, más seguro, más lujoso, más moderno que el SEAT 600.
Con SEAT había llegado la movilidad urbana. En 1973, cuando estalla la crisis del petróleo, SEAT ya tenía un coche utilitario como el SEAT 127, con tracción delantera. Sin embargo, había un espacio por debajo para un coche más económico, puramente ciudadano, con el espíritu del SEAT 600. Al modelo que nació en mayo de 1974 lo llamaron SEAT 133. Heredaba la disposición de motor y propulsión traseras del SEAT 600 y del SEAT 850, con una estética inspirada en el SEAT 127.
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Su tamaño era similar al del SEAT 600, pero disponía de más espacio y capacidad de carga que el 850. Además, incorporaba el moderno motor del SEAT 127 modificado. Con un nuevo cigüeñal se reducía la cilindrada por debajo de 900 cm3, lo que rebajaba la tasa impositiva. Además, la menor relación de compresión de la versión básica del SEAT 133 permitía emplear gasolina normal, más barata. Al año del lanzamiento, ya existía una versión con carburador de doble cuerpo que subía la potencia del motor a 44 CV e incorporaba frenos delanteros de disco.
La seguridad fue uno de los avances claros del SEAT 133, con un sistema de frenos con doble circuito, uno por eje. Ya incorporaba cinturones de seguridad, llevaba una columna de dirección articulada –se evitaba la intrusión en caso de un choque frontal- y en los extremos de la carrocería contaba con estructuras de deformación progresiva.
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La vida del SEAT 133 fue exitosa, con más de 190.000 unidades vendidas, fabricadas para toda Europa. A finales de 1977 se fabricaba en Argentina y en Egipto bajo licencia SEAT. No obstante, cinco años después de iniciar su fabricación, un verdadero icono llamaba a su puerta: llegaba el momento del SEAT Panda.
Un diseño deslumbrante de Giorgio Giugiaro se abría paso. Con un diseño sencillo e inteligente, el SEAT Panda cambiaba por completo la concepción del coche urbano. El motor pasaba a la parte delantera, pero la rueda de repuesto seguía también allí, bajo el capó delantero. Estaba disponible con dos cilindradas, correspondientes a los motores del SEAT 133 y del SEAT 127 (843 y 903 cm3, respectivamente). La suspensión trasera seguía siendo responsabilidad de ballestas, pero dos, colocadas en sentido longitudinal. Gracias a ello el maletero del SEAT Panda era gigante -272 litros-, para un coche más corto que un 133.
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Esta suspensión trasera era propia de coches más rudos y pesados, permitía al SEAT Panda desempeñarse también en usos rurales, circular con mucha carga o sobre caminos bacheados. En el tren delantero disponía de modernos componentes mecánicos, como frenos de disco o una dirección de cremallera.
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