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El tipo de las estafas más comunes en las que puedes caer si tienes coche

El tipo de las estafas más comunes en las que puedes caer si tienes coche

Desde el phising car hasta la llamada «estafa del retrovisor», los delincuentes nunca cesan su actividad

S. M.

Madrid

Miércoles, 30 de septiembre 2020, 01:06

La Dirección General de Tráfico (DGT) siempre se encarga de advertirnos de las estafas más habituales de los ciberdelincuentes. La mayoría de las veces se trata de la clásica notificación de la DGT en forma de multa falsa.

Dicho mensaje incluye los logotipos de ... la Dirección General de Tráfico y del Ministerio del Interior y cuenta también con los colores que suele utilizar este organismo, pero en el enlace en vez de dirigirnos a la web oficial de la DGT nos dirigirá a un enlace falso, que si abrimos corremos el riesgo de que los delincuentes se hagan con nuestros datos personales y financieros.

También se producen estafas en la compra-venta de coches usados, cada vez más frecuentes desde hace varios años. Si hace una década hablábamos del «phishing» para referirnos a cualquier ciberdelito que tuviera como objetivo la extracción de datos bancarios, dinero o contraseñas de forma ilegal, hoy en día la modalidad del phishing car, la que emplea como percha la posible venta de un coche, está más de moda que nunca y amenaza la confianza de un sector en alza como es el de los vehículos de ocasión.

Una clave fundamental para identificar este delito es que el vendedor suele argumentar que el vehículo se encuentra fuera de España, y en este caso, exigirá que se abone previamente el pago de una señal (normalmente a una cuenta extranjera) en la que podrá llegar a pedir el pago del 50% del valor del coche, y para no hacer saltar las sospechas, enviará al comprador documentación falsa. Por lo tanto, se recomienda buscar información introduciendo el nombre del vendedor o la matrícula del coche en foros o páginas web capaces de alertar sobre este fraude, así como consultar cualquier duda a la entidad bancaria correspondiente antes de realizar alguna operación insegura en la red para así combatir esta práctica ilegal.

Finalmente, también pude que tengas que hacer frente a la llamada «estafa del retrovisor». Para cometer el engaño, los delincuentes provocan un choque que afecta al retrovisor de nuestro coche. Tras culpar a la víctima, le solicitan que realicen el correspondiente parte del accidente con mucha prisa, y bajo el pretexto de que deben marcharse con urgencia a su país.

Para ello los delincuentes le piden que llame a su compañía de seguros con un teléfono que ellos mismos le facilitan con el fin de que se informe de los trámites que debe de seguir. En realidad lo que hacen con este teléfono es poner a la víctima en contacto con un compinche que en realidad contactan con un cómplice del presunto estafador que les insta a pagar en efectivo la reparación asegurando que con posterioridad la cantidad será reembolsada por su aseguradora. La deuda suele oscilar entre los 1.200 y 1.500 euros.

¿Han trucado el cuentakilómetros?

Muchos conductores optan por comprar vehículos nuevos ante las dudas de que los coches de ocasión tengan más 'goteras' de las que pueden verse a primera vista. La principal, aunque cada día más difícil pero no imposible, es que el coche de segunda mano tenga manipulado el cuentakilómetros, lo que en el argot se denomina 'afeitado'.

La digitalización del vehículo ha complicado el trucaje de aquellos cuentakilómetros de antaño, pero la estafa sigue cometiéndose. La digitalización permite que esa manipulación se pueda hacer con el oportuno programa, pero si se realiza también queda constancia de que se ha hecho.

Comprobar los kilómetros reales del vehículo es actualmente muy fácil. Solo basta con conectar el coche a equipo de diagnostico, preferiblemente de la marca. Estas máquinas son capaces de conocer todas las operaciones de mantenimiento realizadas realmente al motor, muchas hechas en virtud de los kilómetros. Esto pondría de relieve el fraude. Además, la manipulación del kilometraje puede dar errores en el funcionamiento del vehículo. Por ejemplo, en el sistema del filtro antipartículas.

Pero cuando se ve un coche de segunda mano no hay muchas posibilidades de llevarlo al servicio oficial para el chequeo sin que el vendedor se moleste o ponga peros. Por ello es importante revisar el libro de mantenimiento y las revisiones de ITV. Si han sido llevadas a rajatabla las posibilidades del 'afeitado' electrónico quedaría recortado, aunque sería posible. Saber donde era reparado el vehículo también podría, si tiene a bien facilitarlo, servir para conocer el kilometraje.

Aquí entra también el historial del propietario anterior del coche. Normalmente los mantenimientos se realizan cada 20.000 km o un año. Esto daría a conocer los kilómetros reales por medio de un sencillo cálculo en base a la edad del vehículo. Si tiene menos de los que da la multiplicación habría que tenerse lo peor a no ser que su anterior titular fuese una persona que asegura que no conducía con relativa continuidad. Eso solo se sabe con seguridad si se conoce a esa persona.

Si finalmente uno está encaprichado por el vehículo y no consigue todo lo anterior, hay que fijarse en otros extremos. Para ello sería necesario conocer cómo se 'comporta' ese coche probando otro de la misma antigüedad observando el funcionamiento del embrague, reacción de la frenada o agilidad de la dirección.

También el desgaste de los elementos –volante, palanca de cambio, tapicería o discos de freno- podrían dar una idea aproximada, aunque también podrían haber sido sustituidos. Los elementos de óxido bajo la carrocería o el estado de los amortiguadores serían también testigos relativos, al igual que las correas del alternador.

Ante cualquier duda los concesionarios dan más garantías 'oficiales' que un anuncio de particular. La decisión es al final cuestión de confianza o de dinero, el que va a pagar o el que se prevé gastar en futuras averías. J. L. Alvarez

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