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Patxi Fernández
Miércoles, 10 de abril 2024, 09:00
Aunque las carreteras de alta capacidad (autovías y autopistas) son las que más tráfico soportan (65% del total), actualmente, 3 de cada 4 fallecidos en siniestros viales (cerca del 70%) se produce fuera de las ciudades, y alrededor del 50% del total anual procede de ... incidentes que tienen lugar en vías convencionales, es decir, aquellas que cuentan con un solo carril por cada sentido de circulación, y que representan el 89% de los kilómetros de la red viaria española.
Son datos del informe 'Cómo salvar 300 vidas al año en España. La contribución de las carreteras convencionales a la mejora de la seguridad vial con medidas de bajo coste', elaborado por Fundación Mapfre en colaboración con la Asociación Española de la Carretera (AEC).
Según Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre, si se invirtiese 1.800 millones de euros en mejorar el estado de las vías convencionales, las más comunes en la red de carreteras de España, podrían evitarse hasta 300 vidas al año y más de 800 heridos graves por siniestros de tráfico.
«Se trata de una inversión que puede parecer elevada, pero que lleva asociado un retorno socioeconómico incuestionable en un plazo de tiempo muy corto, entre 2 y 4 años. La prevención es la inversión más rentable, pero reducir al máximo el número de víctimas mortales y graves a coste cero no es realista. No invertir, o invertir poco supone miles de tragedias al año».
Según los datos provisionales a 24 horas de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2023, un total de 849 personas perdieron la vida en siniestros que tuvieron lugar en vías convencionales, 21 personas más que en 2022, mientras que, en vías de alta capacidad, autovías y autopistas, los fallecidos disminuyeron respecto al año anterior, concretamente perdieron la vida 296 personas, 24 menos que en 2022.
En términos generales, y según la Comisión Europea, en España, entre 2019 y 2023 se ha reducido únicamente un 1% la tasa de víctimas mortales en siniestros de tráfico, lejos de otros países como Bélgica, que en dicho periodo de tiempo ha logrado una reducción del 22%, Dinamarca (20%) y Finlandia (17%).
Según la DGT, la salida de la vía sigue siendo el tipo de siniestro que más pérdidas de vidas registra, con 486 personas en 2023, lo que representa el 42% del total de víctimas mortales provisionales en carretera. En cuanto a las colisiones frontales, otro de los siniestros más comunes, durante el año pasado se redujeron en un 9% los fallecidos: 225 en 2023, frente a los 246 del año anterior.
El informe demuestra que, aunque las carreteras de alta capacidad (autovías y autopistas) son las que más tráfico soportan (65% del total), actualmente, 3 de cada 4 fallecidos en siniestros viales (cerca del 70%) se produce fuera de las ciudades, y alrededor del 50% del total anual procede de incidentes que tienen lugar en vías convencionales, es decir, aquellas que cuentan con un solo carril por cada sentido de circulación, y que representan el 89% de los kilómetros de la red viaria española.
«Estas cifras constatan la necesidad inmediata de invertir en este tipo de carreteras y contribuir así a reducir las inaceptables cifras de siniestralidad existentes y alcanzar el objetivo cero de víctimas mortales y graves al que Europa se ha comprometido para 2050», ha indicado Jesús Moncús.
Las cifras coinciden con el informe 'Evaluación de la Red de Carreteras del Estado', publicado por Fundación Race y EuroRAP el pasado mes de marzo, que recoge la evolución de los accidentes mortales y graves ocurridos en la Red de Carreteras del Estado. En este trabajo se constata una reducción de más del 50% en el año 2022 (el último en que existen resultados consolidados por la DGT) respecto al año 2013. Además, respecto al año anterior se han reducido las cifras de siniestralidad en más de un 2,6%.
Al analizar cómo se distribuyen los tramos en función del riesgo, por categoría de tráfico, se observa que el mayor porcentaje de tramos negros (índice de riesgo alto) y rojos (índice de riesgo medio-alto) aparecen en los rangos de intensidad media diaria inferiores a 10.000 vehículos/día, disminuyendo el número de tramos peligrosos a medida que aumenta su nivel de tráfico.
Este dato demuestra nuevamente que las vías de gran capacidad son las más seguras, ya que se producen menos accidentes al eliminar los adelantamientos con invasión del carril contrario y contar con intersecciones a nivel. De igual forma, los accidentes que se producen tienen menores consecuencias al disponer de unos mayores niveles de seguridad pasiva.
La distribución de los tramos de la red en función de la tipología de intersecciones pone de manifiesto que las intersecciones al mismo nivel, por lo general presentes en las carreteras convencionales, son las que tienen una distribución de riesgo más alto.
Se han localizado un total de 50 tramos de Riesgo Elevado, de los cuales 8 son tramos «Negros», considerados de Riesgo Alto para la seguridad de sus usuarios y que suman un total de 97,8 Km.
Cataluña es la comunidad Autónoma con un mayor porcentaje de tramos de alto y medio- alto riesgo respecto a la red de km analizados con un 11,3%. Seguida de Castilla y León con un 9,9% de esta relación. Aragón , Cantabria y Galicia le siguen con cifras muy semejantes de 8,9 y 8,8%.
Según las conclusiones obtenidas del estudio del RACE se puede observar que el perfil de un tramo con nivel de riesgo alto correspondería a una carretera convencional con calzada única, intersecciones al mismo nivel y un nivel de tráfico inferior a los 10.000 vehículos al día.
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