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Santiago de Garnica Cortezo
Sábado, 26 de diciembre 2020, 00:35
Aquella de 1945 sería la primera Navidad que desde 1939 los alemanes pasaban sin estar pendientes de partes de guerra, sonidos de bombas y encendidos discursos patrióticos. El Reich de los Mil Años era historia y la locura de la guerra había dejado paso a ... un país en ruinas y en manos de las potencias vencedoras. Y en la zona bajo control de los británicos, entre Hannover y Berlin, en unos terrenos cerca del castillo de Wolfsburg, se alza una fábrica (por cierto muy inspirada en las americanas de Detroit, pero eso es otra historia) y las bases de una nueva ciudad, todo ello obra del arquitecto-urbanista Peter Koller: se trata de la KdF Stadt, la ciudad del "Kraft durch Freude Wagen" el coche del pueblo soñado por Hitler. La KdF ( Fuerza por la Alegría), como tal era la organización política encargada de estructurar el tiempo libre de los alemanes en el régimen nacionalsocialista.
Antes del conflicto, apenas se habían fabricado doscientas unidades asignadas a dignatarios del régimen. Durante la guerra se montaron unos pocos centenares de KdF y ya, para uso estrictamente militar, 50.000 Kubelwagen así como unos 15.000 Schwimmwagen anfibios.
Pero en 1945 tanto la fábrica como la nueva ciudad (cuyas obras se habían paralizado en 1941) aparecen ahora gravemente dañadas por los bombardeos aliados.
Como antigua planta de armamento, la fábrica estaba programada para su demolición después de la guerra. Sin embargo, tras la liberación de la planta, los estadounidenses habían establecido un taller allí. Cuando los británicos entraron en su zona de ocupación en junio de 1945, se hicieron cargo de la administración fiduciaria de Volkswagenwerk y asignaron al comandante Ivan Hirst, un ingeniero de 28 años, a Wolfsburg.
Hirst se enfrenta no solo a la ruina material sino también a la humana: cientos de antiguos trabajadores ahora errantes y sin empleo, luchan por desenterrar unas pocas patatas de las heladas tierras para llevarse a la boca algo que comer. Y un ingeniero le presenta un día dos vehículos. Han sido montados a mano por esos hambrientos obreros sin sueldo,con piezas salvadas entre los escombros y con la única ilusión de recuperar un poco de ilusión. Asombrado por tal capacidad de lucha, Hirst decide mover cielo y tierra para que las instalaciones no sean derribadas sino que, por el contrario, recuperen su razón de ser: la fabricación de automóviles.
Pero la tarea no era nada fácil: maquinaria destruida o llevada fuera de la fábrica, falta de materias primas, dificultades para suministrar alimentos a los trabajadores... Hace falta. en semejantes condiciones, tener las ideas muy claras y una fuerza de voluntad a prueba de todo. Y Hirst es la persona adecuada en el momento adecuado. Busca maquinaria y piezas de entre las ruinas, y logra salvar varios chasis de Kubelwagen.
El coronel Michael McEvoy, superior de Ivan Hirst, apoyó la reanudación de la producción civil en Wolfsburg. Para McEvoy el coche no es un desconocido: ya había visto la berlina Volkswagen en 1939 en el Salón Internacional del Automóvil de Berlín. Y para convencer al Gobierno Militar Británico, presentó en el cuartel general un vehículo que Hirst había encontrado en la fábrica y que había pintado de color caqui. El 22 de agosto de 1945, el gobierno militar británico emitió una orden para suministrar 20.000 vehículos a la administración militar. Dos semanas más tarde, siguió un segundo pedido de otros 20.000 vehículos. Esto significaba que el desmantelamiento de la fábrica se aplazaba cuatro años.
Y así el 27 de diciembre de 1945, arranca la "producción" del llamado Tipo 1. Era como un cuento de Navidad solo ocho meses después del final de la guerra. Y a finales de 1945, se habían producido 55 vehículos. Los Estados Mayores aliados habían ofrecido aquellas instalaciones a los ingleses de Roots, a los americanos de Ford y a los franceses de Renault. Pero nadie quiere hacerse cargo. Hirst sigue luchando por salvar su proyecto que se convierte en un verdadero desafío personal. Sin embargo, el futuro de la fábrica seguía siendo incierto y la ruta hacia una producción estable era todo un desafío.
La fábrica siguió su proceso de reconstrucción. Las piezas y materias primas como el acero, las baterías, los textiles y el vidrio eran extremadamente escasas en la Alemania de la posguerra. A través de hábiles negociaciones, Hirst pudo persuadir al gobierno militar británico para que asignara los materiales necesarios para producir el objetivo mensual de 1.000 vehículos, que se alcanzó por primera vez en marzo de 1946. La planta de Volkswagen solo tenía una pequeña fuerza de trabajo y la contratación de trabajadores adicionales fue otro desafío. Hirst, pragmático, ofreció un trabajo a los prisioneros de guerra alemanes.
Durante los primeros años, fue difícil conseguir suministros para la mano de obra. Hirst improvisó y pudo organizar la comida y otros artículos a través de sus contactos. En octubre de 1945, se formó el primer comité de empresa elegido libremente, que los británicos vieron como un paso clave hacia la democratización.
El proceso de desnazificación llevado a cabo por los aliados provocó la destitución del anterior director de planta, a quien sucedió el Dr. Herrmann Münch, abogado, en junio de 1946. Como director gerente, siguió adelante con la producción con el apoyo de un comercial y director técnico. Tras estos cambios organizativos, los británicos mejoraron la calidad de los vehículos y los procesos de producción, capacitaron al personal de servicio al cliente y comenzaron a desarrollar una basica organización de concesionarios. En 1948, la fábrica ya producía 19.000 vehículos, de los cuales aproximadamente una cuarta parte estaban destinados a la exportación. Al mismo tiempo, comenzó la producción de repuestos para la red de servicios. En vista de las buenas perspectivas se pensó que ya era el momento de transferir la dirección de la planta a un experto y devolver la empresa a la responsabilidad alemana.
Hirst se pone a la tarea de encontrar a la persona adecuada. Y esta no es otra que Heinrich Nordhoff. Nordhoff, era un prestigioso ingeniero que había nacido el 6 de enero de 1899 en la ciudad alemana de Hildesheim (en la Baja Sajonia). Su primer trabajo lo desarrolla en la fábrica de BMW, en el departamento de motores de aviones, en 1929. Luego pasa a trabajar a Opel donde asciende hasta el puesto de director comercial de la firma (será él quien presente al público el primer Kadett) y, durante la guerra dirige la planta de camiones de esta firma en Brandeburgo. Al finalizar la contienda, se le prohíbe trabajar en el sector ocupado por los americanos (es acusado haber recibido un premio del gobierno nazi) de ahí que busque empleo en un garaje de Hamburgo como gerente.
Tras superar muchos obstáculos y trabas administrativas, Hirst logra que sus superiores nombren en 1949 a Heinrich Nordhoff, como primer director general aleman de la Volkswagenwerk. Hirst había cumplido más allá del deber con las órdenes recibidas: cuando entrega las llaves de la fábrica a Nordhoff, ya han salido de la misma diez mil unidades del Tipo 1, el primer Volkswagen Escarabajo. Hace unos años contaba el propio Hirst: "mis órdenes eran muy sencillas: Ve a Wolfsburg, encuentra la fábrica y siéntate en ella. Ni siquiera dijeron que era una fábrica de Volkswagen”.
El Mayor Hirst llegó a Wolfsburg en agosto de 1945 y quedó satisfecho cuando se despidió cuatro años después, en agosto de 1949: "Había una fábrica moderna, lista para funcionar, con mano de obra, dirección alemana y un producto probado".
El verdadero arranque del Volkswagen Escarabajo se produce en 1948. Se trata de un automóvil de 4,05 metros de largo con carrocería de dos puertas con la ventana trasera partida (de ahí el nombre de "Bretenzelfster"), chasis tipo plataforma y en la parte posterior colgando, tras la caja de cambios, un motor con fama de robusto: no en vano ha tenido como banco de pruebas (propulsando a los Kubelwagen) las frías llanuras de Rusia y los desiertos de Libia con las tropas de Rommel. Se trata de un cuatro cilindros refrigerado por aire,de 1.131 cc y 25 CV al moderado regimen de 3.300 rpm, que mueve un peso de poco más de setecientos kilos en vacío. El cambio es de cuatro marchas sin sicronizar. la dirección de tornillo, las suspensiones de barras de torsión según la patente Porsche y los frenos en principio son de cable (los hidráulicos llegan en 1950).
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