Cómo se diseña un coche que guste tanto en Pekín como en Madrid

Por ejemplo, Audi tiene tres sedes de diseño, en Pekín (China), Malibú (California) e Ingolstad (Alemania). Dichas factorías mantienen un contacto permanente, pero también rivalizan entre sí, dado que sus ideas tienen que imponerse en una competición interna. En total, 450 diseñadores de 25 países trabajan en aportar creatividad.

«Para estar a la altura también en el diseño, debemos estar muy cerca de los desarrollos y las tendencias en los mercados mundiales más importantes estratégicamente. Por eso tenemos nuestros propios estudios de diseño en China y EE. UU., que nos aportan información directa de esos países y también conceptos y diseños concretos», según Marc Lichte, jefe de diseño de Audi.

La oficina de diseño de China está formada por 13 personas, desde dibujantes y diseñadores CAD hasta expertos en colores y acabados. «Para los chinos, el coche no es solo un medio de transporte, sino una extensión de uno mismo», según su director, Stephan Fahr-Becker.

«Los chinos están muy abiertos a la tecnología. El smartphone es un compañero indispensable. Esperan grandes pantallas táctiles, imágenes muy nítidas, un manejo intuitivo, una red de comunicaciones extensa y su propio Wi-Fi en el coche», según Yunzhou Wu, coordinador de diseño de interiores de la oficina china. Cada mes, más de 1.000 consumidores chinos proporcionan su opinión sobre los desarrollos de productos y las ofertas digitales de Audi. Todo ocurre digitalmente en pocos minutos a través de la aplicación WeChat.

Los equipos de Pekín están en constante conexión con Ingolstadt. Mediante tecnología punta, como las gafas de realidad virtual, estudian los modelos tridimensionales, que han tomado el testigo de los antiguos gráficos informáticos bidimensionales. Así se ahorra tiempo y se gana en agilidad. Durante la noche, con los datos transmitidos desde China, se fresan en Alemania los modelos físicos de arcilla.

Cuando Fahr-Becker y Yunzhou Wu salen de su oficina en China, falta poco para que suene el despertador de Gael Buzyn, jefe de la oficina de diseño de Audi en Malibú, en el sur de California. «Malibú contribuye a entender e interpretar las condiciones de mercado y lo que los clientes le piden a la marca. El american way-of-life es inconcebible sin los coches».

California es la meca americana de las tendencias y el estilo de vida, de ahí que acoja la oficina de Audi, en la que trabajan 21 personas, centrada en el aporte creativo a los diseños. «Las cosas que iniciamos durante el día las organizamos durante la noche en Alemania Cuando nos levantamos, tenemos una respuesta», dice.

Más allá de la globalización, otro vector que está cambiando el diseño automovilístico es la electrificación. Si hasta ahora el voluminoso motor de combustión y la transmisión condicionaban el diseño interior y exterior, ahora las mecánicas eléctricas, mucho más compactas, abren nuevas posibilidades. Así, permiten por ejemplo aumentar las dimensiones del habitáculo.

La digitalización y la conectividad, que de hecho se han convertido en un factor de compra para los jóvenes. De ahí la llegada de elementos como el control por voz o textual o las superficies sensibles al tacto. Otro factor será la conducción autónoma, dado que permitirá que el volante y los pedales desaparezcan, de forma temporal o permanente. «La circulación autónoma en el nivel cuatro y las posibilidades técnicas resultantes abren futuros caminos para crear una silueta premium con proporciones perfectas y una estética especial», según Philipp Römers, director de diseño exterior.