Los coches clásicos se afianzan como refugio inversor ante el Covid

Durante la pandemia, el número de transacciones ha caído un 20%, pero ha crecido ligeramente el valor de las adquisiciones. Y en España, en las últimas semanas modelos muy exclusivos y de alto valor han cambiado de manos, sin importar brotes ni confinamientos. La casa de subastas online Catawiki, por ejemplo, ha cerrado la mayor operación de su historia: un Ferrari 330 GT 2+2 de 1966, que salió de un afortunado garaje español para recalar en otro aún más afortunado en Francia. Fuera de nuestras fronteras, la subasta de Silverstone, celebrada este año de forma telemática, ha alcanzado niveles récord: se han vendido el 76% de los coches, por valor más de 20 millones de euros. La estrella: un Lamborghini Miura SV de 1972, adquirido por 2.130.000 euros.

«Los clásicos son una buena inversión puesto que conservan su valor», explica Francisco Carrión, especialista en vehículos clásicos de Catawiki. «Son una buena inversión en una crisis si no está bajo presión para vender, y se puede esperar el mejor momento», amplía Dietrich Hatlapa, fundador de HAGI y autor de «Mejor que el oro: invertir en coches clásicos». «El mercado es estructuralmente ilíquido y eso puede ser una desventaja si necesita vender», advierte.

El coronavirus, coinciden ambos, no ha paralizado el mercado. «Lo que si hay es mucha incertidumbre». En la crisis anterior, el mercado de los coches clasicos se disparó, cuenta Carrión. «La mayoría pasaron a valer el doble o incluso el triple, y en algunos casos subieron a niveles estratosfericos, diez veces más de lo que valian. Ahora esta crisis acaba de empezar y no sabemos aún qué pasará, pero hay mucha venta y mucha compra», asegura. Invertir en algunos clásicos, dice, «es equiparable a hacerlo en obras de arte». Por su parte, Hatlapa apunta a que por causa de la pandemia «algunos propietarios podrían verse obligados a vender para obtener liquidez».

En España, el pasado julio, en la subasta de la colección de Desguaces La Torre, destinados al malogrado museo de su propietario, sorprendió el elevado interés por muchas de las piezas subastadas, como el Ford 817T que utilizó Franco durante la Guerra Civil -se compró por 16.000 euros-, o un Hispano Suiza T-49 Coupe de Ville -67.000 euros-, a pesar del depósito de 5.000 euros que se exigía para participar. De hecho, se dio salida a 46 de los 54 lotes. «Los objetivos se cubrieron con creces, se vendió mucho más de lo esperado y por encima del valor previsto en el mejor de los casos», explican desde IAG Auction, organizadora de la puja.

Los coches más demandados son los que se pueden conducir por carretera sin problemas. «Eso significa que están en perfecto estado, mecánicamente, y en apariencia, y tienen la documentación en regla», explica Hatlapa. Aunque la oferta es muy heterogénea, desde Seat 600 hasta Ferraris de treinta millones de euros, lo que sí cambia poco a poco es el perfil del comprador. «Empieza también a haber mujeres», explica Carrión, animadas por la visibilidad en redes sociales, en especial Instagram, «pero no dejan de ser residuales». No hay, no obstante, un comprador «tipo» de vehículos clásicos, «porque también hay coches de toda clase y condición».

En España, según el experto, «tenemos una afición de muy baja calidad en comparación con otros países, incluido por ejemplo Portugal, donde hay mucha más». De hecho, es categórico: «España es el pais de Europa con menos aficion. Aqui a la gran mayoria lo que le gusta son coches populares españoles de los 60 y 70… Seat 600 y 850, Renault 8, 2CV… al final es una afición muy de estar por casa. Pero en determinados sectores más altos hay afición por Porsche o Mercedes «youngtimers» de los 80 ó 90».

Pese a todo, en nuestro país «hay muchos coches muy muy buenos, pero la mayoria estan celosamente escondidos, los conocemos cuatro», dice Carrión, que tiene claros los coches que más interés despiertan entre los compradores españoles. «Hemos subastado tres o cuatro coches de la Casa Real. Dos o tres Mercedes han tenido mucho éxito, coches que valdrian 10.000 euros alcanzaron los 40.000 por venir debidamente documentados», desvela.