Toyota Corolla 1.8H: la experiencia es una ventaja

Gracias a este perfeccionamiento desde que hace ya casi 3 décadas Toyota presentó el primer Prius, este Corolla lleva cierta ventaja a sus rivales. Resulta muy fácil de conducir, quitando mucho estrés al conductor, sobre todo en tráfico urbano y, además, sus consumos son muy ajustados.

Además de mejorar técnicamente y aumentar el agrado de conducción y los consumos, el Corolla da un salto enorme en cuanto a estética frente a los modelos precedentes. Mientras que el Auris era demasiado anodino, este Corolla se desmarca con unas formas muy llamativas, sobre todo en el frontal y la parte trasera, en las que los faros y grupos ópticos le dan una aire muy moderno.

Personalmente me recuerda en las líneas maestras del diseño al Mazda3, aunque menos estilizado en el Toyota. La estética puede gustar más o menos, pero de lo que no hay duda es de la calidad de materiales y ajustes en la fabricación. Incluso tratándose de un coche de color rojo metalizado como el de la prueba, los colores igualan muy bien entre las piezas metálicas y las plásticas, algo que no es fácil de conseguir con estos tonos de pintura.

Los faros delanteros proporcionan una buena iluminación y cuentan con el sistema de asistencia de luz de carretera, que cambia de largas a cruce al detectar tráfico. Aunque no hay reproches en cuanto a iluminación, el asistente no es todo lo preciso que debería, provocando más deslumbramientos al tráfico contrario de lo deseable.

En el interior también se ha dado un gran salto en cuanto a diseño y todo ello sin perder espacio. El Toyota Corolla sigue siendo un coche muy amplio y confortable para sus pasajeros, aunque, como de costumbre, las plazas traseras sólo son cómodas para dos. Si vamos tres, falta espacio en anchura y, además, la configuración del asiento en la plaza central es poco confortable.

La postura de conducción es buena y con los mandos bien ubicados a mano para su manejo y control. El tacto de los mismos también es bueno y el Corlla deja una buena impresión cuando nos sentamos en él.

Los pasajeros delanteros gozan de suficiente espacio y unos asientos que hacen que los kilómetros no pasen factura en la espalda.

En cuanto al maletero, sin ser el mejor de la categoría, sus formas son aprovechables y su volumen está dentro de la media. Es posible abatir los respaldos traseros para llevar bultos más voluminosos, algo a lo que sacaremos partido gracias al buen tamaño de su quinta puerta.

El Corolla tiene un buen nivel de equipamiento en este acabado, sobre todo en materia de ADAS y confort. Disponemos de climatizador de doble zona, asientos con reglaje en altura y calefactados, volante de cuero multifunción, etc.

En materia de ADAS (asistentes avanzados a la conducción), el Corolla se beneficia de ser un modelo relativamente reciente en el mercado, por lo que dispone de los sistemas que ya se están volviendo casi un estándar en la categoría, como son:

• Asistente de mantenimiento en el carril

• Alerta de colisión

• Alerta de fatiga del conductor

• Sensores de ángulo muerto

• Cámara de marcha atrás

• Control de crucero adaptativo

• Asistente de luz de carretera

• Alerta de tráfico cruzado trasero

• Sistema de reconocimiento de señales de tráfico

Todos estos sistemas permiten elevar la seguridad activa del Corolla, que se posiciona en un excelente nivel en este apartado.

A la hora de hablar del sistema multimedia y conectividad, el Corolla cuenta con una buena pantalla táctil que responde bien a las órdenes y con unos iconos de buen tamaño. El sistema de audio tiene una calidad aceptable y disponemos de Android Auto y Apple Car Play para poder sacar partido de las aplicaciones más prácticas para el día a día, desde la posibilidad de que nos locute los mensajes recibidos hasta las apps disponibles para las alertas de tráfico, navegador, etc.

También disponemos de conexión WiFi, así que en este campo va bien servido, aunque algunos rivales ya ofrecen sistemas con aplicaciones propias de la marca que permiten, por ejemplo, abrir y cerrar las puertas con el móvil, conocer la localicación del vehículo, etc., y por ahora no es posible en Toyota.

El sistema híbrido de este Corolla consta de un motor de gasolina de 1,8 litros de cilindrada que va asociado a un sistema eléctrico que cuenta con la peculiar transmisión transaxle de Toyota y una batería de ión de litio refrigerada por aire alojada en la parte trasera, debajo de la banqueta. La transmisión se comporta como un variador continuo a efectos prácticos. Los desarrollos del cambio se obtienen combinar los giros relativos entre el motor de gasolina y los motores eléctricos en un juego de piñones epicicloidales. Suena complicado y es muy ingenioso, pero constructivamente es muy sencillo, de modo que es un sistema muy fiable y, sobre todo, muy fácil de manejar para el usuario.

Para poder sacar más partido, el Corolla cuenta con tres programas de funcionamiento que varían ligeramente la respuesta del acelerador y de la ''caja de cambios'' para proporcionar más eficiencia o más prestaciones:

• EV: este modo hace que el coche funcione exclusivamente como eléctrico. No se puede activar por encima de 40 km/h o si las baterías están muy agotadas. Aunque en principio el coche no puede circular como eléctrico puro a más velocidad en modo EV, la verdad es que en muchas ocasiones te encuentras rodando entre 70 y 100 km/h a punta de gas con el motor de combustión apagado y con un leve empuje del eléctrico.

• Normal: es el modo en el que siempre enciende el coche y busca un compromiso entre prestaciones y rendimiento energético.

• Eco: busca el mínimo consumo maximizando el tiempo que funciona en modo eléctrico y suavizando la respuesta del acelerador.

• Sport: para lograr las máximas prestaciones mantiene encendido más tiempo el motor de combusitión, el acelerador es más sensible y el sistema de transmisión usa desarrollos más cortos para mejorar las recuperaciones y aceleraciones.

Con toda esta tecnología los consumos medidos durante la prueba han sido:

• Urbano: 4 l/100 km

• Carretera: 3,6 l/100 km

• Autopista: 5,2 l/100 km

Como en todos los híbridos, donde más partido vamos a sacar a este Toyota es en ciudad. Resulta muy fácil y cómodo de conducir y, además, sus consumos son muy bajos. La visibilidad y la maniobrabilidad hacen que sea fácil desenvolverse con él en el tráfico urbano, con unas dimensiones compactas, un buen radio de giro y un cambio automático que facilita el estar constantemente arrancando y parando.

En carretera las prestaciones son muy honestas. No es un coche de alto rendimiento, pero los adelantamientos son suficientemente seguros y podremos mantener los máximos legales incluso en los puertos de montaña con el coche cargado sin someter a la mecánica a demasiado esfuerzo.

Por zonas viradas demuestra que es un coche suficientemente ágil y, una vez más, es la facilidad lo más destacable. Sus reacciones son muy seguras y es difícil que un error nos pueda poner en un apuro.

En autopista y autovía se agradece el bajo nivel sonoro en el interior, salvo en los puertos de montaña. Su paso por curvas rápidas es seguro y el Corolla mantiene la trayectoria aunque en pleno apoyo pasemos por una junta de dilatación o un leve badén.

En definitiva, es un coche muy fácil de usar a diario, cómodo, con un nivel de prestaciones aceptable y con unos consumos ajustados. Sin duda es una buena alternativa de compra.