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BMW Serie 3 híbrido enchufable: un «Cero Emisiones» rapidísimo
PRUEBA

BMW Serie 3 híbrido enchufable: un «Cero Emisiones» rapidísimo

El BMW 330e o, lo que es lo mismo, la versión enchufable de la Serie 3 hace gala de unas prestaciones de infarto al mismo tiempo que nos permite circular por Madrid Central en modo totalmente eléctrico y sin pagar un duro por aparcarlo en zona SER

Christian García

Madrid

Jueves, 1 de octubre 2020, 13:49

La historia de la hibridación en la Serie 3 de BMW se remonta a la anterior generación (la sexta) con el lanzamiento en 2012 del ActiveHybrid 3 no enchufable, justo el mismo año en que la pionera Toyota ya empezaba a ensamblar su Prius plug- ... in. Lo cierto es que entonces la demanda de híbridos enchufables era prácticamente nula, pero las restricciones siguieron endureciéndose y la necesidad de un grado mayor de electrificación en los coches híbridos era patente.

Galería. Fotogalería: BMW 330e híbrido enchufable

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Galería. Fotogalería: BMW 330e híbrido enchufable

Con la llegada de la séptima y actual generación nació el primer Serie 3 PHEV (por sus siglas en inglés de Plug-in Hybrid Electric Vehicle o vehículo híbrido eléctrico enchufable), que tomó la denominación de 330e iPerformance. A finales de 2019, los ingenieros bávaros mejoraron su rendimiento y dejaron su nombre comercial como BMW 330e a secas, pero... ¿en qué mejora este nuevo 330e?

Así es el BMW 330e PHEV

Pues, estéticamente, los cambios son muy ligeros. Sin embargo, el nuevo diseño de elementos como la parrilla, las ópticas, los paragolpes o las llantas se centran en dar al conjunto un poco más de empaque y deportividad. Como atributos exclusivos de la versión enchufable, el 330e añade la boca de carga en la aleta delantera izquierda y una parrilla activa (se abre en función de las necesidades) que mejora la aerodinámica.

Ficha técnica del BMW 330e

  • Motor: 2.0 gasolina 184 CV + eléctrico 113 CV

  • Consumo: 1,4 l/100 km

  • Medidas: 4,7 x 1,82 x 1,44 metros

  • Maletero: 375 litros

  • Precio: desde 54.750 euros

En cuanto a la calidad percibida, todos los acabados exteriores ofrecen una buena sensación tal y como se espera de una marca premium, con excepción de las juntas delanteras del capó, que nos han parecido demasiado irregulares. Nuestra unidad de pruebas equipa algunos extras como los faros Laser Led, que proporcionan una iluminación realmente buena durante la noche, o las llantas de 18 pulgadas que hacen incrementar la factura en torno a 2.500 € más (de serie cuenta con unas de 17 pulgadas.)

Todas las puertas posibilitan un buen acceso al interior y en él encontramos una configuración que sigue la tradicional línea de la casa. Eso sí, el salto tecnológico que ha dado y los materiales de primerísima calidad hacen que tenga una imagen bastante más actual y moderna.

Llaman la atención especialmente las dos grandes pantallas de 12,3 y 10,25 pulgadas que hacen las labores de instrumentación digital y sistema de infoentretenimiento con navegación y conectividad incorporadas. Con respecto a la primera, cabe decir que, aunque sí brinda una resolución muy buena y toda la información que proyecta es fácilmente legible, permite bastantes menos modos de visualización que las de Audi o Mercedes. La segunda está mucho mejor integrada en el salpicadero que la de modelos anteriores y lo cierto es que tanto su funcionamiento como sus mejoras en lo referente a la asistencia digital, etcétera, son bien recibidas.

Tiene espacio de sobra

El espacio en las plazas delanteras es muy bueno y también lo es para los ocupantes de las plazas traseras. En efecto, estos últimos notarán y agradecerán el aumento en unos 40 mm de la batalla. Ahora hay un poco más de espacio para las piernas y los asientos parecen un poco más largos.

El maletero tiene una capacidad de 375 litros. Sus formas son regulares y se aprovechan bien. El problema llegará cuando tengamos que cargar bultos de gran tamaño, porque al no contar con portón la boca de carga nos limita demasiado.

Sin duda, la parte mecánica es la que determina el comportamiento de este BMW 330e. Monta un motor 2.0 de gasolina con 184 CV que se une a otro eléctrico de 113 CV. La potencia conjunta asciende hasta los 292 CV y declara un par máximo de 420 Nm. Su respuesta es simple y llanamente formidable. Con solo apretar un poco el acelerador obtenemos una aceleración más que suficiente para salir airosos de cualquier situación. Ni siquiera metiéndole más peso a las dos toneladas en orden de marcha que da en la balanza se inmuta. No encuentra el menor problema a la hora de sacar fuerza y enfrentar con absolutas garantías un adelantamiento, un repecho en el terreno o cualquier otra aceleración.

Por supuesto, con semejante caballaje también es posible disfrutar y mucho por carreteras reviradas. No obstante, en este sentido deberemos tener cuidado con las inercias que inevitablemente salen a relucir en un coche tan pesado. Lo natural es que tienda al subviraje en las curvas más cerradas, pero, si hay algo que tolera este 330e, es colocar la zaga con un ligero golpe de acelerador como todo buen tracción trasera. Si hablamos de prestaciones, es capaz de alcanzar los 100 km/h desde parado en menos de seis segundos y llegar hasta los 230 km/h de velocidad punta.

Un coche cómodo y divertido a la vez

La caja de cambios automática de ocho relaciones realiza unas transiciones muy cómodas y suaves en los modos más confortables, pero no duda en cambiarse el vestido y pasar a ser rapidísima, muy efectiva e incluso algo tosca cuando le pedimos su cara más sport.

El conjunto mecánico lo completa la batería de 12 kWh que se sitúa bajo el suelo del maletero. Según el ciclo WLTP, homologa una autonomía en modo 100% eléctrico de unos 40 km. En lo relativo a tiempos de carga, podemos llenarla desde cero con el cargador Mennekes que trae de serie en tres horas si usamos una wallbox de 3,7 kW de potencia. Los consumos medios que hemos registrado durante nuestra prueba son:

- 6 l/100 km en uso combinado y modo híbrido.

- Alrededor de 5 l/100 km en vías rápidas.

- 11 l/100 km durante una conducción más deportiva.

En materia de dinamismo, hay que añadir a lo comentado antes que en carretera es un coche comodísimo. El tarado de la suspensión adaptativa en el modo Normal es más bien suave. Claramente aboga por el confort, pero no implica que se pase de blando. En realidad, encuentra un equilibrio bastante bueno que, como digo, nos permite hacer viajes largos sin apenas fatiga y, al mismo tiempo, activando el modo Sport podemos disfrutar de la conducción más pura enlazando virajes sin que muestre torpeza alguna.

La dirección tiene un grado de asistencia correcto y un tacto muy agradable. Además, es lo suficientemente precisa como para guiar al coche sin correcciones.

En definitiva, el BMW 330e es una alternativa a los Mercedes C300 e o Volkswagen Passat GTE muy a tener en cuenta. En precio sí se va un poco más lejos que en estos (el bávaro parte de unos 55.000 €), pero gana en calidad percibida y, sobre todo, en habitabilidad interior. De todos ellos, el Mercedes es el más potente, pero esto también repercute en el consumo, algo que va contra la filosofía de este tipo de modelos.

Nuestra valoración

Diseño

7

Motor

9

Comportamiento

8

Interior

7

Equipamiento

8

Consumo

7

Destacable

  • PrestacionesEtiqueta Cero EmisionesConfort

Mejorable

  • Sin levasPeso en conducción deportivaAjustes del capó

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