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El Audi Q3 Sportback parte de los 47.470 euros. Audi
El Audi Q3 Sportback es la Taylor Swift del motor

El Audi Q3 Sportback es la Taylor Swift del motor

No se puede juzgar con los ojos de Led Zeppelin a la industria musical moderna

Juan Roig Valor

Domingo, 11 de febrero 2024, 02:49

Hacer coches para los periodistas de motor es inútil. Somos un colectivo imposible de satisfacer. Recientemente, en una presentación, oí que un coche moderno premium electrificado «tenía problemas de insonorización a más de 180 kilómetros por hora, sin duda mucho peores que los del mismo ... modelo en los noventa».

Por favor. Los clientes que se pueden permitir ese coche no van a llegar a 180 km/h. Posiblemente no lleguen ni a 80.

La trampa de escribir con la nostalgia consiste en pensar que todo tiempo pasado fue mejor, que los fabricantes de automóviles han cedido a las presiones regulatorias medioambientales y de seguridad y que las máquinas presuponen que, como conductores, somos inútiles.

Esto es, mayormente, cierto. Antes, las diferencias de cada coche eran más evidentes y los aciertos se contrarrestaban con puntos flacos flagrantes. Los primeros Porsche 911 Turbo eran potentes, sí: si entraba el turbocompresor en mitad de una curva, tenían el potencial de matarte.

Esto, por supuesto, se ha ido depurando a lo largo de los años. El retraso entre apretar el acelerador y la entrega de potencia turbopropulsada se ha hecho casi inmediata.

Casi. Una persona normal ni lo nota, pero los periodistas de automoción sabemos que está ahí. Y por esto, es no podemos perdonar a los fabricantes. «¡Ya no los hacen como antes!», exclamamos, acariciando la miniatura de un V8 atmosférico que todos llevamos encima.

Y mientras tanto, los fabricantes no paran de vender coches. Coches cada vez más seguros, mejor insonorizados, más modernos, con un control de calidad más riguroso y con sistemas de climatización que funcionan. Los periodistas del motor no somos su público objetivo.

El público es su público objetivo.

Interior del Audi Q3 Sportback Audi

Y el nuevo Audi Q3 Sportback es un claro ejemplo de ello. El coche es más atractivo que el SUV sobre el que se basa («¡es menos práctico!», nos lamentamos), tiene un motor de 150 caballos («¡son demasiado pocos!») y tiene una caja de cambios automática («¡sacrilegio!»).

También es un símbolo de estatus de 47.470 euros, tiene un interior moderno, el Bluetooth funciona a la primera y el aire acondicionado enfría rápido.

La industria automotriz, como la musical, han cambiado desde los años setenta. No tiene sentido juzgar con ojos de Led Zeppelin —donde las canciones de ocho minutos y los solos de batería estaban a a la orden del día— a las canciones de Taylor Swift.

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Ahora, las canciones como los coches son más comerciales, menos arriesgados. Pero venden más y son más lucrativos. Si las marcas hubieran seguido haciendo, inmutables, sus grandes éxitos, estarían en el mismo lugar que John Bonham: en el cementerio.

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