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Juan Roig Valor
Martes, 28 de mayo 2024, 13:00
Cuando te acercas a una curva y aprietas los frenos en el nuevo Mercedes-AMG GT, lo primero que notas es que el cinturón de seguridad se tensa a lo largo de tu torso, preparándote para lo peor. Afortunadamente, los ingenieros de Affalterbach han dotado ... al nuevo modelo, en lo alto de la cadena trófica de la marca de la estrella, de sensores y frenos capaces de minimizar el error humano.
Debe ser por este motivo que los instructores de conducción del circuito del Jarama nos insistieron en que no desactivásemos las ayudas electrónicas del coupé, cuya segunda generación se estrena en 2024. Para el común de los mortales, tenerlas activas hará incluso que vayan más rápido.
Un ejemplo del trabajo que hace el AMG GT tras bastidores es su soporte del motor. Este, en el modo de conducción Race se acerca más al chasis para aumentar su rigidez. Esto, junto con las ruedas traseras direccionales –por debajo de los 100 km/h van en dirección opuesta a las delanteras y por encima, en la misma– convierten al coche en un verdadero escalpelo del circuito.
Al llevar el emblema de AMG, las prestaciones se dan por supuestas: el motor es el ya conocido –y excelente– V8 biturbo que en la versión 63, que es la que se comercializa en España de momento, entrega 585 caballos de potencia. Más adelante, llegará la 43, con 422 y tracción a las cuatro ruedas, junto con una versión híbrida enchufable con más de 800.
La aceleración, en esta variante, es absurda. En tan solo 3,2 segundos ya se alcanzan los 100 km/h y en media recta del Jarama, que mide 900 metros, conseguimos ponerlo a 240 km/h. Con el motor eléctrico, el modelo híbrido sólo puede ser más salvaje, y reduce este tiempo por debajo del umbral de los 3 segundos.
Cuenta, además, con equipamiento aerodinámico como el spoiler trasero y uno delantero en la parte inferior, que se despliegan en función de los cálculos de la centralita. Al conducir el AMG GT, uno siente que es una máquina de precisión que te está ocultando información por tu propio bien.
Estéticamente, es muy similar a su antecesor, aunque las líneas se han refinado y redondeado, volviéndose más sinuosas y fluidas. El principal cambio es en los faros delanteros, que renuncian a la firma lumínica led del anterior y ahora tienen un ceño fruncido que aumenta el carácter.
En cuanto a tamaño, el GT se vuelve más largo, 20 centímetros más para ser precisos, lo que le permite incorporar dos asientos en la parte trasera, algo imposible en el modelo anterior. Estos no son particularmente espaciosos, pero los de su principal rival, el Porsche 911, tampoco lo son.
Estos asientos son los que, además, permiten retraerse y aumentar los 321 litros de capacidad del maletero, hasta el punto de que es posible introducir una bicicleta en la parte trasera del GT. Una bicicleta. En la parte trasera de un superdeportivo alemán.
El objetivo de Mercedes-Benz con esta nueva generación es de hacer un coche más apto para el uso diario que la versión anterior, y quitarle cuota de mercado a sus rivales de Stuttgart. Por ello han equipado al coche con todas las ayudas a la conducción de las que disponen, así como mejoras en la comodidad del habitáculo.
Su GT tiene el motor en el lado correcto y los precios parten de 194.600 euros.
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