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Patxi Fernández y Noelia Soage
Madrid
Jueves, 30 de septiembre 2021, 01:02
El sector de la automoción busca lograr la neutralidad en emisiones de CO2 para el año 2030. Un objetivo que se persigue mediante vehículos cada vez más ecológicos, recurriendo para ello a la electrificación total o parcial, la incipiente oferta de modelos de pila ... de hidrógeno, e incluso de combustibles alternativos a los fósiles, como pueden ser los carburantes sintéticos.
Pero para lograr este ambicioso objetivo no basta con reducir las emisiones de los vehículos en circulación. La transformación que ya está en marcha hace que los fabricantes europeos tengan la meta de lograr que la neutralidad en emisiones de CO2 comprenda el ciclo completo de vida del vehículo, es decir, desde su fabricación hasta su reciclaje final. No será fácil, pero muchas ya se han puesto manos a la obra para desarrollar sus propias hojas de ruta. El uso inteligente de los recursos permitirá ahorrar materiales y reducir el consumo. Además, se impulsa el reciclaje de las baterías y el uso de energías renovables en la fabricación.
En los últimos años, se han producido grandes avances, aunque aún queda camino por recorrer, pues la industrialización y el aumento de la población en algunas regiones del planeta dificultan la transformación de algunos sectores.
Según las cifras facilitadas por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), las emisiones de CO2 por automóvil producido se redujeron en un 33,1% entre 2005 y 2020.
Pero el balance final no es tan positivo ni en todos los sectores productivos ni en todo el mundo. Así, las emisiones mundiales de CO2 no han parado de aumentar en los últimos 50 años y superan hoy los 33.000 millones de Tm, lo que supone más del doble de lo que se emitía en 1970, según los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía. De las cuatro economías más grandes del planeta, China es la que presenta un mayor incremento en el número total de emisiones: en 50 años se han multiplicado por 12. Tan solo entre 1999 y 2014 las emisiones pasan de 3.000 millones de Tm de CO2 a 9.000 millones. Estados Unidos ha aumentado sus emisiones paulatinamente hasta principios de la década de 2000 y, desde entonces, ha comenzado a rebajarlas. Alemania ha sido la única gran economía en la que se observa un descenso del 33%.
A nivel global, la mayor parte de las emisiones se generan en la quema de combustibles fósiles para obtener electricidad y calor. El transporte es responsable del 25% y la industria del 19%, por lo que son los tres sectores responsables de más del 75% de las emisiones con origen fósil.
Una de las más importantes transformaciones que dan idea del compromiso de las automovilísticas con el medio ambiente es la antigua fábrica de Fiat en Turín.
En la década de los años 20 inició su andadura la primera factoría moderna del fabricante italiano. El Edificio Lingotto –nombre que tomó gracias a su parecido desde las alturas con un lingote de metal y que sirvió para bautizar también el propio barrio de Turín en el que está ubicado– se mantuvo a pleno rendimiento hasta los 70, cuando la compañía traspasó todo el protagonismo de su producción a la planta contigua de Mirafiori. Ahora es un edificio de ocio que alberga el jardín colgante más grande de Europa.
El edificio Lingotto se ha transformado de fábrica en un espacio urbano enfocado al ocio, con un centro comercial y un hotel de cuatro estrellas. En su tejado, donde estaba situado un circuito de pruebas, se ha construído el jardín colgante más grande de Europa. También se ha inaugurado un museo dedicado al icónico Fiat 500, el que se se repasa historia de esta antigua fábrica. En los pisos inferiores se encuentra la Pinacoteca Agnelli, donde los visitantes pueden apreciar desde 'picassos' hasta 'renoirs', o 'canalettos'.
Otras experiencias a nivel mundial son, por ejemplo, la transformación de la planta de Porsche en Chile, que fabrica combustible sintético neutro en emisiones de CO2, o la utilización de energía procedente de fuentes renovables en las fábricas de Volkswagen en Zwickau (Alemania), de Stellantis en Figueruelas (Zaragoza) y de Renault en Valladolid.
El grupo automovilístico se ha marcado el reto de lograr la neutralidad energética en 2030. Por ello, la planta de Stellantis en Figueruelas (Zaragoza), donde se produce el Corsa totalmente eléctrico, ya cuenta desde junio con una de las mayores instalaciones de autoconsumo energético de España con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y el consumo de agua a menos de una tonelada por vehículo, así como el consumo de energía.
Además, el cien por cien de la electricidad que compran es de origen verde y se han tomado medidas en el diseño de los embalajes para aumentar la reciclabilidad, y se han puesto en marcha proyectos de economía circular. También tiene previsto instalar tres aerogeneradores antes de que finalice el año. Un camino que sigue la factoría de Stellantis en Vigo, una planta que destaca por su gestión de residuos, que instalará un parque fotovoltaico en 2022 y trabaja en sustituir el gas natural por hidrógeno verde como fuente de energía. Asimismo, para mejorar la eficiencia energética de la planta, aplicará un tratamiento matemático en el secado de pintura de la carrocerías y también está previsto un sistema de recuperación de calor emitido en tareas como la soldadura, la compresión de aire o la pintura electrolítica, a fin de que se aproveche en otros procesos de fabricación.
El Grupo Renault, a través de un acuerdo con Iberdrola, ha puesto en marcha proyectos enfocados a la reducción de emisiones de CO2 en el consumo energético de la compañía en España. Iberdrola suministrará al fabricante energía verde a largo plazo, implantará soluciones de electrificación de calor y eficiencia energética, analizará proyectos renovables on-site, así como la electrificación de la movilidad y la utilización de un segundo ciclo de baterías.
Una alianza que permitirá a Renault trabajar el objetivo de huella de carbono cero y que posibilitará la utilización de energía eléctrica verde en sus fábricas -en Valladolid produce el Captur, también en su versión híbrida enchufable- o el uso del Big Data en la gestión de las eficiencias energéticas. De hecho, Renault en España da un paso firme para contribuir al objetivo que tiene el Grupo a nivel internacional de reducir a la mitad en 2030 las emisiones que producen sus plantas en todo el mundo.
El Cupra Born es el claro ejemplo del Grupo Volkswagen de que sus modelos de producción que salen de las líneas de la factoría de Zwickau (Alemania) -dedicada exclusivamente a la producción de coches eléctricos, donde también se produce el ID.3- responden a un concepto neutral de CO2 neto, mediante el cual la energía procedente de fuentes renovables se utiliza en la cadena de suministro. Es más, las medidas implantadas en los últimos nueve años ya han generado una reducción total de CO2 del 66%. Y es que Volkswagen se ha propuesto entregar a sus clientes un vehículo producido en su totalidad sin emisiones de carbono, abordando toda la cadena de valor desde la adquisición hasta el reciclaje.
Para ello, el Grupo automovilístico invertirá alrededor de 11 mil millones de euros hasta 2023 en la digitalización de vehículos y plantas -para que funcione exclusivamente con energía hidroeléctrica-. Además, como parte de la reducción del impacto ambiental de la producción, el agua y residuos se están reduciendo constantemente y están evaluando ahorros adicionales de emisiones en el área de pintura, ya que este proceso es el de mayor impacto ambiental en toda la producción de vehículos.
Porsche está volcada por completo en su nueva planta de producción de combustibles sintéticos en Punta Arenas (Chile). En colaboración con Siemens, se espera que pueda comenzar en 2022 la producción del combustible prácticamente neutro en CO2 (e-fuel). Este proyecto permitirá al fabricante alemán ser neutral en emisiones de CO2 a partir de 2030.
En concreto, los combustibles renovables permitirán reducir las emisiones de CO2 en los motores de combustión hasta en un 90 por ciento. Por su parte, Chile se ha fijado objetivos ambiciosos en el marco de su Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde: el objetivo es producir el hidrógeno más barato del mundo y convertir al país en uno de los principales exportadores de hidrógeno verde y sus derivados. Por ello, el proyecto Haru Oni aprovecha unas condiciones de viento perfectas en la provincia de Magallanes, al sur de Chile, para producir el combustible sintético utilizando energía eólica renovable de bajo coste. En una primera fase, mediante electrólisis se divide el agua en oxígeno e hidrógeno utilizando energía eólica. Después, se filtra el CO2 del aire y se combina con el hidrógeno para producir metanol sintético, que a su vez se convierte en e-fuel.
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