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Patxi Fernández
Madrid
Lunes, 18 de octubre 2021, 00:27
Los ecocombustibles –combustibles líquidos renovables y de bajas o nulas emisiones de CO2 fabricados con materias primas alternativas al petróleo– agrupan a un conjunto de tecnologías para la producción de combustibles líquidos que, respetando la neutralidad tecnológica y potenciando el desarrollo industrial, permiten la reducción ... real de emisiones de GEI y otros gases contaminantes en la movilidad propulsada por motores de combustión.
Frente a otras alternativas, estos carburantes (de origen biológico renovable o sintético) presentan grandes ventajas como la compatibilidad con el parque de vehículos actual, ya que, según explican desde la Asociación Española de Productores de Productos Petrolíferos AOP, se pueden usar en los motores de combustión convencionales, y su extrema adaptabilidad a todo tipo de necesidades: no solo se pueden utilizar en el transporte terrestre, sino que son imprescindibles en sectores donde aún no hay alternativas competitivas o estas requieren una inversión poco asequible en las circunstancias actuales, como el transporte marítimo, la pesca, el sector aéreo o la maquinaria agrícola.
Los ecocombustibles pueden jugar, también, un papel relevante en la descarbonización de sectores distintos de la movilidad, como las calderas de calefacción, sin necesidad de sustituir todas las ya instaladas.
¿Qué son los combustibles sintéticos?
También llamados e-fuels, se producen a través del CO2 capturado y el hidrógeno verde. Para su producción es fundamental la captura y uso de CO2 y la adaptación de las refinerías para la producción de hidrógeno verde mediante electrólisis con energía eléctrica renovable.
¿Cómo se producen los biocombustibles avanzados?
A partir de materias primas de origen biológico, agrícolas y forestales. Estas materias primas pueden procesarse en las refinerías para obtener ecocombustibles sintéticos de alta calidad (ediante numerosas tecnologías.
¿Que otros combustibles bajos en carbono existen?
Otras materias primas provenientes de residuos de origen no biológico, como residuos urbanos o plásticos, también son susceptibles de ser convertidas en ecocombustibles mediante técnicas como la pirólisis, entre otras.
Desde los aviones a los tractores, pasando por barcos, vehículos privados o camiones, el transporte seguirá necesitando durante mucho tiempo combustibles líquidos como fuente principal de energía, según las estimaciones de la AOP. Los costes actuales de acceso a nuevas tecnologías o las limitaciones de los desarrollos tecnológicos hacen necesarias alternativas con cada vez menos emisiones, eficientes y accesibles. Y aquí es donde surgen los ecocombustibles bajos en carbono, que provienen de materias primas alternativas al petróleo, como residuos forestales y agrícolas o CO2 capturado.
Según Miguel Ángel García Carreño, Gerente de Desarrollo de Procesos de Repsol Technology Lab «en sectores como el transporte pesado por carretera o la aviación, difícilmente electrificables, estos e-combustibles van a resultar esenciales porque son una solución real y disponible para reducir las emisiones».
Según los cálculos de AOP, con su uso se podría reducir un 100 % la intensidad de emisiones de los productos fabricados en las refinerías.
«Los combustibles sintéticos pueden hacer que los vehículos de gasolina y diésel sean neutros en carbono y, por lo tanto, que contribuyan significativamente a limitar el calentamiento global», asegura Volkmar Denner, presidente del Consejo de Administración de Robert Bosch GmbH.
Los expertos de Bosch han cifrado, incluso, la contribución que podría aportar, tan sólo, la flota europea de automóviles. Así, para 2050, el uso de combustibles sintéticos empleados como complemento a la electrificación podría ahorrar hasta 2,8 gigatoneladas de CO2 o, lo que es lo mismo, 2.800.000.000.000 de kg. Esto equivale a tres veces las emisiones de dióxido de carbono que Alemania produjo en 2016.
En España, la empresa Repsol ha anunciado la construcción en Cartagena de la primera planta de fabricación de biocombustibles, con el objetivo de producir 250.000 toneladas anuales a partir de 2023, llegando a 1,3 millones de toneladas de productos a partir de materias renovables en 2025 y más de 2 millones en 2030. A partir de hidrógeno y materia prima reciclada, por ejemplo aceites de fritura, grasas, la fracción orgánica de los residuos urbanos, o biomasa de restos agrícolas o forestales, se podrán fabricar biocombustibles avanzados, como hidrobiodiésel (HVO por sus siglas en inglés), biojet, bionafta y biopropano.
El resultado serán unos biocombustibles que se pueden usar sin modificaciones en los motores actuales y que significarán un ahorro de emisiones de 900.000 toneladas de CO2 al año, una cantidad similar al que absorbería un bosque del tamaño de 180.000 campos de fútbol. Supondrá una inversión de 188 millones de euros y en su construcción trabajarán unos 1.000 profesionales.
Además en el puerto de Bilbao se está desarrollando un proyecto innovador a nivel mundial para producir combustibles sintéticos con cero emisiones netas. Utilizará como únicas materias primas el CO2 capturado en la refinería e hidrógeno producido con electricidad 100% renovable. El CO2 emitido por estos combustibles en su ciclo de vida completo es equivalente al que se captura y emplea en su fabricación, de lo que resulta un balance neto de cero emisiones.
A nivel europeo, la alianza eFuels Alliance se ha marcado también el objetivo de promover los combustibles respetuosos con el medio ambiente. Esta organización, en la que participan asociaciones y empresas de sectores como la producción de aceites minerales, la industria automotriz y de proveedores, la ingeniería mecánica, investigación y la ciencia, tiene como objetivo establecer y promover los eFuel para la protección del clima y hacerlos aplicables en todo el mundo. Los próximos dos años serán decisivos, porque la Comisión Europea va a revisar sus objetivos climáticos. Entre ellos la legislación sobre los automóviles para reconocer la aportación de los e-combustibles a la consecución de la reducción de emisiones.
En cuanto a su papel en el desarrollo económico e industrial, se trata de una alternativa que puede impulsar la seguridad e independencia energética del país y grandes oportunidades de creación de empleo y riqueza industrial, al poder emplear materias primas disponibles en nuestro territorio como biomasa sostenible, residuos biológicos, CO2 capturado y agua, reduciendo el uso de combustibles de origen fósil.
En ese sentido, su papel puede ser crucial para el impulso económico de la España Vaciada, no solo por su fuerte relación con la actividad agropecuaria y el aprovechamiento de residuos forestales, sino por la importancia de estos carburantes en zonas de difícil penetración de alternativas electrificadas.
Según explican desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables, APPA, todos los biocarburantes que se consumen en la Unión Europea cumplen los estrictos criterios de sostenibilidad previstos en la Directiva de Energías Renovables (DER): ahorro de emisiones de GEI de al menos un 50% y uso de materias primas que no provienen de tierras con alta biodiversidad o elevadas reservas de carbono, incluyendo bosques, zonas húmedas y turberas. El cumplimiento de estos requisitos está actualmente certificado de manera independiente por sistemas autorizados y supervisados por la Comisión Europa.
La utilización creciente de biocarburantes reduce además la dependencia energética de los combustibles fósiles en el sector del transporte, sin que sea necesario para ello la introducción de nuevas tecnologías en vehículos, dado que los biocarburantes se pueden utilizar mezclados con carburantes fósiles en los mismos motores de combustión interna que funcionan con diésel y gasolina.
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