Cómo es la segunda vida para las baterías de los coches eléctricos

Según Yann Lelong, director de Green Vision, «se considera la batería como usada cuando sale del vehículo al final de su vida útil. Sin embargo, sigue siendo ampliamente suficiente para aplicaciones menos exigentes en términos energéticos. Es entonces cuando mi papel como integrador especialista del reacondicionamiento cobra sentido».

Para frenar el aumento global de la temperatura en el planeta, el automóvil debe reducir sus emisiones, lo que se consigue, entre otras posibilidades, impulsando el paso al vehículo eléctrico a la vez que se optimiza y alarga el tiempo de vida útil de las baterías.

Para estudiar y actuar en la creación de ecosistemas sostenibles, el grupo Renault ha puesto en marcha MOBILIZE, que trabaja en colaboración con otros actores como la start-up Green-Vision, situada en Etampes, cerca de París, especialista en la integración de baterías de segunda vida en otros vehículos. Su fundador, Yann Lelong, nos explica cómo funciona esta colaboración y a qué se da vida con las ex-baterías de vehículos Renault.

Consciente del potencial que puede ofrecer una batería y de las virtudes ambientales de su reacondicionamiento, Yann Lelong, ingeniero de formación y apasionado del automóvil, de la mecánica y electrónica, se ha especializado en la electrificación y la economía circular. A través de su start-up Green-Vision, proporciona una segunda vida a las baterías de los vehículos para los clientes que buscan soluciones compatibles con sus usos.

«Como integradores, desmontamos los componentes de estas baterías de origen para reacondicionarlos en nuevos conjuntos. De forma parecida a los LEGO volvemos a ensamblar con un nuevo peso y un nuevo voltaje, en función de las necesidades de nuestros clientes. Esta es la magia de la segunda vida».

Estas nuevas vidas son variadas. Por ejemplo, las baterías pueden alimentar vehículos de dos ruedas: bicicletas eléctricas, motocicletas de reparto de pizzas e incluso alguna moto que ha batido récords de velocidad. Todo es posible con las baterías con segunda vida, incluido un alto rendimiento.

Otro ejemplo es el foodtruck Master Z.E., una unidad de restauración móvil cero emisiones, tanto para el motor como para la cocina. La alta potencia eléctrica necesaria para la plancha, las mesas refrigeradas, las tostadoras y freidoras es suministrada por baterías de segunda vida y paneles solares. Ya no hace falta conectarse a una toma eléctrica ni a un grupo electrógeno ruidoso para garantizar un servicio ininterrumpido.

Las baterías de segunda vida pueden también ser útiles para el transporte de productos farmacéuticos como las vacunas, para los que la temperatura de almacenamiento ha de ser totalmente estable y controlada. Cuando el conductor apaga el motor del vehículo para realizar la entrega, se corta la producción de frío. En este caso, las baterías de segunda vida siguen suministrando la energía necesaria para no alterar la cadena de frío ni siquiera con el motor apagado.

Esto demuestra que un tiempo más de vida extra antes del reciclaje no es nada despreciable. «Tenemos muchas más ideas de aplicaciones para estas baterías de segunda vida y las estamos desarrollando», afirma Yann Lelong.