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Juan Roig Valor
Madrid
Viernes, 29 de abril 2022, 16:07
El transporte representa el 30% de los gases de efecto invernadero en España, y un 90% de este se corresponde al terrestre. Por eso, la descarbonización de los vehículos que circulan por las carreteras, especialmente en lo que a transporte de mercancías se refiere, pasa ... inexorablemente por la medición en tiempo real de sus emisiones.
Este fue una de las conclusiones del último Observatorio de Movilidad Sostenible llevado a cabo por el Club de Excelencia en Sostenibilidad. El enfoque de esta edición estuvo puesto en la gestión sostenible de flotas, una realidad cada vez mayor, gracias a los avances en medición portátil.
Según el responsable de Operaciones y Consultoría en Opus RSE, Javier Buhigas, «lo ideal es medir de forma automática y a distancia las emisiones de los vehículos, con el objetivo de obtener datos reales de la emisión de partículas contaminantes, los cuales posteriormente se pueden relacionar con la marca y antigüedad del vehículo y extraer conclusiones muy acertadas basadas en datos reales de campo».
La opción más frecuente para mitigar las emisiones del transporte de mercancías es el análisis de rutas para buscar la manera más eficiente o cambiar la flota por modelos eléctricos. Sin embargo, también existen soluciones intermedias, con un coste más reducido, como es el adaptar los propulsores de gasóleo para que funcionen de forma conjunta con gas.
La empresa Dual Fuel Solutions redujo la huella contaminante de los vehículos hasta en un 90% para las partículas más nocivas (NOx) y en un 20% el consumo de combustible. Según su business manager, Juan Carlos Cortés, «las flotas actuales de diésel han podido obtener, gracias a nuestras operaciones, la etiqueta Eco de la DGT».
Sin embargo, es el paso a la electrificación la solución más efectiva y por la que más empresas se decantan. Es el caso de Mahou-San Miguel, que en 2021 bajó un 23% sus emisiones de CO2. «La medición en tiempo real de las emisiones en las flotas de nuestra cadena de suministro nos ha permitido obtener datos continuos mientras desarrollábamos nuestras operaciones diarias sin parar la actividad», afirmó el jefe de Gestión Ambiental de la empresa, José Luis García.
«A partir de esos datos, hemos identificado los vehículos más contaminantes y los puntos prioritarios en nuestras rutas en cuanto al nivel de emisiones, lo que nos ha permitido tomar decisiones específicas». Una de ellas fue consolidar su alianza con Renault para que sus comerciales usen el eléctrico Zoe para moverse por el interior de la almendra central de Madrid.
Otra de ellas fue la de brindar apoyo a sus proveedores —la mayor parte de ellos autónomos— para financiar la compra de vehículos nuevos con menos emisiones, y, preferiblemente, con propulsiones limpias.
La medición real también es un argumento de peso a la hora de determinar las zonas de bajas emisiones, como ha ocurrido en algunas ciudades de Escocia. Según la economista de Política Medioambiental de Ricardo Energy, Blanca Fernández, «El objetivo no es solo buscar soluciones de movilidad que reduzcan el uso del coche en la ciudad, sino optimizar los que ya están en funcionamiento. No hay que olvidar que el coche eléctrico también tiene impactos ambientales, especialmente a la hora de fabricar baterías».
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