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Juan Roig Valor
Jueves, 5 de octubre 2023, 04:53
Se trata del siguiente paso lógico. El mercado europeo encuentra –o se le obliga a encontrar– su apetito por la movilidad eléctrica, hasta el punto que, en el acumulado de agosto de 2023, uno de cada cinco coches matriculados es cero emisiones. Los fabricantes chinos ... son capaces de ofrecer un producto de calidad similar a un precio considerablemente más asequible y su cuota de mercado alcanza, hoy el 5,7% de las ventas en lo que va de año.
Marcas como MG comienzan a marcarse tantos como el convertirse en el modelo más vendido en España en agosto –concretamente, el ZS, disponible en versiones eléctrica y de combustión–; otras, como BYD, amenazan con arrebatar el primer puesto de matriculaciones eléctricas a Tesla: al cierre del tercer trimestre, la americana había vendido 435.059 unidades, mientras que la china sumó 431.603. Apenas 3.456 vehículos de diferencia.
Mientras tanto, la Comisión Europea ha lanzado una investigación para determinar si existen «prácticas desleales», en un mercado «inundado por vehículos eléctricos cuyo precio se mantiene artificialmente bajo por los enormes subsidios estatales», todo en palabras de la presidenta comunitaria, Ursula von der Leyen, en su último discurso del Estado de la Unión Europea, el pasado 13 de septiembre.
Aún es pronto para saber las conclusiones de la investigación y las consecuencias comerciales –por no hablar de las posibles repercusiones por parte de China– que pueda acarrear, pero un incremento arancelario más allá del 10% actual haría que producir en la Unión Europea sea más atractivo que la importación.
Desde los fabricantes chinos son conscientes. Es el caso de Chery Holding, que lleva exportando vehículos desde 2001 y sabe que una de las maneras más eficaces de evitar los aranceles es a través de fábricas de CKD: líneas de montaje que ensamblan las piezas de los vehículos que reciben. Tanto es así que ya cuentan con 10 plantas de este tipo en países como Malasia, Brasil o Irak y ya han tomado la decisión de crear una en Europa.
En palabras del consejero delegado de Omoda, la primera marca del Grupo Chery en llegar al Viejo Continente vía España, Shawn Xu, «el coste de operar una planta CKD es elevado, pero permite ahorros en transporte y logística».
Nuestro país es uno de los que baraja el constructor chino para establecer un centro productivo, desde el cual «sería posible incluso exportar a más mercados». En noviembre de 2022, una comitiva internacional de Chery visitó varios países europeos para estudiar la localización de la planta. Después de pasar por Alemania, Francia, Italia y Rumanía, se reunieron con representantes de la Generalitat de Cataluña para plantearse ocupar las instalaciones de la antigua factoría de Nissan en Zona Franca, Barcelona.
Meses después, en abril de este año, Chery firmó un memorando de entendimiento para «estudiar la producción de 50.000 vehículos al año». Sin ser una decisión en firme, el consejero delegado del Grupo Chery, Zhang Guibing, declaró que «Barcelona tiene buenas conexiones y cuenta con una fábrica que está en desuso. Sin embargo, el coste de crear una fábrica es elevado y no es una decisión que se pueda tomar a la ligera».
El hecho de que no se haya avanzado más allá de la firma del documento hace siete meses –incluso con la decisión de abrir el mercado español comercialmente– puede ser un indicio sombrío. La decisión final de la localización se tomará «a finales de 2023, con el inicio de las operaciones previsto para el fin de 2024 o inicio de 2025».
Otro constructor que se plantea abrir una fábrica en Europa es SAIC Motor, la matriz de la marca MG. Este emblema inglés entró en bancarrota después de la crisis de 2008 y, después de ser adquirido, su producción se llevó a China en 2016. El pasado julio, el presidente de la filial europea, William Wang, afirmó que la marca estaba estudiando producir en Europa «a pesar de unos costes más elevados. Cuando se venden más de 200.000 coches al año, es el momento». MG matriculó, en la primera mitad de año 99.789 unidades y tomará la decisión en los próximos dos años.
Fabricar en Europa supondría, además, esquivar el mecanismo proteccionista que ha diseñado Francia: el adjudicar subvenciones al vehículo eléctrico en función de su huella de carbono en la producción y transporte.
Dado que gran parte de la energía en China todavía proviene del carbón, el Gobierno galo ha encontrado una manera de circumventar las restricciones a las políticas proteccionistas de la OMC. Italia se está planteando adoptar una medida similar.
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