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Unai Mezcua
Jueves, 1 de abril 2021, 00:40
El Ministerio de Industria se ha fijado el verano como fecha tope para publicar las convocatorias de ayudas y de financiación del primer Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte), vinculado al coche eléctrico. Incluye tanto la proyectada fábrica de baterías, con el ... apoyo de Volkswagen, Seat e Iberdrola –aunque el Perte está abierto a otras empresas– como el desarrollo de un ecosistema de movilidad para contar con infraestructuras para la recarga de eléctricos e impulsar la demanda; así como la fabricación de vehículos eléctricos y conectados. En este sentido, Volkswagen ha anunciado su intención de producir en España 500.000 eléctricos al año para todas las marcas del consorcio, una vez que se confirme la llegada de los fondos.
La secretaría general de Industria ya está definiendo el proyecto con las empresas que han mostrado voluntad de participar. Una vez se consensúe, se llevará al Consejo de Ministros para su aprobación y después, como marca el Real Decreto Ley 36/2020, se abrirá un registro de empresas interesadas, paso previo a la publicación de la convocatoria de las ayudas. «Los fondos europeos van a acelerar la transformación y nos van a permitir recuperar terreno respecto a Francia y Alemania, que es donde están los centros de decisión», confían desde el departamento que dirige Raül Blanco. Detallan en este sentido que «se está trabajando aceleradamente» con el verano como horizonte para activar las ayudas. Unos fondos que, por ahora, están paralizados temporalmente por el Constitucional alemán.
Aún no hay previsión del número total de empresas que participarían. En la manifestación de interés se fija, además del liderazgo de una empresa vertebradora, un número mínimo adicional de cinco participantes y al menos, 40% de pymes. En el proyecto liderado por Seat participan al menos otras 15 entidades de al menos seis sectores, desde gigantes como Iberdrola o Caixabank a la navarra Sayer, con 17 empleados.
Desde Industria aclaran que la fábrica de baterías –un proyecto separado del anuncio de la semana pasada en Extremadura– es solo una de las patas del Perte, y a su vez se subdivide en cátodos (el proyecto extremeño incluye una planta en Cáceres para su montaje), celdas y ‘battery pack’ –la jaula que contiene las celdas–, un componente que ya producen empresas españolas como Gestamp. «Cada elemento responde a una necesidad industrial y logística, y debe estar situado allá donde sea más beneficioso para la cadena de valor de los fabricantes», explican.
«El Perte incluye el litio, las baterías, y dentro de las baterías, los cátodos, celdas y battery pack. Después, ya pasando a fabricantes, están las plataformas de vehículo eléctrico, y después los componentes», abundan desde Industria, precisando que «el coche es el centro. Sin coche no hay proyecto. Si no hay vehículo no van a venir baterías, ni inversiones».
La distribución «abre la puerta a vertebrar España industrialmente, aprovechando también las reservas de litio». Sobre la instalación de ensamblaje de las celdas, para la que el Ejecutivo aportará capital de los fondos europeos, la ubicación «dependerá de una decisión empresarial en base a la situación logística y la cercanía a las plantas» de ensamblaje final de vehículos. Se está a la espera de que alguna empresa química como LG Energy Solution confirme su interés por España. Al respecto hay, dicen «varios proyectos sobre la mesa».
Entre los interesados en optar a los fondos europeos están también Renault (por un importe de 4.000 millones), Mercedes (Vitoria opta a nuevos modelos, con 800 millones de inversión), Ford y PSA/Stellantis (incluyendo 230 millones para la línea 1 de Figueruelas).
Las baterías «son piezas complejas para su movimiento desde un punto de vista logístico y la cercanía a la planta de ensamblaje es un factor clave de competitividad y, por tanto, en el posicionamiento de nuestras fábricas a la hora de asignar eléctricos», explica a ABC Begoña Cristeto, socia responsable de automoción de KPMG, que cree que no debería estar situada a más de 150 km respecto a la línea de montaje. «España necesita centros de baterías si queremos que exista una apuesta clara de las multinacionales de fabricar en España. Como mínimo deberíamos hablar de tres», cree por su parte Jordi Carmona, responsable de Automóvil de UGT Fica.
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