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Enrique Serbeto y Patxi Fernández
Miércoles, 12 de junio 2024
La Comisión Europea ha anunciado que va a aumentar los aranceles que aplica a la importación de llegado a la conclusión provisional de que la cadena de valor de los vehículos eléctricos chinos se benefician de subvenciones estatales que considera ilegales y que además cree ... que provocan «una amenaza de perjuicio económico» a los fabricantes europeos y a los consumidores.
Mientras trata de encontrar una solución con las autoridades chinas, la Comisión ha decidido imponer aranceles provisionales a partir del 4 de julio que serán exigidos solo mediante una garantía, a la espera de que se conviertan o no en definitivos que es cuando deberían ser efectivos.
Según el grado de dependencia de las subvenciones que denuncia la Comisión respecto a varias marcas Bruselas ha decidido que BYD deberá pagar un 17,4%, Geely el 20% y SAIC un 38,1%.
Los demás fabricantes que cooperaron en la investigación pero que no han sido incluidos en la muestra, estarían sujetos a un arancel promedio ponderado del 21%. A todos los demás fabricantes que no quisieron cooperar se les aplicará el máximo del 38,1%.
Ante esta decisión los fabricantes asociados a ACEA apuestan por la competitividad frente a los aranceles. Desde la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles defienden que «el comercio libre y justo es esencial para crear una industria automovilística europea globalmente competitiva, mientras que una competencia sana impulsa la innovación y las opciones para los consumidores».
En este sentido apuestan por garantizar igualdad de condiciones para todos los competidores «pero es sólo una parte importante del rompecabezas de la competitividad global».
Tras la aprobación de estos aranceles la directora general de ACEA, Sigrid de Vries ha declarado que «lo que el sector automovilístico europeo necesita por encima de todo para ser competitivo a nivel mundial es una estrategia industrial sólida para la electromovilidad».
«Esto significa garantizar el acceso a materiales críticos y energía asequible, un marco regulatorio coherente, suficiente infraestructura de carga y recarga de hidrógeno, incentivos de mercado y mucho más».
Desde España José López-Tafall, director general de ANFAC ha explicado al respecto que «si hay alguien que incumple, debe ser penalizado por ello. El automóvil aporta anualmente más de 18.000 millones de euros de saldo comercial positivo a la economía española, y nuestro futuro pasa por la pervivencia de un mercado global y abierto en el que desarrollar la competitividad de nuestra industria. Del mismo modo, defendemos que la Unión Europea, y especialmente España, desarrolle una política industrial fuerte que incentive la producción y fabricación de vehículos eléctricos en nuestro país, y atraiga nuevas inversiones, todo ello de modo compatible con el libre comercio y la normativa de defensa de la competencia».
El grupo ecologista Transport & Environment acogió con satisfacción el anuncio, pero afirmó que es necesaria una política industrial más amplia que incluya la fecha límite de 2035 para la venta de coches contaminantes en la UE, con el fin de desarrollar la cadena de suministro de vehículos eléctricos y, al mismo tiempo, ofrecer coches eléctricos asequibles y fabricados en Europa.
Para Isabell Büschel, Directora de T&E en España ha declarado que «el Pacto Verde de la UE llegó con la promesa de crecimiento y empleo, y eso no es posible si todos nuestros vehículos eléctricos son importados. Los aranceles son bienvenidos, pero Europa necesita una política industrial fuerte para acelerar la electrificación y localizar la fabricación. La mera introducción de aranceles al tiempo que se suprime la fecha límite de 2035 para los coches contaminantes ralentizaría la transición y sería contraproducente».
Mantener los objetivos de CO2 de la UE para los fabricantes de automóviles, incluido el objetivo de coches de emisiones cero para 2035, también es esencial para enviar la señal correcta a los fabricantes. La política industrial de la UE también debería acelerar la electrificación de los automóviles y establecer criterios de sostenibilidad estrictos que recompensen la fabricación limpia local. Un plan de inversión de la UE debería apoyar la fabricación de vehículos eléctricos y baterías de forma más eficaz que el actual mosaico de ayudas estatales nacionales.
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