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Álex Adalid
Valencia
Martes, 30 de junio 2020, 17:17
La línea entre el éxito y el fracaso es muy delgada, y en el mundo del automóvil lo suele marcar el diseño. Citroën siempre ha conseguido evitar ese encuentro, y de hecho ha vendido muy bien coches no especialmente bonitos, como en su día lo ... fueron el Citroën 'dos caballos' -aunque hoy es un icono- su sustituto el Dyane6,, el playero Mehari o, más recientemente, el Citroën C4 Cactus, un coche con buenas ventas, aunque no tantas como las esperadas por la marca francesa. Con el nuevo C4 Citroën sustituye tanto al Cactus como al C4 convencional, que en su última y un poco insípida versión dejó de fabricarse hace 18 meses. Las primeras imágenes del coche, previas a su presentación el próximo 30 de junio, nos muestran un modelo lleno de ingenio desde el punto de vista del diseño, estas son sus claves.
El primer acierto se refiere a la técnica, y es que Citroën utiliza en este modelo la plataforma CMP para los modelos urbanos de PSA y no la CMP2 para modelos compactos. La diferencia es importante por varios motivos. el primero es que este chasis urbano tiene versiones gasolina, diésel y una completamente eléctrica, en lugar de las híbridas enchufables del chasis compacto, la segunda ventaja es que es más económico de fabricar y la tercera es que sus proveedores ya están muy asentados en España, ya que aquí se fabrican el Peugeot 2008 -Vigo- y el Opel Corsa -Zaragoza- con la misma tecnología. El C4 es el primer Citroën en utilizarla, y se convierte en el coche de mayor tamaño en utilizarla.
La estrategia de diseñar un modelo sobre un chasis de otro de un segmento menor no es nueva, de hecho es la base de los beneficios del grupo Volkswagen que, sobre la plataforma del Golf, ha fabricado durante años el Passat y, en la actualidad, toda una familia de SUVs que van del Tiguan a los Seat Ateca, Audi Q3 o Skoda Karoq. Esta última marca es maestra en lanzar coches grandes con tecnología y precios de coches más pequeños, y de hecho es el punto de partida de su superventas, el Skoda Octavia, un rival del Passat con plataforma totalmente compacta, sin ninguna evolución específica, lo que recorta sus costes y precio final. Por tanto, el nuevo C4 nace con empaque de coche grande, pero con costes de coche pequeño, lo que permitirá precios más competitivos, una de las claves de éxito en un Citroën. Además, podrá disponer de una necesaria versión eléctrica, hoy complementaria a los de combustión, pero llamada a ser protagonista de la gama en cuanto a ventas en muchos mercados.
Sobre esta plataforma, el equipo de diseño comenzó a trabajar en el sustituto del Cactus. Citroën ya está en el mercado SUV con los modelos C3 y C5 Aircross, e incluso tuvo un C4 Aircross en sus filas sobre la base del Mitsubishi ASX, pero los SUV son coches con capacidad familiar, y hay un tipo de cliente que busca este diseño, pero sin necesidades familiares en cuanto a espacio. Por este motivo Citroën ha apuntado al sector de los crossover, donde militan modelos de tanto éxito como los Toyota CH-R o Volkswagen T-Roc, y están llegando derivados de turismo como el Kia Xceed o el Mazda CX-30. Ese es el tipo de cliente que Citroën ha puesto en el punto de mira para el nuevo C4: un coche en el que el diseño sea parte capital del éxito. Además, los clientes con menos ataduras familiares gasta más en sus coches y se decide en muchas ocasiones la compra por el diseño del mismo, sea cual sea la marca, por lo que no será extraño que la mayoría de los C4 vendidos sean modelos de la parte alta de la gama, y que la versión eléctrica tenga ventas por encima de lo esperado.
En este 2020 se cumplen 50 años de uno de los grandes 'hits' de Citroën, con nada menos que 2.6 millones de unidades vendidas: el GS. La marca quería homenajearlo con un modelo de estilo retro, pero lo cierto es que el GS no ha perdurado en el tiempo como el 2CV o el famoso DS 'Tiburón', hubo tantos que para muchos es un coche viejo, aunque terminará siendo clásico. El dilema es que el público al que va dirigido el C4 no reconocía ningún vínculo con el anterior, así que el diseño tiene algunos detalles 'vintage' del GS, pero se ha abandonado la idea original de llamarlo GX, meditada hasta el último momento. Si vemos el perfil de ambos coches, los dos terminan con una trasera alta y cortada casi en vertical, un tipo de diseño llamado 'kammback' que mejora la aerodinámica y que la marca utilizó en coches estrella como los GS y CX. Si nos fijamos en los cristales traseros también veremos detalles que recuerdan al GS, como en los faros principales delanteros, de diseño similar aunque tamaño más pequeño. El tamaño comedido también es marca en la casa. De los 4,12 metros del GS original se pasa a unas medidas que rondarán los 4,30 metros en este nuevo C4, compacto para un espacio interior que se presume amplio. La marca ha hecho bien en no apostarlo todo a lo 'retro', algo que puede funcionar en ventas, pero que no es clave en la compra de un Citroën.
La diferencia entre un SUV y un crossover es que los primeros están más cerca del diseño de un todo terreno de antaño y se les supone ciertas cualidades fuera del asfalto. Los crossover son una mezcla entre SUV y turismo y, desde luego, no parecen pensados para circular por caminos de tierra… pero aún así se utilizan muchas de las claves de diseño de los SUV. En el nuevo C4 la carrocería es alta con respecto al suelo, pero no en la talla general, de modo que la silueta superior es de estilo 'coupé', con un portón muy inclinado lejos de la verticalidad de los C3 o C5 Aircross. Es un tipo de silueta que nació con el BMW X6, y que ya replican decenas de coches porque funciona muy bien en ventas. Se añaden las protecciones de la carrocería, tanto en los pasos de ruedas como en el perímetro inferior, de modo que se 'aligera' el aspecto visual de la carrocería además de darle ese aspecto más 'campero'. El equipo de diseño ha añadido en este C4 superficies con muchos troquelados tanto en el capó como en los laterales, que recuerdan de algún modo al Toyota CH-R, una de las referencias de diseño en el sector en Europa. La marca, eso sí, debería unificar la identidad de sus pilotos traseros o, al menos, dotarlos de un 'family feeling' en toda la gama. Los del nuevo C4 son bonitos, pero podrían ser de cualquier otro coche.
Del salpicadero tenemos únicamente una imagen, pero muy significativa. Citroën mantiene algunas claves del Cactus, como la apuesta por las pantallas, y se olvida de otras, como los tapizados 'vintage' Las pantallas sobresalen del resto, con una central enorme, llegada directamente desde la gama DS7, y una digital para el cuadro de mandos que se complementa con el 'head-up display' ya visto en otros coches de la marca. La buena noticia es que Citroën recupera los mandos del climatizador. En el Cactus estaban integrados en la pantalla, lo que impide su manejo sin apartar la vista de la carretera. Los que aparecen en el nuevo C4, tan convencionales como siempre, son más simples y efectivos. El volante es de nuevo diseño y resulta especial, como siempre en Citroën, con el brazo central dotado de mucha profundidad. En el resto de las superficies se nota una apuesta por la apariencia de alta calidad. El estilo premium impregna este modelo, de modo que el interior nunca hará que el cliente no decida comprarse el coche. Más bien al contrario, complementa muy bien la imagen exterior. Por cierto, el techo de cristal se abre, un gran avance frente al fijo y sin cortina, todo un invernadero, que ha lucido el Cactus estos años.
El nuevo C4 dibuja el futuro y la imagen de Citroën en un momento clave, ya que algunos analistas consideraban que PSA debería convertir esta marca en rival de Dacia. No ha sido así y la compañía crece en ventas hoy en día con coches de valor promedio mucho más alto que antes, lo que demuestra el interés de los clientes por la marca si el producto es el adecuado. El nuevo diseño de Citroën va a ser más atrevido, siempre con estilo SUV o crossover, como ya hemos visto también en el utilitario C3, con detalles retro pero también futuristas y con un salto en la impresión de calidad exterior e interior que se refleja en precios más altos, pero aún así competitivos. También es posible que, como Skoda, Citroën se aficione a diseñar coches de segmentos más grandes con chasis y técnica de modelos más pequeños, una solución perfecta para ser competitivos en precio y equipamiento, y es que si Citroën no va a ser un rival de Dacia, nada le impide tomar algunos ingredientes de las recetas que han dado tanto éxito a Skoda dentro del grupo Volkswagen. Todo un acierto.
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