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Unai Mezcua
Martes, 20 de octubre 2020, 18:25
Luca de Meo tomó el testigo del grupo Renault el pasado 1 de julio. Y lo hizo ya consciente de las dificultades de la empresa, como aseguró entonces, que poco antes de su llegada, en mayo, ya había presentado un plan de reestructuración para recortar ... el 20% de sus costes fijos. El impacto del coronavirus no ha contribuido precisamente a aliviar la situación de los fabricantes automovilísticos, inmersos, como todos, en una situación de evolución «muy difícil de prever».
«Con el coronavirus no veo al mercado volver a los niveles anteriores de la crisis hasta 2022 o 2023», aseguró De Meo en un encuentro telemático con medios españoles, en el que insistió en que «es muy difícil prever cómo evolucionará la demanda». En él expuso también que el plan de recortes de la automovilística «tendrá que ir a más», con «decisiones difíciles», tras las pérdidas récord de 7.292 millones de euros registradas en el primer semestre del año. «La situación económica de Renault no es ideal», explicó el directivo, que avanzó que el grupo «tendrá que hacer dieta, eso es seguro». En este sentido, De Meo avanzó que la multinacional buscará «intentar ser lo más eficiente posible, librándonos de pesos que no nos sirven». Pero afirmó que tampoco quiere «dar miedo a todo el mundo, porque necesitamos a la gente concentrada en su trabajo, dando calidad», y «porque todo lo que hacemos lo hacemos con respeto a la gente».
Preguntado específicamente sobre las fábricas españolas, De Meo afirmó que cree que «funcionan muy bien». «Las plantas españolas de Renault están entre las más competitivas e importantes del grupo. España es central en nuestra estrategia industrial», expuso. Y avanzó que en nuestro país la producción se centrará «en coches como el Captur o el Kadjar, con versión híbrida enchufable», mientras los modelos cien por cien eléctricos se centralizan en Francia. Renault emplea en España a unas 14.000 personas, más de 11.000 de ellas en las factorías de Sevilla -cajas de cambio- Valladolid -motores y ensamblaje del modelo Captur- y Palencia -ensamblaje de los modelos Mégane y Kadjar. «Son de las mejores plantas que tenemos», aseguró. Y enunció el reto que enfrentan: «Es importante que el sistema español siga siendo competitivo (...) no solo en 2021, sino a futuro, porque es el mejor seguro».
Tres meses después de su toma de posesión, el directivo italiano, probablemente el más carismático del sector en la actualidad, ya ha iniciado el camino para enderezar el rumbo del gigante galo, en un proceso que él mismo llama «renaulución», con un gran peso de los vehículos eléctricos.
En esta línea, el propio De Meo levantó la semana pasada la sábana de un concept car denominado Megane eVision, aperitivo del futuro crossover compacto eléctrico de Renault -que se fabricará en Francia-, y el Dacia Spring, que promete ser «el eléctrico más asequible de Europa». Sobre el uso del apelativo Megane en un vehículo de nuevo enfoque, De Meo se mostró «partidario de utilizar los nombres históricos», mientras «inventamos para el futuro» nuevos productos. Y expuso que no ve un gran futuro para coches del segmento C con motor de combustión clásico, como el propio Mégane, cuya generación actual, con versiones híbrida enchufable, diésel y gasolina, se fabrica en Palencia. «Veo más la posibilidad de reinventar el segmento C con otra arquitectura», en referencia al propio Megane eVision, que según dijo, «es la respuesta al programa ID de Volkswagen».
El directivo insistió en que, pese a sus dificultades, Renault tiene la tecnología para ser líder del mercado. «Tiene una respuesta fuerte en el mundo eléctrico y en el mundo del híbrido. Tenemos diez años de experiencia en movilidad eléctrica y somos los número uno, y ahora van a venir el Megane eVision, el Twingo y el Spring. La tecnología (híbrida) E-Tech es muy potente, dinámica y eficiente y nos posiciona en un lugar privilegiado. Y tenemos coches de hidrógeno en la calle desde 2015, pero nadie lo sabe», resumió el italiano, que apuntó que «no hemos sido muy buenos en vendernos hasta ahora». En este sentido, De Meo cree que en los próximos cinco años la voz cantante la llevarán los híbridos enchufables que los eléctricos, lastrados aún por su elevado precio en países como España o Italia, y apunta también a la necesidad de apostar por nuevos negocios, como el desarrollo de software.
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