La UE pide a Londres que sea más ambicioso en la negociación del futuro acuerdo comercial

El plan otorga la posibilidad de alcanzar un acuerdo de libre comercio, sin cuotas ni aranceles, siempre y cuando Londres asuma los estándares europeos en materia de derechos laborales, protección del medio ambiente, ayudas de Estado o una fiscalidad armonizada. E impone otras dos condiciones más, el acceso libre a sus aguas de las pesquerías europeas y el respeto de la legislación del Tribunal de Justicia de la UE.

Todo este plan se ha discutido hoy, once días después de que Reino Unido dejará de ser socio de pleno derecho, en una sesión plenaria en Estrasburgo que marca la nueva era post-Brexit. En un legislativo ya 'remozado' con 27 nuevos parlamentarios como parte de su redistribución; pasa de 751 a 705 escaños. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sido la encargada de abrir el debate. Y lo ha hecho apelando a una mayor ambición británica.

Es su respuesta a un Boris Johnson que insiste en que su país no seguirá alineado con las normas europeas y que a cambio de la ambiciosa oferta de Bruselas ha apostado (o amenazado) con perseguir un vínculo similar al que la UE tiene con Australia. «Me ha sorprendido porque no tenemos acuerdos comerciales con Australia, aunque es un fuerte aliado. Se está negociando en la actualidad, en los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC)», explicó la presidenta de la Comisión.

Así que «si esa es la elección británica, estamos bien con ello sin ninguna duda (...) Reino Unido puede decidir conformarse con menos, pero creo que debería ser más ambicioso», apostilló Von der Leyen. Y es que desde la óptica europea, la pregunta clave que se debe despejar en los próximos diez meses es ésta: «¿Hasta qué punto Reino Unido está dispuesto a mantener los principios de los modelos económico, social y el marco regulatorio que ha construido con el resto de socios en sus 47 años de historia en común?».

La lanzó Michel Barnier y se vincula a la idea sustancial de esta negociación: cuanto menos se desvincule mayor acceso tendrá al mercado comunitario. El negociador francés ha insistido en ello y también en la «necesidad» de estar preparados para todos los escenarios posibles. Y eso incluye «no alcanzar un acuerdo básico antes del 31 de diciembre». Estresante.

Así que máxima disposición de la UE, sí, pero teniendo en cuenta que estar fuera no puede suponer «un acuerdo equivalente» a estar dentro, como ha subrayado David McAllister, del grupo mayoritario en la Eurocámara, el de los Populares Europeos. «No puede tener más ventajas estando fuera que quedándose», ha remarcado su compañero de filas, el español Esteban González Pons. El también popular Antonio Tajani ha alertado del riesgo de «tener una especie de Shangai» a las puertas de la UE. Llamamiento en suma a no desviarse del objetivo: «la competencia leal y en igualdad de condiciones».

La líder de los socialdemócratas, Iratxe García, ha insistido en esa idea, «cuantas más barreras levante el Gobierno británico, más difícil será conseguir una asociación ambiciosa que no puede buscarse a cualquier precio». Y Nathalie Loiseau, de los liberales de Renovar Europa, tampoco ha dejado fisuras en el mensaje: «La UE no puede vender unas convicciones por las que ha peleado durante mucho tiempo».