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Salvador Arroyo
Bruselas
Lunes, 27 de septiembre 2021, 16:56
Con la Alemania políticamente más fragmentada de la historia y el complejo encaje de piezas necesario para montar una coalición sostenible en la locomotora de Europa, la UE se enfrenta a semanas, y seguramente meses, en los que la toma de decisiones se verá sino ... bloqueada, sí notablemente ralentizada. Porque nada se mueve si Berlín no levanta el pulgar. Una suerte de 'tiempo muerto' que se va a notar sobre todo en asuntos económicos –en ciernes está el debate sobre la vuelta a las normas fiscales–, pero también en las discusiones previstas ddel Consejo Europeo de finales de octubre, con la política migratoria y la propuesta de la Comisión para el recorte de emisiones al 55% en 2030, por citar solo algunas.
Y si la interinidad de Angela Merkel entrase de lleno en 2022 –algo no descartable si se tiene en cuenta que tras los comicios de 2017 Alemania tardó casi seis meses en coser su gobierno–, incluso la presidencia francesa de la UE se vería afectada. Y no es un detalle menor: porque Emmanuel Macron se la juega en sus propias elecciones en abril y, tras la marcha de la canciller, aspira a redoblar su influencia para ocupar ese vacío de liderazgo. La presidencia rotatoria tiene un asunto fuerte encima de la mesa: una cumbre sobre la seguridad y defensa europeas de la que debería salir la voluntad de una autonomía estratégica respecto a Estados Unidos.
Porque lo que se puede esperar de Merkel durante este periodo es que opte por un perfil bajo, de cautela y sin movimientos que pudieran complicar aún más las negociaciones en su país. Los analistas coinciden en que, aunque la política europea apenas se ha mencionado durante la campaña, el hecho de que el Partido Democrático Libre (FDP) y Los Verdes vayan a jugar un papel determinante en la futura Cancillería le condicionará y mucho en los próximos meses.
Ni Armin Laschet (CDU) ni Olaf Scholz (SPD) han conseguido una diferencia solvente así que van a tener que jugar por fuerza a montar coaliciones con la FDP y Los Verdes. Y aquí el líder liberal, Christian Lindner, aspiraría a la cartera de Finanzas: algo inquietante para los gobernantes del sur porque ha exhibido posiciones fiscales muy conservadoras y sería contrario a flexibilizar las reglas de endeudamiento y déficit que tienen en mente países como España o Italia.
El triunfo, aunque ajustado, del socialdemócrata Olaf Scholz fue aplaudido este lunes por el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. «Después de esta crisis histórica, no hay tiempo que perder: Europa necesita un socio fuerte y fiable en Berlín para continuar nuestro trabajo común por una recuperación social y verde», le emplazó. El renacimiento del SPD, que meses atrás prácticamente estaba en las últimas, también redibuja el equilibrio de fuerzas en Europa.
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