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juan carlos barrena
Berlín
Sábado, 3 de octubre 2020, 16:49
Con un balance positivo para las tres décadas del proceso para la fusión de los dos estados germanos, la República Federal y la extinta y comunista República Democrática, el presidente de Alemania, Frank Walter Steinmeier, celebró el 30 aniversario de la reunificación del país cuando ... aún no se había cumplido un año desde la caída del Muro de Berlín. «Vivimos en la mejor Alemania que ha habido jamás», afirmó el jefe del estado en un acto que se vio marcado por la epidemia de coronavirus, lo que obligó a reducir el número de invitados a una cuarta parte de lo previsto en el pabellón Metrópolis de los estudios cinematográficos de Babelsberg en la localidad de Potsdam. Los alemanes son «los niños afortunados en el centro de Europa», que «no tienen motivos para el desaliento», dijo Steinmeier ante las principales autoridades germanas, entre ellas la canciller federal, Angela Merkel. Alemania se ha convertido en «un país reunificado, pacífico y democrático» en el corazón del continente, comentó el presidente federal, quien subrayó que «con razón debemos estar orgullosos» de este aniversario.
Frank Walter Steinmeier destacó que el mérito de todo el proceso corresponde a los protagonistas de la revolución pacífica en la antigua RDA que condujo a la caída del Muro de Berlín y demandó la construcción de un monumento en su honor. Si esa revolución debe ser todavía hoy un aliento, «debemos crear un lugar que recuerde su valor», dijo la máxima autoridad alemana, quien destacó que ese monumento debe recordar que «los alemanes orientales decidieron sobre su propio destino y se liberaron solos». Los revolucionarios hicieron caer una dictadura, afirmó Steinmeier, para señalar seguidamente que «se trata de un momento estelar que se merece eternamente un lugar en la historia de la democracia alemana». Tras reconocer que Alemania no ha progresado tanto en el proceso de unificación como debía en los últimos 30 años, aseguró que, pese a todo, «hemos avanzado más de lo que pensamos».
El presidente alemán recordó además en su discurso que los cambios que se produjeron en el momento de la reunificación del país afectaron en mayor medida a los germanos orientales que a los alemanes occidentales. Sigue habiendo demasiadas historias de biografías destruidas, de cualificaciones minusvaloradas, de lugares en los que ha desaparecido toda una generación obligada a emigrar por la falta de perspectivas de futuro, señaló, para admitir seguidamente que las desventajas sufridas por muchos en el este del país han sido infravaloradas en los últimos 30 años. En ese sentido subrayó la importancia de liberar las actas de la sociedad fiduciaria que se encargó de liquidar las empresas germano orientales y de analizar de nuevo, con la distancia que ofrecen las tres décadas pasadas, los errores cometidos entonces y que llevaron al desempleo a millones de ciudadanos del este alemán. Del procesamiento justo de los desarrollos fallidos «depende nuestra democracia», ya que si la gente se siente «permanentemente postergada», entonces «se descompone la cohesión, aumenta la desconfianza en la política y aumenta el caldo de cultivo para el populismo y los partidos extremistas».
Recordando el lema de las manifestaciones en la extinta República Democrática Alemana que condujeron a la caída del Muro de Berlín, Steinmeier destacó que «somos el pueblo» significa hoy «todos somos el pueblo» y dijo que «cristianos, musulmanes, judíos y ateos son parte de nuestro país». Con la unión del Este y el Oeste, con la migración y la integración, Alemania se ha vuelto más diversa y diferenciada, comentó el máximo mandatario. Mientras las autoridades germanas celebraban el acto oficial, las festividades populares en Potsdam, capital del estado Brandeburgo y responsable de las celebraciones del aniversario, fueron mucho más reducidas que en otros años debido a la pandemia. Bajo el lema «Nosotros con nosotros», el centro de la ciudad prusiana fue convertido en un parque temático al aire libre en el que se explican los avances y reveses del proceso de reunificación. No solo figuran los éxitos, sino también la gran inseguridad vivida en los primeros años en Alemania Oriental con el miedo existencial de muchos de sus habitantes, el desempleo y el cierre sistemático de empresas e industrias. «No todo marchó como hubiésemos deseado», pero la reunificación ha sido en términos generales «un gran éxito», declaró Dietmar Woidke, primer ministro de Brandeburgo y anfitrión de los actos por el 30 aniversario.
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