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Salvador Arroyo
Bruselas
Jueves, 5 de marzo 2020, 19:19
El acceso recíproco a las aguas, la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea e incluso la propia gobernanza del acuerdo (si ha de ser sectorial, solo en lo necesario, o general, para cubrir todos los flancos) son algunos de los asuntos espinosos ... que han marcado la primera ronda de las negociaciones sobre la futura relación entre la UE y Reino Unido. La fase de cuatro días concluyó ayer y tanto Michel Barnier como David Frost, uno en Bruselas y el otro en Londres, coincidieron en el diagnóstico: «Existen divergencias serias, significativas». Pero hasta ahí, sin frases estridentes ni portazos. Esto no ha hecho más que empezar «y un buen acuerdo aún es posible», apostillan.
Dos equipos con más de un centenar de negociadores en cada uno de ellos y once mesas paralelas de discusión sectorial dan logística a la fase más compleja del divorcio británico. Y como se preveía, el primer 'round' ya ha evidenciado que el entendimiento será «difícil, muy difícil». De entrada, aunque Londres parece dispuesta a asumir los «estándares altos» europeos en materia de derechos laborales, protección del medio ambiente o ayudas de Estado, claves para evitar situaciones de competencia desleal en el futuro, no quiere comprometerse formalmente con ellos. Pero el negro sobre blanco es para Barnier «una cuestión de confianza» así que el acercamiento en este punto es relativo.
Aunque sin duda, es el acceso a las aguas de los pesqueros europeos (incluye pactos sobre cuotas de especies, tal y como ha venido sucediendo hasta ahora) es un elemento de fricción complicado de superar. De entrada porque el tiempo apremia. Sin ese pacto antes de julio, el resto de la negociación comercial se bloquearía. Pero también porque la pretensión de Londres de negociar ese acceso año a año como sucede con Noruega, es inviable. «No es lo mismo negociar sobre cinco especies que sobre más de cien», planteó el francés.
En donde hay un rechazo absoluto por parte británica es en el papel que debe jugar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en caso de que surjan encontronazos entre las partes en la relación futura. «No están dispuestos a aceptar la interpretación del TJUE». En esta fase de la negociación no se han tratado ni asuntos de política exterior ni de cooperación en materia de defensa. Preguntado si la crisis del coronavirus podría afectar a las próximas rondas de negociación, Barnier aseguró que «vamos a tomar todas las precauciones necesarias para proteger a los funcionarios de ambas partes». Prevención.
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