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Paula Rosas
París
Sábado, 16 de noviembre 2019, 11:30
Los violentos volvieron a robar este sábado el protagonismo a los chalecos amarillos en el fin de semana que marca el aniversario del movimiento surgido hace exactamente un año. Mientras cientos de manifestantes pacíficos volvían a ocupar rotondas en diferentes localidades francesas para ... visibilizar sus reclamaciones sociales, en París grupos de encapuchados sembraron el caos en varios puntos de la capital, donde se enfrentaron a pedradas con las fuerzas de seguridad, incendiaron mobiliario urbano y vehículos, e intentaron impedir el trabajo de los bomberos. Al menos un centenar de personas fueron detenidas.
Los encontronazos empezaron a primera hora de la mañana en la Plaza de Italia, en el sur de la capital. Si hace un año, 282.000 personas se manifestaban en las calles galas, el aniversario ha sido bastante más modesto. Unas 3.000 personas debían partir desde este punto para atravesar París de sur a norte, marcha que tuvo que ser anulada por la Prefectura de Policía debido a los actos de violencia.
A lo largo de casi todo el día los radicales, vestidos de negro, con capuchas y pañuelos o bufandas con los que disimulaban sus caras, destrozaron marquesinas de autobús, quemaron contenedores y arrancaron adoquines del suelo para lanzárselos a la Policía, que intentaba a toda costa que el descontrol no se extendiera por las calles adyacentes a la inmensa plaza. En una casetas de obra, a la que los 'casseurs' -como denominan en Francia a estos revientamanifestaciones- también prendieron fuego, alguien había escrito «Macron, nuestro primer aniversario, tu último».
Pasto de las llamas también fueron motocicletas, patinetes eléctricos de alquiler y varios coches. El humo de los fuegos se mezclaba con los gases lacrimógenos con los que la Policía intentó durante todo el día dispersar a los violentos para que los bomberos pudieran trabajar. También tuvieron que hacer uso de un cañón de agua. Un monumento al mariscal Juin y a los soldados que liberaron París en 1944 fue destrozado para convertir sus estelas en proyectiles, y los agentes tuvieron que proteger un centro comercial para que no fuera atacado después de que varios de sus escaparates resultaran destrozados a pedradas.
Por la mañana, un grupo de manifestantes intentó cortar el tráfico en el noroeste del cinturón de circunvalación parisino, aunque fueron dispersados rápidamente por la Policía. Momentos antes se habían concentrado en la Porte de Champerret, donde algunos habían llevado tartas con forma de chaleco para celebrar el aniversario. Varias decenas de personas fueron multadas por intentar manifestarse en las zonas que la prefectura había declarado prohibidas, puntos sensibles como la avenida de los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo, los alrededores del palacio del Elíseo o de la Asamblea Nacional, donde no se produjeron incidentes. En Lyon, Montpellier o Nantes también se vivieron momentos de tensión.
En otras zonas del país, los chalecos amarillos pudieron volver al lugar en el que se originó todo hace un año: las rotondas. En Albi o Auch, al sur, en Caen y Ruan, en Normandía, en Bretaña o en Lille, cientos de personas intentaron insuflar en las glorietas nueva vida a un movimiento que nació para protestar por el aumento del precio de los combustibles pero que ha acabado por dar voz al malestar social de la Francia periférica. A los habituales eslóganes que piden «justicia social y justicia fiscal», se sumaron ayer carteles denunciando la reforma del sistema de pensiones que quiere acometer el presidente Emmanuel Macron y que todo apunta a que se convertira en la próxima batalla social.
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