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adrián astorgano

Giorgia Meloni, la lideresa de la ultraderecha italiana

La candidata de Fratelli d'Italia defiende que su partido, al que ha colocado en la cima de las encuestas en el país, ha superado la nostalgia del fascismo

darío menor

Domingo, 5 de diciembre 2021, 00:44

Giorgia Meloni nació por los pelos. Su madre, que ya tenía otra hija, había decidido abortar porque había terminado la relación con su padre, que acabaría abandonando a la familia. La mujer parecía tan convencida que incluso llegó a presentarse en ayunas en la clínica ... donde iban a provocarle la interrupción del embarazo, pero en el último momento cambió de idea, cruzó la calle y optó por entrar en un bar, donde se tomó un capuchino y un cruasán para desayunar y celebrar así que su segunda hija iba a venir al mundo. Esta anécdota y otras muchas las cuenta la propia Meloni en 'Yo soy Giorgia', el libro publicado en Italia en el pasado mes de mayo en el que la líder del partido de ultraderecha Fratelli d'Italia (FdI, Hermanos de Italia) presenta su lado más humano, tratando así de blanquear el pasado neofascista de su formación política.

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La estrategia ha sido un éxito, pues FdI se convirtió en junio en el primer partido del país en intención de voto, según las encuestas, superando a la Liga de Matteo Salvini, su principal aliado en el bloque conservador pero al mismo tiempo el mayor rival a la hora de seducir a los votantes de derechas. Aunque ahora el primer puesto en los sondeos lo ostenta el Partido Democrático (centro izquierda), FdI le sigue los pasos a pocas décimas, al igual que la Liga, lo que hace pensar que estos dos últimos partidos llevarían la voz cantante en un futuro Gobierno italiano si el año que viene, como temen algunos analistas, salta por los aires la amplia coalición liderada por Mario Draghi y se convocan elecciones anticipadas.

Pero, ¿quién es Giorgia Meloni? Lo explicó ella misma a los españoles el pasado 10 de octubre, cuando participó en un acto político en Madrid de Vox, partido con el que comparte grupo en el Parlamento Europeo. En un titubeante español, bramó mientras se golpeaba el pecho: «¡Yo soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre, soy italiana, soy cristiana! ¡No me lo pueden quitar!». Meloni tradujo así al español la frase en italiano que más éxito le ha dado hasta ahora en su carrera política. Tras pronunciarlas en un mitin, estas palabras se convirtieron en 2019 en un éxito musical después de que dos jóvenes pinchadiscos milaneses le pusieran una base electrónica. Lejos de escandalizarse por ello, Meloni supo cabalgar la ola de popularidad a su favor.

De 44 años y criada en el popular barrio romano de Garbatella, la lideresa de Fratelli d'Italia lleva en política desde su primera juventud, cuando formó parte del movimiento estudiantil del partido Alianza Nacional, heredero de la formación neofascista MSI. Harta de que le recuerden esas raíces, Meloni defiende una y otra vez la refundación que, según ella, ha completado la extrema derecha italiana. «En el ADN de FdI no hay nostalgias fascistas, racistas ni antisemitas. No hay espacio para nada de todo esto. En nuestro ADN está el rechazo de cualquier régimen pasado, presente y futuro. Y no hay nada en mi vida, como tampoco en la historia de la derecha que represento, de lo que me deba avergonzar o por lo que tenga que pedir perdón», declaró el pasado mes de septiembre en una entrevista con el diario 'Corriere della Sera'.

Pese a estas palabras, no faltan las muestras de que en las filas de la derecha italiana todavía hay quienes siguen viendo con buenos ojos el fascismo. El último en demostrarlo fue Enrico Michetti, el candidato conservador en las recientes elecciones municipales de Roma, designado a dedo por Meloni. Al defenderse de las acusaciones de ser de ultraderecha, Michetti comentó: «Yo soy democristiano. Si fuera fascista lo habría dicho, ¿cuál es el problema?» Tampoco estuvo muy acertado al hablar del Holocausto, pues aseguró que se recordaba más ésta que otras persecuciones porque los judíos «tienen bancos y pertenecen al lobby capaz de decidir el destino del planeta».

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Campo libre

Giorgia Meloni, como es lógico, prefiere pasar de puntillas sobre estas cuestiones, que generan repulsión en el votante moderado, para centrar su estrategia en la crítica al Gobierno de Draghi. Políticamente es para FdI la postura más fácil, pues los otros partidos del Parlamento de Roma forman parte de la amplísima coalición liderada por el expresidente del Banco Central Europeo. A Meloni le han dejado así libre todo el terreno de la oposición, lo que ha sabido aprovechar para subir en las encuestas y hacer crecer a su partido también en el norte del país, bastión de la Liga, y no solo en el centro y el sur, donde mejores réditos lograba habitualmente FdI.

«Además de por ser la única fuerza política que no está en el Gobierno, lo que le permite seducir a votantes de la Liga o del Movimiento 5 Estrellas descontentos con las decisiones del Ejecutivo, Meloni también tiene éxito por sus capacidades personales. Es una mujer directa y con una posición muy clara: la crítica a la globalización, manifestada en temas como la inmigración y la deslocalización», cuenta Marco Almagisti, profesor de ciencia política en la universidad de Padua.

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A su juicio no hay que asustarse en caso de que Fratelli d'Italia sea el principal partido en un futuro Gobierno italiano. «Hará falta una coalición amplia y una partida institucional muy compleja para llegar a ese escenario. Es probable además que el cargo de primer ministro y las carteras principales vayan a la parte más moderada del centro derecha. Será clave el papel que juegue entonces el jefe del Estado, así como la presión internacional para que no haya un liderazgo soberanista en el Gobierno».

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