Secciones
Servicios
Destacamos
beatriz juez
Corresponsal. París
Sábado, 20 de marzo 2021, 23:13
Un tercio de los franceses, unos 21 millones de personas, viven, desde el viernes a medianoche -y por lo menos durante cuatro semanas- un tercer confinamiento, más ligero que los dos anteriores, pero que siguen demostrando la gravedad de la pandemia en el país vecino. ... Tras su entrada en vigor, hay nuevas restricciones de circulación y más comercios cerrados.
Confinar «sin encerrar», aunque suene contradictorio, es la nueva estrategia que ha adoptado el Gobierno francés en París y otros quince departamentos afectados por las nuevas medidas. Su objetivo: frenar el avance del coronavirus y evitar el colapso de los hospitales sin mantener entre cuatro paredes a los franceses siete días a la semana.
Ante la tercera ola de covid-19, el Ejecutivo ha optado por «una tercera vía». Si la consigna en los dos anteriores confinamientos era «quédate en casa», ahora es «quédate en casa» pero, con la llegada de la primavera y el buen tiempo, «sal a airearte» un poco porque al aire libre hay menos contagios que en los lugares cerrados.
A diferencia de cuarentenas anteriores, los franceses afectados por las nuevas restricciones pueden salir a pasear o hacer deporte sin límite de tiempo y en un radio de 10 kilómetros a la redonda de su domicilio. Deben estar en casa a las siete de la tarde, hora a la que empieza el toque de queda, en vigor hasta las seis de la mañana en todo el territorio nacional. En las otras cuarentenas, la regla llegó a ser una hora y un kilómetro a la redonda.
Los desplazamientos a otras regiones desde los departamentos confinados están prohibidos. Esto provocó el viernes un éxodo de parisinos fuera de la capital hacia sus residencias secundarias antes de que entrara en vigor las nuevas restricciones. Los billetes se agotaron para muchos destinos.
Pero ¿se trata realmente de un confinamiento? A juzgar por la gran cantidad de gente que había este sábado paseando por el Barrio Latino de París, no lo parecía. Incluso había una manifestación en el bulevar Saint-Michel contra la violencia policial y el racismo. «»DarMacron (el ministro de Interior, Gérald Darmanin, y el presidente Emmanuel Macron) matan nuestras libertades», se podía leer en una de las pancartas.
Sólo los comercios considerados esenciales - supermercados, tiendas de alimentación, farmacias, talleres mecánicos y estancos, entre otros- están autorizados a abrir en los departamentos confinados. Los restaurantes y cafés solo sirven comida y bebida para llevar o para el reparto a domicilio.
En cambio, los comercios no esenciales, como las tiendas de ropa y de zapatos, se han visto obligados a bajar la persiana. «No somos esenciales a ojos del Gobierno lo que nos obliga a volver a cerrar nuestro club», decía el correo electrónico que una cadena de gimnasios envió a sus clientes. El cambio continúo de reglas es «un poco desestabilizante para todo el mundo. Teníamos toque de queda a las seis, ahora es a las siete. Todo es cada vez menos claro», dice Patricia, una empleada del sector bancario y que lleva teletrabajando desde octubre. «Estoy harta, no veo a gente. Poder pasear está bien, pero no podemos ir a tomar un café», se lamenta esta parisina.
Las librerías, las tiendas de discos y las peluquerías pueden abrir al público, al igual que los colegios. Los museos, los teatros y los cines están cerrados desde hace casi cinco meses. Tanto los libreros como sus clientes se muestran satisfechos con la decisión del Gobierno. «Eso evita que todo el mundo mire Netflix todo el día», cuenta Vladimir, que vende cómics en el Barrio Latino. Para Richard, los libros son «una puerta al exterior cuando estas encerrado en casa. Hacen volar la imaginación», explica a la puerta de una librería este parisino que trabaja en las carreras de caballos.
Lucille está como desde hace 20 años, llueva o haga sol, en su puesto de libros de ocasión en la margen izquierda del Sena, cerca de la catedral de Notre-Dame. «Muchos buquinistas no abren porque no ganan nada» ante la falta de turistas, explica esta vendedora, que duda de la eficacia de este tercer confinamiento, ya que teme que, con la llegada del buen tiempo, los parisinos vuelvan a relajarse y aumenten los contagios.
El nuevo confinamiento ordenado por el Gobierno de Emmanuel Macron trata fundamentalmente de rebajar la tensión sanitaria que vive París, con 388,9 casos por cada 100.000 habitantes y que ha obligado incluso a trasladar pacientes a otras regiones del país. Pero además busca frenar la proliferación del virus en otros quince departamentos donde las unidades de cuidados intensivos se acercan al punto de saturación. El Ejecutivo confía en estas restricciones para evitar la posibilidad de un confinamiento que afectaría a todo el territorio nacional, que ahora mismo está sometido a un toque de queda nocturno.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.