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Salvador Arroyo
Corresponsal en Bruselas
Jueves, 16 de diciembre 2021, 18:59
La endiablada velocidad de expansión de ómicron, que se prevé sea la cepa dominante en la UE a mediados de enero, se convirtió este jueves en el asunto central de la última cumbre de líderes europeos de este 2021. Más de cuatro horas acaparó un ... debate que Ursula von der Leyen abrió con la batería de datos sobre los índices de vacunación en los distintos países. Y que se cerró con unas conclusiones en las que se considera «crucial y urgente» extender la inmunización a todos los europeos (en torno a 150 millones no habrían recibido ni una sola inyección), lo que incluye «desplegar» también con celeridad las dosis de refuerzo.
Las fisuras se abrieron en otro frente, el de los desplazamientos por la UE. Se resolvieron con lenguaje medido. Con un llamamiento a hacer «esfuerzos coordinados continuos garantizando al mismo tiempo que cualquier restricción se base en criterios objetivos y no socave el funcionamiento del mercado único ni obstaculice de manera desproporcionada la libre circulación entre los Estados miembros».
Un lenguaje de envoltorio que no ocultaba totalmente las discrepancias de muchos líderes con las medidas unilaterales adoptadas por Grecia, Portugal. Irlanda y, en las últimas horas, Italia. El Gobierno de Mario Draghi requiere PCR negativas a los visitantes, aunque estén vacunados con la pauta completa. Una medida similar a la que Portugal puso en marcha el pasado 1 de diciembre. Y que Atenas también aplicará desde este domingo para quienes hayan permanecido más de dos días en el extranjero aunque, en principio, sólo durante el periodo navideño. Su argumento: «ganar tiempo para conseguir vacunar al mayor número de personas posible».
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La imposición de PCR negativa adicional al 'pase covid', erosiona en cierta medida la validez de este último. Y esa es la lectura que hizo, por ejemplo, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, que se opuso frontalmente porque «no distingue entre personas vacunadas y no vacunadas». Una posición que verbalizaron otros primeros ministros como el belga Alexander De Croo, que en este Consejo Europeo ejerció también de 'primer ministro' de Países Bajos (Mark Rutte cumplía con el protocolo para su reelección).
Draghi defendió ante sus colegas que las nuevas restricciones tenían como objetivo «ganar cierta ventaja para proteger el sistema de salud» puesto que la nueva mutación no está aún extendida en el país. Recordó que 135.000 personas han fallecido en Italia por coronavirus y defendió el criterio de la «precaución» como guía. La cuestión es que no solo incomodó el fondo sino también las formas: Roma no había notificado con antelación a la Comisión Europea esta estrategia. Y esa es una de las claves de un enfoque armonizado que no es la primera vez que se agrieta.
Los líderes debatieron sobre los datos actualizados que les expuso de forma extensa la presidenta del Ejecutivo comunitario. Von der Leyen les aportó gráficas que difundió simultáneamente en las redes sociales. El 67% de la población europea está ya vacunada, pero con nueve países (Hungría, Estonia, Eslovenia, Polonia, Croacia, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria) con ratios inferiores al 60%. «Tenemos que trabajar duro para aumentar esas tasas», pedía Von der Leyen.
España, con el 74,2%, sería el sexto país en el ranking de vacunación completa (por detrás de Dinamarca, Portugal, Malta, Irlanda y Bélgica). Entre los rezagados, sin embargo, en lo que se refiere a las dosis de refuerzo (poco más de un 11%).
Las intervenciones de los líderes alargaron más tiempo del previsto este punto de la agenda, que acaparó toda la mañana de una cumbre que arrancó a las 10.00 horas y a la que asistían por primera vez el alemán Olaf Scholz; la sueca Magdalena Andersson; y el austriaco Karl Nehammer. Pedro Sánchez defendió «la coordinación, la vacunación universal y la exportación de vacunas», según explicaron fuentes de la delegación española.
Entre los compromisos adquiridos por los Veintisiete, también el de «intensificar» el apoyo «a los países más necesitados, en particular en África, tanto al continuar brindando apoyo a Covax como de forma bilateral, en cooperación con socios» o «eliminar rápidamente los obstáculos al despliegue mundial de vacunas».
La vacunación obligatoria, que parecía ganar terreno como estrategia para contener la nueva ola de contagios y por la que han optado Alemania y Austria no fue parte sustancial de la discusión. El pasado 1 de diciembre, Von der Leyen, a título personal y con un sinfín de matizaciones, consideraba «comprensible y apropiado tener esta discusión ahora». Sin embargo, fuentes diplomáticas explicaron que este asunto apenas se trató. «Fue mencionado por un par de líderes, pero no estuvo en el corazón del debate», aseguraron.
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