Dario Menor
corresponsal en Roma
Domingo, 3 de octubre 2021
Ocho personas murieron ayer en San Donato, a las afueras de Milán, al estrellarse el avión privado en el que acababan de despegar unos minutos antes y con el que pretendían viajar hasta Olbia, en Cerdeña. El piloto y los pasajeros, todos ellos de nacionalidad ... rumana y entre los que había un niño de corta edad, fallecieron en el impacto contra un edificio que fue presa de las llamas. Afortunadamente el inmueble se encontraba vacío en ese momento porque estaba siendo reformado, según informaron los bomberos. El incendio provocó que algunos vehículos aparcados en la zona resultaron dañados, aunque no hubo que lamentar ulteriores daños personales.
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Tanto la Fiscalía de Milán como la Agencia Nacional para la Seguridad Aérea de Italia abrieron una investigación para esclarecer lo sucedido. «El avión hizo un viraje después de despegar, por lo que probablemente el piloto se dio cuenta de que había alguna anomalía», comentó Carlo Cardinali, miembro de los bomberos de la capital lombarda. La fiscal Tiziana Siciliana explicó por su parte que el radar registró el inicio del vuelo, pero el aparato, un Pilatus Pc-12, desapareció poco después de la señal.
«No parece que lanzaran la alarma, pero sí que comunicaron a la torre de control que había una anomalía», declaró la fiscal. Será determinante para aclarar los motivos del accidente la información que pueda conseguirse de la caja negra, que ya ha sido recuperada del lugar donde se produjo el incidente. Según detalló Cardinali, el impacto fue «extremadamente violento, hubo una explosión y las partes del aparato salieron despedidas en diversos puntos».
El piloto fallecido era una persona muy conocida en Rumanía. Se trata de Dan Petrescu, de 68 años, uno de los hombres más ricos de su país por sus negocios inmobiliarios. Tenía además la nacionalidad alemana, como también le ocurría a su hijo, de 30 años y muerto igualmente en el accidente. Las otras víctimas son la esposa de Petrescu, de 65 años, y cinco personas cuya identidad aún no se ha hecho pública aunque se sabe que provenían también de Rumanía. En ese grupo había un niño de pocos años.
«Primero escuchamos como un zumbido proveniente del cielo. Luego una explosión, que parecía una bomba, y la tierra tembló», relató a la agencia Adnkronos Mina Ishak, dueño de una pizzería ubicada en los alrededores del lugar donde tuvo lugar el accidente. «Fuimos de los primeros en llegar al lugar, donde todo estaba ardiendo. Vi el cuerpo de un niño y también el de otra persona. Fue impresionante». Edoardo, un estudiante universitario que esperaba el autobús en una parada cercana cuando se produjo el choque entre el avión y el edificio, contó por su parte que la gente «echó a correr» al producirse la explosión. «El avión pasó por encima de mí. Estaba muy cerca. E inmediatamente después se oyó un golpe muy fuerte. Pasó todo muy rápido», declaró el joven.
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